Pensé que ya había pasado de moda que en las escuelas pusieran a las y los alumnos a cuidar un huevo, hasta que le tocó a mi hijo el año pasado, cuando cursaba el segundo de secundaria. Yo veía a las estudiantes que los ponían en una caja o una canasta como cuna. Les hacían ropa, gorro y hasta mamila. Para mí, era como promover la maternidad, más que prevenir un embarazo.

Las niñas verdaderamente se sentían responsables de que el huevo llegara sano y salvo -aunque sea podrido- hasta que se cumpliera el plazo señalado, pues ya tenían práctica con sus muñecas y muñecos; en cambio, a los niños no les interesaba si se les caía o estrellaba.

Para mi sorpresa, ese ejercicio forma parte de la materia de Ciencias Sociales de sexto año de primaria, pues en el libro de texto vigente se les advierte a niñas(os) que "cuidar un huevo implica mucha responsabilidad, ahora imagínate si se tratara de un bebé" [1]. Más que un mensaje educativo ese es una advertencia moralista.

El huevo me recordó a los tamagotchis, especie de mascotas virtuales que "mueren" si no las atienden, y otro aparato electrónico con una muñeca que si es abandonada, le reclama a la dueña del juego. También existen páginas web que ofrecen muñecas virtuales a las que se les puede vestir y jugar de muchas formas.

Volví al huevo, cuando el secretario de Educación del Gobierno del Distrito Federal, Mario Delgado, anunció el programa "Cuidado real", consistente en entregarles las y los estudiantes un bebé electrónico [2] que "exige los cuidados y atenciones que sólo la 'mamá' puede dar" [3], con el objetivo de "fomentar la educación sexual y reproductiva responsable entre los jóvenes y prevenir embarazos no deseados" [4] y para que las jóvenes no abandonen sus estudios.

Con esa declaración, el funcionario, quien representa a un gobierno de izquierda derivado del Partido de la Revolución Democrática (PRD), reprodujo estereotipos de género al señalar que sólo una mamá, o sea una mujer, puede cuidar a un bebé, y que con los hombres no hay tanto problema, pues ellos sí pueden continuar con sus estudios.

Luego, el presidente municipal de Navolato, en el estado de Sinaloa, Evelio Plata Inzunza, propuso prohibir el uso de la minifalda, y no sólo los corridos musicales que hacen apologías del narcotráfico, para abatir la incidencia de crímenes, combatir el "libertinaje" y los embarazos de adolescentes. [5] Perteneciente al Partido Revolucionario Institucional (PRI), el representante de elección popular sugirió "regular" las minifaldas a media pierna.

Años antes, el ex alcalde de Guanajuato, en el estado con ese mismo nombre, Eduardo Romero Hicks, proveniente del derechista Partido Acción Nacional (PAN), había aprobado en el Bando de Policía y Gobierno -reglamento principal de los municipios- multas o cárcel a quienes se besaran en las calles, con el objetivo de "inculcar valores y civilidad" y prevenir que las estudiantes de secundaría queden embarazadas, [6] medida que retiró por la polémica desatada. Este hecho ya no me recordó al huevo sino a mi infancia, pues entre amigas sabíamos que si nos besaba un niño podíamos quedar embarazadas.

De acuerdo con la Secretaría de Salud [7], los índices más altos de embarazos en adolescentes se da en de zonas marginadas, aunado a que un alto porcentaje de mujeres sin escolaridad no usan anticonceptivos. En contraparte, añade que la relación disminuye con mujeres que tienen más ingresos económicos y educación.

Con motivo del Día Internacional de acción por la Salud de las Mujeres, que se conmemoró el 28 de mayo pasado, la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México (ddeser) emitió el pronunciamiento "Ser madre, no es un juego de niñas", en el que llamó al gobierno federal a instrumentar programas de educación sexual con visión laica y de carácter científico, además de que debe facilitar métodos anticonceptivos a todos los sectores de la población. [8]

De igual forma, en su página electrónica, la Red destaca que la despenalización del aborto en todos los estados del país permitiría a las adolescentes interrumpir embarazos sin poner en riesgo su salud [9].

La coordinadora de ddeser en el DF, Sofía Román, en una breve plática me comentó que el embarazo en adolescentes se ha incrementado en los últimos años, pues el 12.5 por ciento de jóvenes de 15 a 19 años viven esa situación. De acuerdo con sus datos y con el Censo de Población y Vivienda 2010 que establece que en México hay 5 millones 505 mil 991 mujeres en ese rango [10], estaríamos hablando de más de 660 mil embarazos en adolescentes, al menos en el año en que se aplicó el Censo.

Román indicó que uno de los motivos de ese repunte es la falta de campañas para prevenirlos y aunque dijo desconocer la efectividad de los programas con "bebés electrónicos", se requiere una educación sexual no biologicista en la que se reconozca el derecho de las y los jóvenes a ejercer su sexualidad y darles las herramientas necesarias para tomar decisiones sobre la edad en la que desean iniciar su vida sexual activa.

Quiero vincular el tema que hoy me ocupa con otros, entre ellos el hecho de que Felipe Calderón Hinojosa haya sido calificado por la presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, como el "presidente de la educación" [11], cuando él, en su campaña proselitista en el 2006, quería ser el "presidente del empleo".

Gordillo lo definió así por haber avalado un programa para evaluar el desempeño de las y los profesores y no por otros motivos. Yo, por las cifras que encontré, lo calificaría como el "presidente de los rechazados". Me perdonarán no haber incluido a las mujeres, pero parece que nadie las toma en cuenta pues las cifras que mencionaré no están desagregadas por sexo.

Haciendo un cálculo con notas periodísticas, el número de jóvenes que en este año no tendrán un lugar en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) [12] y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) [13], llegará a casi 230 mil. Aunque un funcionario de la SEP indicó, por dos años consecutivos, que las cifras son mal manejadas [14], se puede decir que en cinco años del sexenio de Felipe Calderón, un millón 150 mil jóvenes habrían quedado fuera del IPN y la UNAM.

Faltaría saber cuántos(as) jóvenes fueron rechazados de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en sus cuatro planteles del DF, y en todos las instituciones de educación superior en México, además de los rezagos acumulados año tras año. El diputado federal perredista Gerardo Fernández Noroña dice que son 7.5 millones de jóvenes, aunque no especifico el periodo. [15]

Aparte, cada año 410 mil menores abandonan la secundaria porque no les gustó estudiar (37.4%) y por motivos económicos (35.2%) [16]. Eso de que no les gustó parece que se habla de niños(as) que pueden tomar decisiones propias, cuando es responsabilidad de padres, madres y el Estado en su conjunto garantizar ese derecho, además de que se necesitan conocer las causas del porcentaje restante, entre las que seguramente se encontrarán el bulling , la violencia a infantes y los embarazos tempranos.

Los políticos parecen estar preocupados por el problema, pues en sus discursos oficiales se refieren a jóvenes que ni estudian ni trabajan como "ninis", y temen que se vayan a las filas del narcotráfico y el crimen organizado.

Por cierto, otro concepto con la misma carga despectiva que utiliza la sociedad en su conjunto es el de "rechazado". ¿Se imaginan qué siente un o una joven que le digan así? Se deprimen, piensan que no valen nada y que es culpa de ellos(as) y no del Estado que debe garantizar ese derecho constitucional.

Se sabe que la solución es aumentar el presupuesto en la educación para crear más escuelas y aumentar el número del profesorado y alumnado, entre otros aspectos. Pero parece que esa medida causaría otros apuros, pues también se tendrían que abrir fuentes de empleo para las y los egresados.

A propósito, siempre me he preguntado por qué hay apoyos de todo tipo para estudiantes con promedios de 9 y 10, y no para quienes apenas alcanzan el 7 y el 8. Seguramente porque se piensa que son de los que no quieren estudiar. O sea, es responsabilidad de ellos(as) y no del Estado.

Pero si en las universidades no hay forma de entrar, ¿qué creen?, en el ejército mexicano [17] y la policía federal [18] sobran lugares. Tan es así que además de los módulos informativos del ejército en espacios públicos o los carteles con el lema del gobierno federal "vivir mejor" pegados por varios lados, el mismo presidente de la educación encabeza la campaña para afiliar a estudiantes y demás jóvenes a esas corporaciones de dudoso prestigio.

Regresando al tema de inicio, si las opciones para quienes no pueden acceder a las universidades son el ejército, la policía o el narcotráfico, con predominio masculino, ¿cuáles serían las alternativas para las jóvenes? ¿El matrimonio y la maternidad?

La prevención de embarazos en adolescentes es un problema de gran magnitud ligado a otros más complejos, pero creo que para los gobiernos, tanto de derecha como de izquierda es más fácil comprar bebés electrónicos; aunque creo que en las escuelas de zonas indígenas, rurales o urbanas con alta marginación se conformarán con el huevo.