El cine en uno de los medios de comunicación que más me maravilla, me emociona, me envuelve con sus personajes tan ficticios y como reales; mi buen amigo y periodista cinematográfico, Gerardo Gil Ballesteros lo describe como "la conjunción de todas las artes: el histriónico, literario y, fotográfico" . Desde su punto de vista, el de un estudioso en la materia sería, "un arte nuevo, que se encuentra en pleno desarrollo y que trabaja a la par con la tecnología, además de que su penetración es a nivel popular." Yo, más simplista y hasta romántica diría "luces, sombras, recreaciones de vidas que convergen", detalles que para una gran cantidad de personas pasan inadvertidos a causa de la cotidianidad, pero los cineastas lograr plasmar esos chispazos que dan sentido a la vida.

Además, como los demás medios de comunicación, proyecta conceptos sociales, estereotipos de lo que se "debe ser". Aunque su trascendencia dentro del medio mismo depende de la calidad de las y los actores, el guión, el sonido, las fotografías y todos los elementos que lo forman.

Para la transmisión de los mensajes sólo se necesita que exista la combinación de lenguaje no verbal y verbal, palabras y acciones que llegan a conformar percepciones del mundo, a difundir maneras de actuar y de pensar. Como se puntualiza en el "Manual para el uso no sexista del lenguaje" se logra mantener una idea generalizada de la realidad a través de la lengua "una de las formas más sutiles de transmitir esta discriminación (discriminación por ser mujer) es a través de la lengua, ya que ésta no es más que el reflejo de los valores, del pensamiento, de la sociedad que la crea y utiliza. Nada de lo que decimos en cada momento de nuestra vida es neutro: todas las palabras tienen una lectura de género. Así, la lengua no sólo refleja sino que también transmite y refuerza los estereotipos y roles considerados adecuados para mujeres y hombres en una sociedad. Pensemos en lo que intentan transmitir frases cotidianas como 'vieja, el último', 'lo que valga una mujer, en sus hijos se ha de ver', 'si no me pega, no me quiere', o 'mujer que sabe latín, ni tiene marido ni tiene buen fin'."

¿A qué voy con esta combinación de ideas?

Imagino que cuando Luis Buñuel realizó "Los olvidados", en 1950, no fue con la intensión de perpetuar la pobreza, la violencia que se vivía o se vive en los barrios mexicanos, sino mostrar lo que en la mayoría de las ocasiones dejamos pasar, las injusticias, la falta de oportunidades y la realidad de más de la mitad de la población.

Sin embargo, en la película Susana, demonio y carne, Buñuel enfatizan lo que un hombre y una mujer son, desde su perspectiva. Desarrollando ¿Qué tanta responsabilidad tiene si en el querer transmitir "esa realidad" ayuda a difundir estereotipos sexuales? ¿Cuántos hombres no se sintieron o identificaron con "Don Guadalupe" o el joven "Alberto"? ¿quiénes no vieron en ella a su vecina, amiga, hermana o madre? ¿Cuántos y cuántas pensaron que todas las mujeres que tienen esas caraterísticas físicas deberían ser castigadas? Son cosas que en realidad no podemos medir pero que sin duda ha ayudado a la permanencia de ideas misóginas.

Haciendo un "close up" a la difusión de conceptos machistas es obligado ubicarnos sobre uno de los personajes claves en la vida del cine Mexicano, Pedro Infante.

Todas lo hemos amado y odiado

En los años de la época del cine de oro surgió un personaje que a mexicanas y mexicanos nos ha acompañado como elemento de formación, a través de sus representaciones, Pedro Infante.

Pedrito, ha sido buen padre, romántico amante, sensual conquistador, hombre luchón, busca mantener a sus mujeres contentas, buen amigo, parrandero, en fin todas las facetas que un ser humano puede tener, pinceladas de la personalidad de un mexicano.

En las peliculas que participó se recrean personajes femeninos que muy bien delinean los cautiverios de los que nos platica la Dra. Marcela Lagarde madresposas, monjas, putas, presas y locas. Todas estamos ahí ninguna nos queremos identificar. ¿Dibujar estos personajes ayuda a su desaparición o perpetua su continuidad?

En el programa de internet "Nuestra habitación", conducido por Gabriela Damián, Claudia Silva, Alejandra Espino y Ana Teresa Hernández analizan la figura de Pedro Infante, donde su invitado asegura que en realidad no es él el macho mexicano, sino una reprentación del entorno que en ese entonces vivía México.

Gabriel Amezcua, miembro de "Atrévete DF", experto en masculinidad, asegura que lo que rodeaba a "el personaje" era lo que ayudaba a que se ofertara como un ejemplo para otros hombres, "las mujeres querían ser el objeto de su pasión" y ellos querían escupir y cantar, vestir como él pero, dice el entrevistado, no por ser Pedro, el hombre, si no por ser los personajes de de Pedro. Pensamiento que se contrapone en principios muy básicos con lo que asegura Carlos Monsiváis en su libro "Pedro Infante: las leyes del querer", donde, Monsiváis asegura, Pedro tiene mucho de autobiográfico en sus personajes.

Yo me quedo con la idea de Monsiváis.