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Hasta siempre, comandanta Rita



Por Aura Sabina
Estudió Ciencias de la Comunicación (FCPyS), es poeta y colabora en varias revistas independientes.


"...buscando la luz detrás de esta mordaza y de un sueño olvidado
cuántos siglos han pasado cuánto dolor anidado.
Qué importa estar lejos si ya nos han olvidado,
qué importan mis pasos en este mundo olvidado"
Olvido, Rita Guerrero, en homenaje al EZLN

Mi vínculo con ella comenzó por una casual afición musical.

Rita Guerrero, originaria de Guadalajara Jalisco, fue un ícono importante para el rock mexicano. Pionera a principio de los noventas con la agrupación Santa Sabina, abrió camino para que las mujeres pudieran ocupar lugares en la escena del rock den la actualidad.

Me enteré de su existencia por el año 98, mientras miraba en MTV un programa Unplugged : Una mujer vampiro ataviada con un jumper negro y una blusa guinda, con flores blancas adornando su micrófono. Encendidas estaban las velas que, lúgubres, alumbraban el escenario. Los movimientos de su cuerpo denotaban sensualidad y decisión. Interpretaba "Los peces del viento", una de sus canciones más emblemáticas. Me hipnotizó.

Mis papás no me dejaban escuchar rock. Es de vagos, decía mi madre, esa música no. Pero Santa Sabina era un rollo distinto. Por esas fechas sonaba La Maldita Vecindad y Los Hijos del Quinto Patio, Caifanes, Café Tacvba, entre otros. Todos tenían una propuesta musical definida y desenfadada. Santa Sabina era un concepto más sobrio y más oscuro. Inexplicable. Y me enchufé en ellos, pese a la extrañeza de mi familia.

Poco a poco conseguí sus discos. Lo que más me gustaba eran sus referencias literarias de Baudelaire, Jean Paul Sartre, Rimbaud. Una estética oscura y refinada. Un eco a mi búsqueda juvenil de los enigmas de la muerte, los vampiros y el amor. Una voz capaz de transportarme a otros planos. Metafísica avanzada no apta para un oído (sentido) común. Casi me desmayo al hallar "Nocturnos" de Xavier Villaurrutia hechos canción.

A pesar de que había otras mujeres en la escena (Cecilia Toussaint, Keny y los eléctricos, Aurora y la Academia ), Rita le dio un toque especial, dada la esencia existencialista de su grupo, además de la teatralidad de sus presentaciones (montajes multimedia de evangelios apócrifos, escenarios cubiertos de flores, espacialmente cempasúchiles, imágenes de murciélagos en pleno vuelo), la búsqueda mística y las influencias de la literatura gótica en sus letras.

Única por su voz y su versatilidad musical, y en busca de otras experiencias, desde el 2000 tuvo proyectos como Ensamble Galileo, o el Jardín de las Delicias, en donde se permitió explorar y difundir la música antigua y barroca. Con repertorio de Bach, Franz Lizt, Schubert, Soumaya, entre otros, acompañada de laúd, vihuela, chelo y piano. Casi siempre en templos o santuarios, espacios donde su voz de soprano brillaba toda la luz que Rita emanaba. Su registro era capaz de provocar lágrimas de un público más que satisfecho. Como dato curioso: hasta Saramago quedó atónito.

Asistí a los XV años en el teatro Metropolitan en el 2004. Pocas presentaciones tuvo la banda después. Verla siempre en escena era un gozo, apoteosis involuntaria. Explosión dual de sensaciones.

Es vital destacar que siempre fue una luchadora social, comprometida con causas como el zapatismo (donde hizo, de veras, aportaciones verdaderamente memorables, a favor de las comunidades indígenas de Chiapas), la defensa de la tierra, los derechos de las mujeres, los espacios para la comunidad lésbico-gay y protección al medio ambiente, el cese de la guerra (invasión) entre Estados Unidos e Irak. Una guerrera incansable capaz de morir en cada batalla, sin miedo, sin poses, sin buscar los reflectores. Llevó sus convicciones hasta las últimas consecuencias. Se mantuvo al margen de la ilusión de los medios de comunicación masiva. No obstante, ganó el reconocimiento de miles, gracias a su compromiso al que más que social, ella simplemente denominaba humano.

Si bien estudió en el Centro Cultural Universitario (por rebelde, porque su familia esperaba que se dedicara a la música y ella decidió romper el esquema, al que finalmente volvió) su participación directa en el teatro no fue continua, apenas algunos montajes escolares (América, de Kafka, y Vox Thanatos, de David Hevia, obra que sería la semilla de Santa Sabina) y posteriormente, uno con Ofelia Medina, donde se trataba abiertamente el amor entre Sor Juana y la Virreina , y otra, una libre adaptación de Shakespeare, "La noche en que raptaron a Epifanía", una obra dirigida por Ana Francis Mor, donde sólo participaban mujeres, como "venganza histórica" al teatro isabelino por la misoginia.

Una mujer enorme, con las faldas bien puestas, de carácter fuerte y amor inacabable. Comprometida consigo misma y con lo demás, es un claro ejemplo de la extraordinaria fuerza de las mujeres para salir adelante a pesar de cualquier obstáculo. Postergó por 15 años su maternidad, por razones laborales y de lucha, hasta que en el 2006 nació Claudio, aunque por supuesto, ella no dejó de trabajar.

Yo la conocí. Y soy, porque ahí estuve, testigo de su luminosidad, en primera instancia, de su fuerza espiritual y sabiduría. De su capacidad de darse a los demás, de su nobleza y generosidad. Una mujer que imponía con la simple mirada, pero en su voz y su tacto transmitía sencillez y empatía. Pocos momentos tuve a su lado. Pero mucho fue lo que de bueno me dejó. Y jamás podré volver a ser la misma desde que entró en mi vida, pues decidí hacer mi proyecto (aún inconcluso) de tesis sobre ella.

Desde hace cinco años dirigía el Coro de la Universidad del Claustro de Sor Juana, (hoy coro Universitario Rita Guerrero, in memoriam) donde se le rindió homenaje de cuerpo presente, pues falleció el 11 de marzo de este 2011 a consecuencia de cáncer de mama.

Pese a conocer su estado de salud, su muerte era algo que no necesariamente esperaba pronto. Hoy se cumple un mes. Poco a poco he reconocido el vacío que experimentamos quienes ya no la tenemos. Inefable. El dolor amaina. El recuerdo se acentúa.

Comandanta, sólo me resta agradecer todas tus enseñanzas. Agradezco tu voz y tu amor infinito. Agradezco tu paso por este mundo que sin ti, no queda vacío, sólo un poco desangelado. Nos quedamos en este "espiral", pero te llevamos "mar adentro de la sangre", justo del modo en que nos cantabas. Te amamos.






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