|
El amor de pareja como forma de opresión y violencia contra las mujeres
Tweet
Por Raquel Ramírez Salgado
Feminista y maestrante en Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM
* Cuando de experiencias de violencia en la pareja se trata, dice la autora, leer, comprender y reflexionar no es fácil, es doloroso, pero también esclarecedor y alentador.
Parte 1. De cómo retomé la experiencia propia para encontrar respuestas.
Hace un año, cuando cursaba el segundo semestre de la maestría, expuse mi proyecto de investigación en un seminario que dirigían las maravillosas doctoras Norma Blázquez Graf y Martha Patricia Castañeda Salgado; comenté que decidí estudiar la representación mediática del amor de pareja como un mecanismo de violencia contra las mujeres porque yo había experimentado este tipo de violencia y me parecía urgente revisar cómo los medios de comunicación, uno de los bastiones del sistema patriarcal, legitimaban el ideal amoroso en el que las mujeres somos oprimidas. Al instante de terminar mi breve intervención, un compañero me replicó que basar un proyecto de investigación en la experiencia personal no era científico; evidentemente, a través de las enseñanzas de mis sabias maestras feministas traté de contestarle.
Me sorprendió que me dijera que la experiencia personal no puede ser un detonante legítimo para generar conocimiento, ya que justamente el tema de nuestro seminario era la epistemología feminista y una de sus líneas más importantes es la teoría del punto de vista, la cual pondera el privilegio epistemológico de quien conoce a partir de su condición de opresión, es decir, la misma violencia que el sistema patriarcal ejerce contra las mujeres, la infancia, los homosexuales, las personas con alguna discapacidad o ancianas, contra los pueblos originarios, puede proporcionarnos los elementos para tomar conciencia, para buscar respuestas e, incluso, para tratar de contrarrestar y erradicar la violencia patriarcal. Pero, atención, la teoría del punto de vista no se queda como la toma de conciencia instantánea por el simple hecho de poseer una condición vulnerable, y mucho menos, en la presentación de anécdotas, más bien, requiere de un profundo trabajo teórico y metodológico.
Una de las principales representantes de la teoría del punto de vista es la filósofa feminista Sandra Harding, quien explica que la investigación feminista debe tener por uno de sus objetivos intentar mejorar las condiciones de vida de las mujeres. Asimismo, dice Sandra Harding, la experiencia de las mujeres, uno de los temas centrales de la investigación feminista, es construida a través de la teoría, o sea, que no se trata únicamente de rescatar relatos, sino de que en los testimonios de vida de las mujeres ubiquemos las categorías de análisis que el feminismo ha construido. En el caso de mi investigación, retomé mi propia experiencia amorosa, ubiqué en cada episodio de mi vida la violencia que ejercieron mis parejas contra mí; desde luego que previamente hice lecturas con posicionamientos críticos muy potentes sobre el amor patriarcal y así me acerqué a mis maestras Simone de Beauvoir, Shulamit Firestone, Franca Basaglia, Celia Amorós, Amelia Valcárcel, Marcela Lagarde, Anna Jónasdottir, Graciela Hierro, Mabel Burín y Clara Coria.
Leer, comprender, reflexionar, no fue fácil, fue doloroso, pero también fue esclarecedor y alentador porque descubrí varios puntos por demás interesantes:
El amor es histórico;
Las mujeres no somos por naturaleza amorosas, tiernas, sensibles y cuidadosas;
El amor es una experiencia que define la vida de las mujeres;
El amor patriarcal oculta formas de violencia sutil contra las mujeres, sin soslayar los ejercicios de violencia extrema;
El amor debe ser el gran proyecto ético de nuestro tiempo;
Existe un proyecto alterno para amar en libertad, se llama FEMINISMO.
Incluir la experiencia personal en la investigación feminista no es una ocurrencia, y ni siquiera es necesario que la investigadora esté presente de manera explícita en el trabajo, ya que lo está desde el principio, guardando una relación íntima con su objeto de estudio. La diferencia entre la investigación feminista y la investigación no feminista es que nosotras sí aceptamos que la objetividad es una falacia y que retomamos la experiencia íntima porque comprendemos que lo personal es político; al mismo tiempo, entendemos que debemos estudiar mucho, para ilustrarnos y para enfrentar las constantes descalificaciones.
Me permito proponer que en la siguiente entrega les hable entonces sobre la crítica feminista al amor patriarcal; considero que será un recorrido exquisito, honesto y que nos ayudará a desnaturalizar prácticas y creencias construidas socialmente.
LEE TODA LA SERIE:
>>> El amor de pareja como forma de opresión y violencia contra las mujeres (parte 4 y última). Y después de todo, cómo se conecta la crítica feminista con mi vida? Los costos del amor patriarcal en mi propia experiencia.
>>> El amor de pareja como forma de opresión y violencia contra las mujeres (parte 3). La crítica del feminismo de la tercera ola al amor patriarcal: Por qué el amor es aún una experiencia insatisfactoria y frustrante para las mujeres?
>>> El amor de pareja como forma de opresión y violencia contra las mujeres (parte 2). La crítica feminista frente al amor patriarcal. Simone de Beauvoir, la enamorada.
>>> El amor de pareja como forma de opresión y violencia contra las mujeres (parte 1). De cómo retomé la experiencia propia para encontrar respuestas.