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Telenovelas: educación de excelencia para las mujeres



Por Guadalupe López García
Periodista con Maestría en Estudios de la Mujer por la UAM y especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Trabajó en el Centro Integral de Apoyo a la Mujer "Esperanza Brito de Martí" en el DF y fue coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Inmujeres-DF. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF.


Hace poco, mi hijo me preguntó por qué no era una mamá normal. Yo pensé que se refería a lo mismo cuando me decía: "¿por qué me tocó una mamá feminista?", pero aquella ocasión fue porque le parecía raro que yo no viera telenovelas, pues las mujeres son el público mayoritario de ese tipo de programación.

Salvador Mejía, productor de El triunfo del amor, telenovela reseñada el mes pasado por Lucía Rivadeneyra, afirmó que "las señoras" son el 75 por ciento de su audiencia [1]; en tanto que en un programa radiofónico que escuché en días pasados, se indicaba que el 85 por ciento de esas emisiones tienen como título el nombre de una mujer porque así lo prefieren las "amas de casa".

Regreso al tema que Rivadeneyra tocó en MujeresNet, porque a raíz de que el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Alonso Lujambio, afirmó que las telenovelas "pueden ser un instrumento importante para abatir el analfabetismo y el rezago educativo" [2], vi un capítulo completo de La fuerza del destino y segmentos de otros dramas, para revisar el tipo de "educación" que recibíamos las mujeres.

No es que nunca haya visto telenovelas, pues como dijo nuestra querida poeta y periodista, en algún momento oscuro de nuestra vida, todas(os) lo hemos hecho. El mentado feminismo hizo que les perdiera interés personal, más no así para mi análisis desde esa perspectiva; así es que de vez en cuando les doy un vistazo.

La declaración de Lujambio ocurrió en el marco del 30 Aniversario del Instituto Nacional de Educación para los Adultos (INEA), con la entrega de r econocimientos al "Compromiso con el Futuro de México 2011", otorgado, entre otros productores, empresas e instituciones gubernamentales, a Juan Osorio, por la telenovela Una familia con suerte, transmitida por el Canal 2, desde febrero pasado.

De acuerdo con Televisa, en esa emisión se promueve la unión de la familia y la exaltación de los valores del "mexicano", así como "la importancia de una instrucción, la lectura y ha incluido palabras dentro del vocabulario cotidiano, mencionando su significado, así como de las frases populares" [3].

Cuando ya había entregado esta colaboración, resulta que Lujambio insistió en que las telenovelas no pueden sustituir al sistema educativo, pero son un instrumento útil para "propósitos valientes", además de que éstas –me imagino que las producciones mexicanas- han sido premiadas internacionalmente por "promover valores" [4].

Los argumentos de Lujambio y Televisa me remiten a varias lecturas. Primero, el tema central de Una familia con suerte, la cual resultó ser una tercera versión, es el mismo de siempre: un triángulo amoroso. Lo demás es "paja" o "relleno", como se dice en el argot televisivo, por lo que la supuesta alfabetización queda sólo como escenario y no como un objetivo central.

Además, lo que más le preocupa al auditorio es saber con quién se quedará Pancho (Arath de la Torre): ¿con Chela (Luz Elena González) o con Rebeca (Mayrín Villanueva)?, y no tanto si se aprende a leer y escribir a través de los personajes de la telenovela.

Segundo, por el argumento de la telenovela se deduce que el tipo de "educación", de "familia", de "valores" y del "mexicano", que promueve Televisa, son los celos enfermizos, mujeres que buscan el reconocimiento a través de las y lo los otros, mujeres y hombres con doble moral, los estereotipos de "nacos" y "fresas" y la infidelidad conyugal, entre otras perlas educativas.

A través de las telenovelas, las mujeres aprendemos a leer, escribir y estudiar con las siguientes frases: "Hicieron algo que una señorita no debe hacer antes de casarse"; "por más alto que quieras llegar jamás dejarás de ser lo que tú eres: el hijo de una gata" y "pensar que mi marido es un desgraciado, pero tiene el varo (dinero)" (La fuerza del destino) ; "la ternura es el rasgo femenino por excelencia" (Ni contigo, ni sin ti); "son cosas de hembras celosas" (Doña Bárbara ); "un hombre no recibe regalos, mucho menos de mujeres" (La viuda de blanco ).

Pero no sólo eso, nos instruimos en cómo vivir con mentiras; en cómo cambiar de nombre la violencia de la pareja, el acoso sexual o la violación por "amor apasionado"; en cómo sacar de nuestro vocabulario el concepto de derechos humanos y sustituirlos por otros como "resignación" o "así lo quiso el destino"; en cómo la venganza sustituye a la justicia, y en cómo "atrapar" al príncipe azul, en lugar de poder estudiar una carrera.

Desde que somos niñas(os), y luego adolescentes y adultas(os) nos inculcan esos "valores", y aunque Televisa ya no produce telenovelas para el público infantil, "educa" a éste a través de su concepto de "telenovelas familiares". Quizá por ello, el modelo actual de "mujer" para las niñas, ya no es Chispita, sino de la ambiciosa Teresa (que terminó hace poco), interpretada por Angelique Boyer.

Ese estereotipo no es reciente, pues data de los años 50, cuando la empresa Colgate-Palmolive, la máxima productora de esas emisiones en aquellos años, la transmitió por primeva vez. De hecho, la "educación" promovida por Televisa ni siquiera es original, sino reciclada de otras épocas u otros países.

Y eso que supuestamente el género ha "evolucionado", al incluir problemáticas sociales o temas llamados "novedosos" como la homosexualidad o al incluir escenas "candentes". Por eso, en nuestra amplia "gama educativa", tenemos telenovelas como Sin tetas no hay paraíso o El Clon , o una Teresa más "sensual" y "atrevida " que la primera estelarizada Maricruz Olivier.

Hay otras que cambiaron el estereotipo de la mujer sumisa por el de uno "masculinizado" como Doña Bárbara, La dueña o la Reina del Sur, y aunque las telenovelas de TV Azteca y otras cadenas estadunidenses y de otros países hablan de esos "nuevos" temas y personajes, no han tenido éxito como las de Televisa, consideradas un producto de exportación.

Por otro lado, la empresa Argos lanzó al "aire" Las Aparicio (en el 2010) , considerada una novela de vanguardia, por lo que el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal otorgó el año pasado la medalla "Omecíhuatl", y El sexo débil (de este año) en la que los protagonistas son hombres.

De acuerdo con Aimeé Vega Montiel, con esas dos producciones "estamos ante los mismos estereotipos sexistas de la televisión tradicional, sólo que disfrazados de igualdad... y lo que es más perverso, todo apunta a que estamos ante una misoginia velada" [5].

En tanto, Televisa se ha propuesto defender sus "valores", al sacar al personaje que interpretaba Dorismar en El triunfo del amor , de quien se pretendía fuera la "sex symbol" de esa telenovela, porque "hubo un momento en que las señoras pensaron en que era demasiada tentación para sus hogares [6], y como son el auditorio más amplio, Salvador Mejía 'respetaba' esa opinión" [7].

Por eso, mi tercera y última lectura acerca de la teoría lujambiana es que más que un simple desliz declarativo , como suelen definirse los comentarios desafortunados de políticos(as) u otros actores sociales, el funcionario federal mostró la visión que el derechista Partido Acción Nacional (PAN) en el poder tiene sobre la educación pública y formal que desea: racista, clasista, moralista y sexista.

Sin embargo, ahora que el nuevo promocional del Canal 7, de Televisión Azteca, asegura que "La mamá de ahora ya no piensa en telenovelas, sino en series", quizá el próximo titular de la SEP asegurará que Esposas desesperadas, La rosa de Guadalupe, Lo que callamos las mujeres, o la Ley y el Orden , serán un instrumento importante para abatir el analfabetismo y conseguir la procuración de justicia.

[1] http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=709236
[2] La Jornada , 18 de marzo de 2011.
]3]http://televisa.esmas.com/entretenimiento/telenovelas/una-familia-con-suerte/noticias/270797/promueve-una-familia-con-suerte-valores-y-alfabetizacion
[4] La Jornada , 12 de mayo de 2011.
[5] http://impreso.milenio.com/node/8945866
[6] http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=709236
[7] Idem.






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