Tiempo atrás decidí hacer una investigación sobre las revistas masculinas heterosexistas en México. Particularmente me concentré en aquéllas que registran el mayor número de ventas en nuestro país, como son: Playboy, Piensa Maxim y H para Hombres. El motivo era tratar de develar los mecanismos patriarcales que se ponían de relieve en los contenidos de dichas publicaciones, las cuales, cabe decir, son ampliamente difundidas en todos los puestos de periódico y revistas. Como resultado de esa investigación ahora presento el siguiente artículo.

Cabe señalar que la facilidad con que se consigue este tipo de revistas -donde la desnudez de las mujeres es una constante- me daba pie a pensar en los intereses que estaban detrás de su consumo. Sobre todo pensaba en los intereses que desde el orden patriarcal-capitalista eran maquinados para que éstas circularan en la sociedad con la función de naturalizar algunas formas de violencia contra las mujeres. En este sentido, es de llamar la atención cómo los actuales medios de difusión masiva tienden a incorporar la presencia femenina bajo una exigencia de exposición corporal que degrada y somete. De ahí la importancia de mirar a estas publicaciones.

El contexto de las revistas masculinas heterosexistas en México

Las revistas masculinas heterosexistas en México surgen en el contexto de una sociedad patriarcal. Es decir, una sociedad en la que las instituciones están dirigidas principalmente por los hombres, quienes ejecutan el poder al tiempo que excluyen a las mujeres de los espacios de toma de decisiones individuales y colectivas (Hierro, 1998, p. 36). En este tenor, la constante de que en nuestro país las mujeres estén subrepresentadas en diversos ámbitos como el político, económico y el académico, da cuenta del soporte patriarcal que impera en la sociedad. Este hecho no es casual. Los hombres como género, a través del patriarcado, promueven -objetiva y subjetivamente- la expulsión de las mujeres y de grupos sociales de los espacios de poder y autoridad. Labor que realizan a través de elementos normativos para reproducir la moral, la opinión pública y las leyes, colocando un énfasis particular en la expropiación política de las mujeres (Lagarde, 2001, p. 74).

"La expropiación política permanente a las mujeres permite a los hombres no confrontarse con ellas para acceder al poder y para usar los poderes. Y, en el caso de que lo hagan, de antemano están disminuidas, desempoderadas. Así, se elimina a las mujeres de la competencia vital por los hombres y se las mantienen como el objeto del poder, como el objeto de la dominación. En el ámbito político se constituye así un espacio de encuentro, enfrentamiento y pacto entre hombres, quienes dirimen entre ellos el sentido de la vida personal y colectiva" (Lagarde, 2001, p. 74).

Producto de esta expropiación política, el patriarcado forja las condiciones para que los hombres tengan el derecho y el poder de normar, dirigir, controlar y sancionar a las mujeres (Lagarde, 2001, p. 70). Esta situación las obliga a todas ellas -como género- a ajustarse a reglamentos jurídicos y culturales que las interpelan para la reproducción de un comportamiento que les resulta impuesto. Cualquier intento de romper con las reglas patriarcales puede significar para las mujeres un rechazo social, ya que las normas hechas por los hombres, "las enjuician a través de la crítica social y personal, pública y privada, y pueden coaccionarlas de diversas maneras que abarcan desde las leyes hasta el erotismo y el amor, la supresión de los bienes o la violencia (Lagarde, 2001, p. 70-71). De ahí que en las sociedades patriarcales se imponga una forma de vida a las mujeres, teniendo como principio el despotismo de los hombres.

Por tal motivo, la expropiación política de las mujeres origina una condición de sujeción. Así, "las mujeres están en el Estado opresivamente: en una situación de subordinación, de dependencia, de discriminación; están en el Estado en la desigualdad objetiva frente a una supuesta igualdad jurídica, están como minoría política, a pesar de su mayoría social. Las mujeres están en el Estado en sus instituciones políticas y jurídicas, y en sus redes de reproducción, de manera independiente de las concepciones de la realidad y de que sean o no mujeres las que desempeñan cargos burocráticos en los aparatos del Estado" (Lagarde, 2005, p. 98). Reconocer que las mujeres están presentes en el Estado, pero en condiciones desfavorables, nos hace pensar en cómo la expropiación política las convierte en partícipes de un régimen que les exige la reproducción del mismo: el patriarcado.

En las sociedades actuales el poder patriarcal ha generado una alianza con el sistema económico capitalista. Alianza que las feministas de la corriente marxista y socialista ya habían denunciado desde los años sesenta, al contemplar que la opresión genérica contra las mujeres tomaba rostros particulares; sobre todo en lo referente a su acceso a los bienes materiales así como al trabajo remunerado.

Las revistas masculinas heterosexistas forman parte de la configuración mercantil que tiene como fin la obtención de bienes económicos; mientras que, por el otro, son negocios que funcionan mediante la expropiación del cuerpo de las mujeres, su erotismo y su sexualidad. Bajo esta alianza patriarcal capitalista se puede comprender que el desnudo femenino sea considerado como un "trabajo", y por si fuera poco, uno de los más remunerados que se "ofertan" en el mercado "laboral"; el cual les exige un sometimiento más: ajustarse a los modelos estereotipados de belleza femenina. Por consiguiente, en las revistas masculinas heterosexistas es clara la explotación de las mujeres llevada a cabo mediante su expropiación corporal.

La historia de las revistas masculinas heterosexistas en México

La presencia de las revistas masculinas heterosexistas en México cuenta ya con una larga historia. Al menos se remonta a los inicios del siglo XX en los albores del periodo revolucionario. Ello no significa que anterior a la aparición de las revistas masculinas no hubiera intentos de generar un mercado de publicaciones para hombres, y mucho menos, que las imágenes de mujeres desnudas o semidesnudas fueran una novedad, pues éstas ya circulaban en México a través de litografías desde el siglo XIX.

¿A qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de revistas masculinas heterosexistas en México? Éstas son todas aquellas publicaciones periodísticas editadas en nuestro país, que están dirigidas a un público de varones y orientadas a su entretenimiento y que contemplan temáticas consideradas de interés para los hombres (Salas, 1992, p. 10). En este sentido, las revistas masculinas se caracterizan por hacer una férrea distinción genérica, al instaurar lo que Dorothy Hobson ha señalado como los "valores masculinos" en los contenidos mediáticos (1980), pues se enfocan en tratar temas relacionados con la política partidista, los deportes, los negocios y el sexo, todos ellos considerados propios de los varones.

Por su parte, la denominación heterosexista en las revistas masculinas deriva de un afán por delimitar a un sector específico de hombres. Es decir, aquéllos cuya orientación erótica está encaminada hacia el sexo opuesto como parte de un mandato cultural que los coloca en la cima de un sistema jerárquico de valor sexual (Rubin, 1989, p. 136). Hecho que no es menor, pues quienes ocupan esta "jerarquía se ven recompensados con el reconocimiento de salud mental, respetabilidad, movilidad física y social, apoyo institucional y beneficios materiales" (Rubin, 1989, p. 137). En este sentido, las revistas masculinas heterosexistas instauran como mandato cultural entre los varones una inclinación sexual por las mujeres. De ahí que incluyan en sus páginas material gráfico de desnudos y semidesnudos femeninos, así como textos alusivos a cuestiones sexuales en los que la figura de la mujer es preponderante (Salas, 1992, p. 11).

En la segunda parte de este trabajo hablaré sobre las expresiones patriarcales en las revistas masculinas heterosexistas en México.

Bibliografía:

HIERRO, Graciela, (1998) Ética y feminismo. México. UNAM.
HOBSON, Dorothy (1980) Housewives and the Media. In Baehr, H. Gray, A. Thurning it on: A Reader in Women and Media, London / New York: Arnold.
LAGARDE, Marcela. (2001) Género y feminismo. Desarrollo humano y democracia. España. Horas y HORAS.
LAGARDE, Marcela. (2005) Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas. México. UNAM.
RUBIN, Gayle (1989) "Reflexiones sobre el sexo: notas para una teoría radical de la sexualidad": En: Vance, Carole, Placer y peligro: explorando la sexualidad femenina. Madrid. Revolución.
SALAS CASTRO, María Consolación. (1992) Vanidades masculinas. Las revistasmasculinas. 1900-1989. Tesis de licenciatura. México. UNAM. FCPyS.