“ENTRE MUJERES INSURGENTES Y REVOLUCIONARIAS”
FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES
UNAM
Jueves 29 de abril. Mujeres insurgentes
- Josefina Hernández Téllez. La educación femenina en 1810
- Layla Sánchez Kuri. Presencia femenina en la Independencia.
- Elvira Hernández Carballido. Leona Vicario, la corresponsal de los insurgentes.
- Rosalinda Sandoval Orihuela. Los taconazos de Doña Josefa
Moderador: Vicente Castellanos Cerda
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Salón 12 Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
Viernes 30 de abril. Mujeres revolucionarias
- Rosa María Valles Ruiz. Periodista y feminista: Hermila Galindo
- Elsa Lever M. El Universal y las mujeres periodistas
- Gloria Hernández Jiménez. Mujeres, revolución y fotografía
- Francisca Robles. Los corridos y la presencia femenina
Moderadora: Noemí Luna García
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Sala Lucio Mendieta, Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
EDICION DE SEPTIEMBRE 2006
Por Elsa Lever M. Periodista, feminista y académica Septiembre es el mes de la patria. De esta patria nuestra, de los hombres y las mujeres de México, que se encuentra viviendo inéditos momentos en cuanto a política y movilización social se refiere. En estos días el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación emitirá las dos resoluciones más difíciles en su existencia: la declaración de validez o no de la elección del 2 de julio, y la declaración de presidente electo, en su caso. Estos meses han resultado sumamente difíciles para todo el país, pero sin duda han sentado precedente de la capacidad de organización y movilización que puede lograr la sociedad cuando considera que sus derechos han sido pisoteados, sea esta percepción real o no; compartida o no por el resto. Ante un proceso electoral de sobra cuestionable, es normal e incluso aplaudible que la sociedad se manifieste en contra; pida las revisiones necesarias y exija las rectificaciones pertinentes. Sólo limpiando los procesos -sean de la naturaleza que sean- podremos establecer vínculos sociales de respeto, armonía y solidaridad. Sólo limpiando los procesos podremos establecer las bases para el intercambio y la negociación. En el momento -y esto lo sabemos de sobra en nuestra vida cotidiana- en que se ensucian los procesos; se engaña; se miente, y se saca provecho del daño ocasionado, entonces las condiciones de respeto, armonía, solidaridad, intercambio y negociación se rompen, se resquebrajan y se pierde toda oportunidad para el diálogo. Desafortunadamente hemos estructurado todo de tal manera que el destino de una nación, y de sus más de 100 millones de habitantes, depende de unas cuantas personas. Sin duda urge una transformación de nuestras instituciones. Pero como a éstas las creamos los hombres y mujeres de México, la responsabilidad va más allá: urge que nos transformemos a nosotros mismos, a nosotras mismas. Septiembre es el mes de la patria, y también el de algunas fechas importantes que dan pie a algunos de los textos de esta edición, como lo es el día 4 de septiembre de 1791, cuando salió a la luz la obra de Olympia de Gouges, la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. Aquí podrás leer no sólo sobre Olympia, sino también el contenido del documento. En la sección Canciones para Reflexionar está la letra de la canción Ella, de Bebe, grabada en España y que nos revela a una mujer que se quita "telarañas", que "ha roto sin pudores la reglas marcadas", y que comprende que "el miedo se puede romper con un solo portazo". Asimismo, un tema que me tenía con pendiente desde el mes pasado era el de la educación, pues muchas mujeres citadas en las efemérides estaban relacionadas con la labor magisterial. Ahora pueden leer el texto Educación y Equidad de Género, colaboración de María Teresa Espinosa Ponce, una joven estudiante de pedagogía que me ha dado un enorme gusto conocer "virtualmente" en la blogósfera por su compromiso con el feminismo y el cambio social. La presente es una edición breve, pero deseo les sea útil. Espero que el próximo mes tenga el tiempo suficiente para entregarles una novedad para cada sección. Hasta entonces. » Lee el texto completo... |
Educación y equidad de género
Por María Teresa Espinosa Ponce
Estudiante de Pedagogía en la UNAM Desde el siglo pasado se intentó incluir en las escuelas primarias una perspectiva de género más abierta, pero sería interesante saber si realmente la sociedad (a través de la escuela en particular) pudo preparar un “nuevo tipo de hombres”, si a través de los años se ha logrado vindicar el papel de la mujer en la sociedad. ¿Existen hoy en día entre hombres y mujeres sentimientos de consideración y respeto mutuo? ¿Hemos comprendido que somos iguales (ojo: no somos idénticos), y por lo tanto deberíamos tener los mismos derechos y obligaciones? Indudablemente se han logrado algunos avances en cuanto a la equidad de género. Por ejemplo, la participación de las mujeres en la ciencia se ha incrementado, “en días recientes se realizó en (nuestro país) la 2ª Conferencia Ciencia Mujer 2006, Latinoamericanas en las Ciencias Exactas y de la Vida, que reunió a más de dos centenas de científicas de ocho países de la región” (Zárate, 2006, p. 8). Pero en esta conferencia, aparte de la presentación de diversos proyectos, se planteó parte de la situación y participación de las mujeres en las diferentes áreas de conocimiento. Algo constantemente mencionado a lo largo de la plática fue que el contexto cultural generalmente determina roles, y por lo tanto crea estereotipos. Por ejemplo, a la mujer suele asignársele los quehaceres domésticos y a los hombres por su parte la manutención del hogar. De esta manera, Olga Bustos Romero, investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que por ejemplo, si a los niños y niñas se les dice que hay carreras “apropiadas” para cada sexo, éstos terminan creyendo que es cierto. Y añadió que los estereotipos suelen ser reforzados por diversos componentes sociales: la familia, la escuela, los medios de comunicación, la Iglesia, el Estado… Casualmente, la doctora Silvia Torres, investigadora del Instituto de Astronomía, también indicó que la familia, al ser uno de los principales transmisores de valores, afecta no sólo el elegir una profesión, sino todo un estilo de vida. Considera que el problema se gesta en la familia, por lo que debería promoverse desde este núcleo el que las mujeres participen en todas las actividades, al igual que los hombres. O sea que la igualdad debe empezar en la familia y ser trasladada a la escuela (Zárate, 2006). Habría que cuestionarse qué tanto difiere lo dicho por la doctora Silvia Torres con lo que se dijo casi hace un siglo respecto al mismo tema, seguramente no demasiado. Ahora bien, de acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) (2001), su preocupación por la no discriminación y por la igualdad de oportunidades entre los sexos en la educación surge como respuesta a las demandas del país especialmente de la última década. Aunque como ya lo mencioné, esta preocupación tiene sus raíces en las primeras décadas del siglo XX. Como sea, en México se han producido circunstancias sociales, económicas, culturales y políticas que han llevado a poner en evidencia el sexismo presente en el ámbito educativo (y en muchos otros). Esto ha conducido a querer terminar con esta situación. Entre estas circunstancias, se encuentra la actual concepción de la educación como un sistema democrático, igualitario y obligatorio, cuyo objetivo es formar a los futuros ciudadanos. Es decir, la educación es concebida como un derecho que todos deben disfrutar; el Estado se encarga de regularlo a través de su sistema estructurado de escolarización. “La transformación del sistema de educación para la nueva época implica otra cultura de lucha por la libertad y la equidad. Esa lucha no necesariamente tiene que caer en un igualitarismo imposible y contrario al desarrollo de sociedades complejas. Tendrá que profundizar en el problema de las inequidades, y en la disminución creciente de las relaciones inequitativas” (González, 1998). Por esto, supuestamente el Inmujeres (2001) trabaja en comunión con la Secretaría de Educación Pública (SEP) y con algunas universidades para promover espacios de reflexión sobre la construcción de género, así como acciones que repercutan de manera positiva en la población. Y digo supuestamente, porque no siempre se llevan a cabo todos los proyectos, a veces por falta de material, y otras porque los mismos maestros no están capacitados para abordar el tema. De cualquier manera, el Inmujeres intenta plantear nuevas formas de relacionarse y conducirse entre personas de sexos diferentes, las cuales conforman en un principio la identidad: ser mujer u hombre. Pero,“mientras no se incorpore a los varones en la reflexión sobre el género y sobre las formas abiertas y sutiles de dominación y discriminación, difícilmente éstas dejarán de existir. Quienes tenemos confianza en la educación consideramos que, de proponérselo, la escuela puede modificar culturalmente las relaciones entre los sexos. Pero al menos estoy convencida de que esto debe hacerlo con los niños y con las niñas, con los maestros y con las maestras, con los y las adolescentes, juntos y por separado. Sólo así concibo la pedagogía de la transformación y la esperanza de la que nos hablan Freire, y Giroux” (Schmelkes, 1999). Por otra parte, algo que me parece importante esclarecer es el término género. El Inmujeres (2001a) lo define como el “conjunto de ideas, creencias, representaciones y atribuciones sociales construidas en cada cultura tomando como base la diferencia sexual”. Sin embargo se le ha dado un uso equívoco a este término, reduciéndolo a un concepto asociado con el estudio de aspectos relativos a las mujeres (Inmujeres, 2001a). “Es importante señalar que el género se refiere tanto a hombres como a mujeres, que la definición de femineidad se hace en contraste con la de masculinidad, por lo que género se refiere a aquellas áreas -tanto estructurales como ideológicas- que comprenden relaciones entre los sexos” (Inmujeres, 2001a). En resumen, para utilizar la categoría de género sólo hay que pensar si de lo que queremos hablar se trata de algo construido socialmente (género: valoración cultural) o biológico (con relación al sexo: hombre o mujer) (Inmujeres, 2001a). Identidad de género. Este término generalmente suele confundirse con el de igualdad o equidad de género, sin embargo la identidad de género se establece alrededor de los dos años, cuando el niño comienza a hablar y es anterior al conocimiento de la diferencia anatómica entre los sexos. “El niño comienza a estructurar su experiencia vital alrededor del género que se le ha asignado” (Inmujeres, 2001a). O sea, tendrá actitudes, comportamientos, juegos, etc. de “niño” o de “niña”; y una vez adquirida es imposible cambiarla, pues el niño o la niña se asumen como pertenecientes al grupo de los hombres o de las mujeres y aceptan o rechazan sin cuestionamientos tareas o juguetes porque son “propias de su género” (Inmujeres, 2001a). “Un (…) estudio, de Jordan, plantea que la escuela no puede prescindir de la identidad de género, ni ignorarla, ni tratarla como secundaria. Los niños y las niñas llegan a la escuela con ella. Y de la escuela depende señalar qué corresponde a uno y a otra. Lo que Jordan encuentra —y que parece por demás interesante— es que para los niños hay mucha mayor necesidad de no ser femeninos que en las niñas de no ser masculinas. La escuela favorece que lo masculino se defina como lo no femenino. Los niños 'peleoneros', la personalidad 'guerrera', por ahí resuelven su angustia de identidad de género (los niños son más 'latosos' que las niñas en la escuela). Pero los niños tranquilos se angustian porque no pueden definir su género por lo no femenino —las niñas participan en todo—. La definición negativa de lo masculino (por lo que no es femenino) degrada y subordina lo femenino. Por eso la escuela no sexista no ha logrado modificar la virulencia del antagonismo hacia las niñas. Y la autora sostiene que el punto focal de las políticas no sexistas tendría que desplazarse de la supresión del reconocimiento de las diferencias de género a la evaluación y modificación de las definiciones de género disponibles y construidas por los niños y las niñas” (Schmelkes, 1999). Igualdad y diferencia. A veces resulta bastante complejo el uso de los conceptos de igualdad y diferencia en relación con los hombres y mujeres, pues “las personas somos iguales en tanto seres humanos y diferentes en tanto sexos” (Inmujeres, 2001a). En otras palabras, la diferencia se produce sola; la igualdad hay que construirla, es un ideal ético. “La igualdad significa ignorar las diferencias entre los individuos para un propósito particular o en un contexto específico” (Inmujeres, 2001a). Esto supone un acuerdo social para considerar a personas diferentes como equivalentes (es decir, no idénticas), para un propósito dado. Por lo tanto, la igualdad depende de reconocer la existencia de la diferencia: si fuéramos idénticos no habría necesidad de pedir igualdad. De ahí que esta se defina como una indiferencia deliberada frente a diferencias específicas (Inmujeres, 2001a). De esta manera, “la verdadera equidad entre mujeres y hombres significa alcanzar la igualdad con el reconocimiento de la diferencia” (Conmujer, 1999, citado en Inmujeres, 2001a). “La diferencia no se concibe como antónimo de igualdad. El antónimo de igualdad es desigualdad. La diferencia, y su reconocimiento, es condición para la igualdad” (Schmelkes, 1999). Después de todo, me resulta un tanto incomprensible por qué si la sociedad necesita de la participación activa y plena de todos sus miembros para progresar, se niega la posibilidad de enriquecerse segregando a una gran parte de la población femenina. Porque si bien (específicamente en el campo educativo a nivel licenciatura) el ingreso de mujeres ha crecido notablemente, también es cierto que “aún existen muchas trabas para que puedan desempeñar su carrera o para que alcancen puestos directivos” (Zárate, 2006, p. 9). Puede decirse que varios factores limitan la participación de las mujeres en la toma de decisiones, por ejemplo la discriminación, la interrupción de los estudios profesionales, etc. Por lo tanto, para que la situación sea más favorable para todos (no sólo para las mujeres), la sociedad en general debe generar vastos cambios respecto a la visión presente de la participación de las mujeres en todos los ámbitos. Como dice Zárate (2006) asertivamente: “Es necesario que se pase del discurso a los hechos concretos en todos los ámbitos para alcanzar una auténtica equidad de género” (p. 9). En conclusión, los cambios sociales no son sólo responsabilidad de la escuela, sino de todas las partes que componen a la sociedad, como la familia, el Estado, e incluso la Iglesia. Algo evidente es que se han planteado varias cuestiones respecto a la equidad de género desde hace tiempo, pero que por diversos factores, no se han llevado a la práctica, por lo que es importante tomar conciencia de que tenemos que abrir nuestra mente al cambio para crecer, ya que el tener relaciones más equitativas entre ambos sexos, nos favorecería a todos. Creo que uno de los aportes que puede hacer la pedagogía en esta materia, es que a través de nuevos programas dinámicos logremos transmitir la información básica del tema, y que la gente se interese en éste, ya que en mi opinión es un tema que nos atañe a todos como seres sociales que somos. Asimismo, me parece que podemos lograr que la educación que se imparta sea más efectiva respecto a despertar la conciencia de la gente, ya que el tema de la equidad de género se interrelaciona con varios rubros de la vida cotidiana como el laboral, el social, la familia, la escuela, etc., por lo que es importante que varios especialistas de otros campos científicos actúen en conjunto para mejorar la situación presente y futura. Definitivamente es necesario buscar un camino intermedio, de negociación y diálogo para decidir qué es lo mejor para la sociedad en general, no sólo en materia educativa, sino en cada aspecto de la vida cotidiana. Referencias González, P. (1998). “Educación, trabajo y democracia”. En Perfiles Educativos, publicación trimestral del Centro de Estudios sobre la Universidad, No. 79-80, Año 1998. Extraído el 12 de junio de 2006, desde: http://www.cesu.unam.mx/iresie/revistas/perfiles/perfiles/79-80-html/Frm.htm Instituto Nacional de las Mujeres. (2001). “Conócenos” y “Educación”. En Instituto Nacional de las Mujeres. Extraído el 10 de junio de 2006 desde: http://www.inmujeres.gob.mx/pprincipal/index.html Instituto Nacional de las Mujeres. (2001a). “Glosario”. En Observatorio de los Medios de Comunicación (Inmujeres). Extraído el 11 de junio de 2006 desde: http://www.inmujeres.gob.mx/observa/cafe/index.htm Schmelkes, S. (1999). “Géneros y prófugos. Feminismo y educación”. En Perfiles Educativos, publicación trimestral del Centro de Estudios sobre la Universidad, No.85-86, Año 1999. Extraído el 12 de junio de 2006, desde: http://www.cesu.unam.mx/iresie/revistas/perfiles/perfiles/85-86-html/Frm.htm Zárate, Y. (2006, Junio 1º). “Mujeres en la ciencia”. En boletín informativo de la Coordinación de la Investigación Científica, El faro, luz de la ciencia (p. 8-9). Año VI, Número 63. México: Reproducciones Fotomecánicas. » Lee el texto completo... |
Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana
Por Redacción de MujeresNet El 4 de septiembre de 1791, en plena Revolución Francesa, la actriz y dramaturga Olympe (Olympia u Olimpia) de Gouges (1748-1793) hace pública la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, en réplica a la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano (1789), por considerar que excluía a las mujeres. Opositora a Robespierre, fue acusada de sediciosa y “monárquica”, siendo condenada a morir en la guillotina en 1793. Mujer campesina y analfabeta, emigró a París y se convirtió en escritora. Se codeó con la élite intelectual de la época y se involucró con los círculos revolucionarios que escribieron la Declaración de Derechos del Hombre y redactó su Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, cuya defensa le costó perder la vida en la guillotina en 1793 y sus compañeras fueron recluidas en hospicios para enfermos mentales, convirtiéndose así en una de las primeras mártires de la causa y los movimientos feministas. Olympia de Gouges era su seudónimo, pues su verdadero nombre fue Marie Gouze; nació el 7 de mayo de 1748 en Mountauban, Francia, como hija natural de Olimpia Mouisset y Jacques de Pompignan. Poco se sabe de su infancia, sólo que recibió una pobre educación en su ciudad origen y que era una mujer de gran belleza. Sin más recursos que ésta, llegó a París donde se transformó en activa participante de la Revolución Francesa. Pese a su limitada educación, Olympia de Gouges es una de las precursoras del feminismo que escribió numerosas obras de teatro, novelas y ensayos político-sociales; dirigió el periódico L' Impatient, fundó la Société populaire de femmes y en 1791 redactó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. Aguda como pocas, Olympia ve la necesidad de agrupar a las mujeres para unir fuerzas y exigir la tan anhelada igualdad. A sabiendas de que ello no era tarea fácil, funda los Clubes de Mujeres los cuales –por orden de la asamblea– son cerrados dos años después de su aparición y tres días después la conducen a la guillotina: el 3 de noviembre de 1793. En los Clubes, Olympia promovía la independencia de las mujeres como ciudadanas y su capacidad para tener un juicio crítico sobre todos los aspectos de la vida: similares a los de los hombres. La Sociedad de Mujeres Republicanas y Revolucionarias, a través de Olympia de Gouges, en 1789 pide una Declaración de Derechos de la Mujer y crean periódicos como El impaciente para reivindicar su condición. En el desarrollo del proceso revolucionario las mujeres conquistaron la supresión del derecho de primogenitura y abolición de los privilegios de masculinidad, obtuvieron igual derecho de sucesión que los varones y consiguieron el divorcio. Su participación combatiente dio algunos frutos. Pero contenido el gran impulso revolucionario, a las mujeres se les niega el acceso a los clubes políticos, se combate su politización y se las recrimina predicando su vuelta al hogar. DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DE LA MUJER Y DE LA CIUDADANA (1789) "Hombre, ¿eres capaz de ser justo? Una mujer te hace esta pregunta; por lo menos no le privarás ese derecho. Dime, ¿qué te da imperio soberano para oprimir a mi sexo?. ¿Tu fuerza?. ¿Tus talentos?. Observa al Creador en su sabiduría, observa en toda su grandiosidad esa naturaleza con la cual parece que quieres estar en armonía, y dame, si te atreves, un ejemplo de su imperio tiránico. Dirígete a los animales, consulta los elementos, estudia las plantas, finalmente echa un vistazo a todas las modificaciones de la materia orgánica, y ríndete a la evidencia cuando yo te ofrezca los medios; busca, prueba, y distingue, si tu puedes, los sexos en la administración de la naturaleza. Allí donde mires los encontrarás mezclados, en todas partes cooperan en harmoniosa unión en esta obra maestra inmortal. El hombre ha levantado sólo sus circunstancias excepcionales desde un principio. Extraño, ciego, hinchado con la ciencia y degenerado -en un siglo de ilustración y sabiduría- en la ignorancia más crasa, él quiere ordenar como un déspota a un sexo que está en la plena posesión de sus facultades intelectuales; él finge para gozar la Revolución y reclamar sus derechos a la igualdad sin decir nada más acerca de ello..." DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DE LA MUJER Y DE LA CIUDADANA Para ser decretados por la Asamblea nacional en sus ultimas sesiones o en la próxima legislatura. PREÁMBULO Las madres, hijas, hermanas, representantes de la nación, piden que se las constituya en asamblea nacional. Por considerar que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos de la mujer son las únicas causas de los males públicos y de la corrupción de 105 gobiernos, han resuelto exponer en una declaración solemne, los derechos naturales, inalienables y sagrados de la mujer a fin de que esta declaración, constantemente presente para todos los miembros del cuerpo social les recuerde sin cesar sus derechos y sus deberes, a fin de que los actos del poder de las mujeres y los del poder de los hombres puedan ser, en todo instante, comparados con el objetivo de toda institución política y sean más respetados por ella, a fin de que las reclamaciones de las ciudadanas, fundadas a partir de ahora en principios simples e indiscutibles, se dirijan siempre al mantenimiento de la constitución, de las buenas costumbres y de la felicidad de todos. En consecuencia, el sexo superior tanto en belleza como en coraje, en los sufrimientos maternos, reconoce y declara, en presencia y bajo 105 auspicios del Ser supremo, los Derechos siguientes de la Mujer y de la Ciudadana. ARTÍCULO PRIMERO La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos, Las distinciones sociales sólo pueden estar fundadas en la utilidad común. ARTÍCULO SEGUNDO El objetivo de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles de la Mujer y del Hombre; estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y, sobre todo, la resistencia a la opresión. ARTÍCULO TERCERO El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación que no es más que la reunión de la Mujer y el Hombre: ningún cuerpo, ningún individuo, puede ejercer autoridad que no emane de ellos. ARTÍCULO CUARTO La libertad y la justicia consisten en devolver todo lo que pertenece a los otros; así, el ejercicio de los derechos naturales de la mujer sólo tiene por límites la tiranía perpetua que el hombre le opone; estos límites deben ser corregidos por las leyes de la naturaleza y de la razón. ARTÍCULO QUINTO Las leyes de la naturaleza y de la razón prohíben todas las acciones perjudiciales para la Sociedad: todo lo que no esté prohibido por estas leyes, prudentes y divinas, no puede ser impedido y nadie puede ser obligado a hacer lo que ellas no ordenan. ARTÍCULO SEXTO La ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las Ciudadanas y Ciudadanos deben participar en su formación personalmente o por medio de sus representantes. Debe ser la misma para todos; todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, por ser iguales a sus ojos, deben ser igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según sus capacidades y sin más distinción que la de sus virtudes y sus talentos. ARTÍCULO SÉPTIMO Ninguna mujer se halla eximida de ser acusada, detenida y encarcelada en los casos determinados por la Ley. Las mujeres obedecen como los hombres a esta Ley rigurosa. ARTÍCULO OCTAVO La Ley sólo debe establecer penas estricta y evidentemente necesarias y nadie puede ser castigado más que en virtud de una Ley establecida y promulgada anteriormente al delito y legalmente aplicada a las mujeres. ARTÍCULO NOVENO Sobre toda mujer que haya sido declarada culpable caerá todo el rigor de la Ley. ARTÍCULO DÉCIMO Nadie debe ser molestado por sus opiniones incluso fundamentales; la mujer tiene el derecho de subir al cadalso; debe tener también igualmente el de subir a la Tribuna con tal que sus manifestaciones no alteren el orden público establecido por la Ley. ARTÍCULO DECIMOPRIMERO La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos más preciosos de la mujer, puesto que esta libertad asegura la legitimidad de los padres con relación a los hijos. Toda ciudadana puede, pues, decir libremente, soy madre de un hijo que os pertenece sin que un prejuicio bárbaro la fuerce a disimular la verdad; con la salvedad de responder por el abuso de esta libertad en los casos determinados por la Ley. ARTÍCULO DECIMOSEGUNDO La garantía de los derechos de la mujer y de la ciudadana implica una utilidad mayor; esta garantía debe ser instituida para ventaja de todos y no para utilidad particular de aquellas a quienes es confiada. ARTÍCULO DECIMOTERCERO Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración, las contribuciones de la mujer y del hombre son las mismas; ella participa en todas las prestaciones personales, en todas las tareas penosas, por lo tanto, debe participar en la distribución de los puestos, empleos, cargos, dignidades y otras actividades. ARTÍCULO DECIMOCUARTO Las Ciudadanas y Ciudadanos tienen el derecho de comprobar, por sí mismos o por medio de sus representantes, la necesidad de la contribución pública. Las Ciudadanas únicamente pueden aprobarla si se admite un reparto igual, no sólo en la fortuna sino también en la administración pública, y si determinan la cuota, la base tributaria, la recaudación y la duración del impuesto. ARTÍCULO DECIMOQUINTO La masa de las mujeres, agrupada con la de los hombres para la contribución, tiene el derecho de pedir cuentas de su administración a todo agente público. ARTÍCULO DECIMOSEXTO Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada, ni la separación de los poderes determinada, no tiene constitución; la constitución es nula si la mayoría de los individuos que componen la Nación no ha cooperado en su redacción. ARTÍCULO DECIMOSÉPTIMO Las propiedades pertenecen a todos los sexos reunidos o separados; son, para cada uno, un derecho inviolable y sagrado; nadie puede ser privado de ella como verdadero patrimonio de la naturaleza a no ser que la necesidad pública, legalmente constatada, lo exija de manera evidente y bajo la condición de una justa y previa indemnización. EPÍLOGO Mujer, despierta; el rebato de la razón se hace oír en todo el universo; reconoce tus derechos. El potente imperio de la naturaleza ha dejado de estar rodeado de prejuicios, fanatismo, superstición y mentiras. La antorcha de la verdad ha disipado todas las nubes de la necedad y la usurpación. El hombre esclavo ha redoblado sus fuerzas y ha necesitado apelar a las tuyas para romper sus cadenas. Pero una vez en libertad, ha sido injusto con su compañera. Oh, mujeres! ¡Mujeres! ¿Cuando dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis obtenido de la revolución? Un desprecio más marcado, un desdén más visible. [...] Cualesquiera sean los obstáculos que os opongan, podéis superarlos; os basta con desearlo. Maria de Gouges/Olímpia de Gouges (1789). Tomado de Mujeres Olvidadas -------------- Para leer más: Historia Contemporánea Rebelión.Org "Por los legítimos derechos de la mujer" MalosTratos.Org Citas de De Gouges en Ciudad de Mujeres Mujeres Olvidadas » Lee el texto completo...
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Se abordan temas, información y noticias sobre educación (diplomados, seminarios, talleres, escuelas, cursos, maestrías), tesis, libros y librerías, bibliotecas en línea, editoras, salud, campañas, publicidad, psicología, derecho, tecnología, tic, blogs, discapacidad, autoestima, empoderamiento, trabajo, deporte, política, cine, arte, música, películas, ciudadanía, cuerpo, maternidad, paternidad, familias, adultas mayores, economía, migración, pobreza, relaciones de pareja, violencia y mucho más.
Quédate y aprende. Y a la información acompáñala de la acción. Emily Dickinson decía que 'ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie'.
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