“ENTRE MUJERES INSURGENTES Y REVOLUCIONARIAS”
FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES
UNAM
Jueves 29 de abril. Mujeres insurgentes
- Josefina Hernández Téllez. La educación femenina en 1810
- Layla Sánchez Kuri. Presencia femenina en la Independencia.
- Elvira Hernández Carballido. Leona Vicario, la corresponsal de los insurgentes.
- Rosalinda Sandoval Orihuela. Los taconazos de Doña Josefa
Moderador: Vicente Castellanos Cerda
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Salón 12 Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
Viernes 30 de abril. Mujeres revolucionarias
- Rosa María Valles Ruiz. Periodista y feminista: Hermila Galindo
- Elsa Lever M. El Universal y las mujeres periodistas
- Gloria Hernández Jiménez. Mujeres, revolución y fotografía
- Francisca Robles. Los corridos y la presencia femenina
Moderadora: Noemí Luna García
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Sala Lucio Mendieta, Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
¿Aparecerán los feminicidios en las campañas?
Por Juan Pablo García Vallejo
Sociólogo y periodista cultural. Premio Nacional de Prevención en VIH otorgado por el Conasida en 1993; reconocimiento al Periodismo Cultural Regional Fernando Benítez de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la Universidad de Guadalajara y Conaculta en 1998; premio nacional de Periodismo del Club de Periodista Filomeno Mata en 2004. Es autor del libro "La Sociedad gandalla. De la Utopía a la Distopia", ediciones Casa Vieja, 2001, y editor del suplemento "La Tinta Suelta".
La violencia contra las mujeres en el Estado de México sigue lamentablemente su carrera creciente y casi se le compara ya con lo que sucedió y sigue sucediendo en Ciudad Juárez, del estado de Chihuahua, donde luego del asesinato y desaparición de cientos de mujeres se comenzó a sensibilizar a la población creando muchas ONG de denuncia y defensa de los derechos de las mujeres. Y ante la impotencia, ineficacia y derrota de la justicia de ese estado, la élite del poder mejor prefirió solucionarlo con el fútbol, con la creación del equipo Indios en esa ciudad fronteriza.
La violencia contra las mujeres como fenómeno contemporáneo comenzó a ser analizado en Inglaterra cuando algunas mujeres iniciaron una campaña contra la violencia y hostigamiento sexual que padecían las obreras en sus centros de trabajo, pero luego se dieron cuenta que formas de violencia eran múltiples (psicológica, económica, física, sexual y verbal) y que estaban presentes fuera y dentro del hogar, en todos lados: en los medios de comunicación, en los hogares, las escuelas, las distintas iglesias etc. Del primer mundo su visibilización pasó a todo el resto del mundo hasta llegar a crear el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres.
Ahora que comienza la temporada de jauja de la clase política trepadora mexiquense a puestos de elección popular es bueno preguntarles a los más de 10 mil aspirantes a esos cargos si incorporarán la problemática creciente de feminicidios en el Estado de México en su plataforma electoral, o sólo la negarán, la invisibilizarán y protegerán viciosamente a una justicia ineficaz.
Mientras que la mercadotecnia electoral nos pone a personajes bonitos sin discurso sólido ni madera de estadista en partidos renovados como los candidatos adecuados al gobierno, la población padece formas de violencia extrema como los homicidios en los hogares de muchas mujeres mexiquenses producto del sexismo, la misoginia y la hegemonía falocéntrica.
¿A quién le importa el incremento de asesinatos de mujeres en los municipios conurbados del Estado de México? ¿Por qué la justicia mexiquense no hace nada efectivo? ¿Por qué los asesinatos siguen impunes? ¿Qué valiente candidato o candidata incorporará la violencia contra las mujeres en su oferta política electoral?
En el Estado de México en los últimos cinco años se han cometido cerca de 600 homicidios contra las mujeres y nadie hace nada para parar este auge de feminicidios en varios municipios mexiquenses como Ecatepec de Morelos, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, Chimalhuacán, Toluca, Naucalpan y muchos otros. La formula fácil de crear fiscalías especiales no resuelve ningún problema ni masacres colectivas, ni magnicidios ni feminicidios, sólo da tiempo a los políticos para salir al paso y saltar a otro puesto de elección popular y en perjuicio de los ciudadanos y ciudadanas.
Las condiciones de vida en estos municipios son el caldo de cultivo para generar respuestas violentas contra las mujeres pues el precarismo, el deterioro de las condiciones de vida, la falta de recursos y oportunidades cierran los horizontes para cualquier desarrollo personal pleno. Si es cierto, la violencia contra las mujeres está en todas las clases sociales, pero en los pobres se presenta con mayor frecuencia; esta problemática ya no es un asunto privado sino de salud pública.
Siempre he pensado que los feminicidios de Ciudad Juárez fueron planeados desde el poder como un instrumento de distracción mientras se preparaba el retorno del PRI al gobierno federal, es decir, que buscaron un sector socialmente vulnerable para que también socialmente se fuera creando toda una tragedia nacional que nadie ha podido solucionar hasta ahora.
Los habitantes de esa ciudad fronteriza, acostumbrados a los tradicionales decesos cotidianos de decenas de espaldas mojadas o braceros ilusionados con conseguir una vida digna porque aquí se mueren de hambre, ya no asombraban a nadie, así que al poco tiempo estas víctimas fueron reemplazados por los mexicanos muertos engañados por el poder y el dinero del narcotráfico y, finalmente, y por desgracia, se encontró a un sector socialmente vulnerable y que no se podía defender: las jóvenes obreras de las maquilas que viven en los asentamientos irregulares, esas jóvenes chaparritas, de cabellos largos y cinturas prominentes fueron las víctimas elegidas por la tanatocracia mexicana.
Las asesinadas de Juárez es uno de los fenómenos más originales creados en México porque todo lo demás, la transparencia del gobierno, los debates presidenciales, las playas para pobres, las pistas de hielo, los museos nómadas, el metrobús, la regeneración de centros históricos fueron copiados de otros países y aquí se presentan como las últimas maravillas para el progreso del país.
En La Tinta Suelta hemos publicado muchos ensayos sobre las asesinadas de Ciudad Juárez para visibilizar esta grave problemática para sensibilizar a la sociedad mexicana de que estos homicidios no queden impunes o que la población ya no se deje manipular por campañas sentimentales cuando lo que se necesita es mejorar directamente las condiciones de vida y de trabajo de millones de mexicanos. Luego ya las asesinadas de Juárez se convirtió una mercancía cultural donde todos querían sacar provecho económico con el dolor ajeno, mientras que las madres de las jóvenes asesinadas sólo pedían castigo a los culpables.
La justicia para los pobres y para las mujeres en el Estado de México no existe, pues se crean fiscalías especiales con mujeres sumisas que se alinean al poder masculino y les dan la espalda a sus compañeras de género.
Sociólogo y periodista cultural. Premio Nacional de Prevención en VIH otorgado por el Conasida en 1993; reconocimiento al Periodismo Cultural Regional Fernando Benítez de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la Universidad de Guadalajara y Conaculta en 1998; premio nacional de Periodismo del Club de Periodista Filomeno Mata en 2004. Es autor del libro "La Sociedad gandalla. De la Utopía a la Distopia", ediciones Casa Vieja, 2001, y editor del suplemento "La Tinta Suelta".
La violencia contra las mujeres en el Estado de México sigue lamentablemente su carrera creciente y casi se le compara ya con lo que sucedió y sigue sucediendo en Ciudad Juárez, del estado de Chihuahua, donde luego del asesinato y desaparición de cientos de mujeres se comenzó a sensibilizar a la población creando muchas ONG de denuncia y defensa de los derechos de las mujeres. Y ante la impotencia, ineficacia y derrota de la justicia de ese estado, la élite del poder mejor prefirió solucionarlo con el fútbol, con la creación del equipo Indios en esa ciudad fronteriza.
La violencia contra las mujeres como fenómeno contemporáneo comenzó a ser analizado en Inglaterra cuando algunas mujeres iniciaron una campaña contra la violencia y hostigamiento sexual que padecían las obreras en sus centros de trabajo, pero luego se dieron cuenta que formas de violencia eran múltiples (psicológica, económica, física, sexual y verbal) y que estaban presentes fuera y dentro del hogar, en todos lados: en los medios de comunicación, en los hogares, las escuelas, las distintas iglesias etc. Del primer mundo su visibilización pasó a todo el resto del mundo hasta llegar a crear el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres.
Ahora que comienza la temporada de jauja de la clase política trepadora mexiquense a puestos de elección popular es bueno preguntarles a los más de 10 mil aspirantes a esos cargos si incorporarán la problemática creciente de feminicidios en el Estado de México en su plataforma electoral, o sólo la negarán, la invisibilizarán y protegerán viciosamente a una justicia ineficaz.
Mientras que la mercadotecnia electoral nos pone a personajes bonitos sin discurso sólido ni madera de estadista en partidos renovados como los candidatos adecuados al gobierno, la población padece formas de violencia extrema como los homicidios en los hogares de muchas mujeres mexiquenses producto del sexismo, la misoginia y la hegemonía falocéntrica.
¿A quién le importa el incremento de asesinatos de mujeres en los municipios conurbados del Estado de México? ¿Por qué la justicia mexiquense no hace nada efectivo? ¿Por qué los asesinatos siguen impunes? ¿Qué valiente candidato o candidata incorporará la violencia contra las mujeres en su oferta política electoral?
En el Estado de México en los últimos cinco años se han cometido cerca de 600 homicidios contra las mujeres y nadie hace nada para parar este auge de feminicidios en varios municipios mexiquenses como Ecatepec de Morelos, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, Chimalhuacán, Toluca, Naucalpan y muchos otros. La formula fácil de crear fiscalías especiales no resuelve ningún problema ni masacres colectivas, ni magnicidios ni feminicidios, sólo da tiempo a los políticos para salir al paso y saltar a otro puesto de elección popular y en perjuicio de los ciudadanos y ciudadanas.
Las condiciones de vida en estos municipios son el caldo de cultivo para generar respuestas violentas contra las mujeres pues el precarismo, el deterioro de las condiciones de vida, la falta de recursos y oportunidades cierran los horizontes para cualquier desarrollo personal pleno. Si es cierto, la violencia contra las mujeres está en todas las clases sociales, pero en los pobres se presenta con mayor frecuencia; esta problemática ya no es un asunto privado sino de salud pública.
Siempre he pensado que los feminicidios de Ciudad Juárez fueron planeados desde el poder como un instrumento de distracción mientras se preparaba el retorno del PRI al gobierno federal, es decir, que buscaron un sector socialmente vulnerable para que también socialmente se fuera creando toda una tragedia nacional que nadie ha podido solucionar hasta ahora.
Los habitantes de esa ciudad fronteriza, acostumbrados a los tradicionales decesos cotidianos de decenas de espaldas mojadas o braceros ilusionados con conseguir una vida digna porque aquí se mueren de hambre, ya no asombraban a nadie, así que al poco tiempo estas víctimas fueron reemplazados por los mexicanos muertos engañados por el poder y el dinero del narcotráfico y, finalmente, y por desgracia, se encontró a un sector socialmente vulnerable y que no se podía defender: las jóvenes obreras de las maquilas que viven en los asentamientos irregulares, esas jóvenes chaparritas, de cabellos largos y cinturas prominentes fueron las víctimas elegidas por la tanatocracia mexicana.
Las asesinadas de Juárez es uno de los fenómenos más originales creados en México porque todo lo demás, la transparencia del gobierno, los debates presidenciales, las playas para pobres, las pistas de hielo, los museos nómadas, el metrobús, la regeneración de centros históricos fueron copiados de otros países y aquí se presentan como las últimas maravillas para el progreso del país.
En La Tinta Suelta hemos publicado muchos ensayos sobre las asesinadas de Ciudad Juárez para visibilizar esta grave problemática para sensibilizar a la sociedad mexicana de que estos homicidios no queden impunes o que la población ya no se deje manipular por campañas sentimentales cuando lo que se necesita es mejorar directamente las condiciones de vida y de trabajo de millones de mexicanos. Luego ya las asesinadas de Juárez se convirtió una mercancía cultural donde todos querían sacar provecho económico con el dolor ajeno, mientras que las madres de las jóvenes asesinadas sólo pedían castigo a los culpables.
La justicia para los pobres y para las mujeres en el Estado de México no existe, pues se crean fiscalías especiales con mujeres sumisas que se alinean al poder masculino y les dan la espalda a sus compañeras de género.
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