MARZO 2018

Hacia una cultura de la denuncia

Adiel Martínez invita a pensar en la configuración de las esferas privada y pública tanto para la generación 'milenial' como para las dos generaciones previas a ésta, para comprender por qué transformar la cultura de la denuncia guarda claves importantes en la juventud actual.

La distinción entre una cultura y otra; y entre una generación y su predecesora está en la variación que cada una hacen de los significados para sus prácticas sociales. La generación actual, denominada milenial por algunos especialistas, tiene como característica básica la mediatización de sus interacciones debido a la utilización de dispositivos tecnológicos que facilitan una comunicación global.

Ahora tanto los dispositivos como las aplicaciones que contienen hacen que cada usuario sea un comunicador potencial. Esto ha llevado a que se reproduzcan expresiones discursivas propias de los medios de comunicación pero adaptadas a las redes sociales que son los nuevos espacios públicos donde se manifiestan los saberes y valores culturales de las personas. Lo anterior ha generado que otra característica de la cultura occidental sea la denuncia constante de hechos y situaciones que contravienen dichos valores.

Hay que recordar que esta generación milenial coexiste con dos generaciones anteriores cuyos valores culturales son distintos. En oposición a la denuncia, estas generaciones expresan una cultura del secreto, la complicidad y la discreción. Mientras que los jóvenes todo lo exhiben, todo lo muestran y todo lo comparten a través de sus redes sociales, las personas maduras todavía distinguen entre lo privado y lo público; por ende, poco comparten y mucho se guardan.

Con este esquema podemos observar el fenómeno mediático conocido como #MeToo o Yo También, que consiste en una serie de denuncias de parte de personalidades tanto del mundo del espectáculo internacional como de las redes sociales hacia sus agresores o abusadores sexuales en un determinado momento de sus carreras. En Estados Unidos comenzó con las denuncias hacia un productor de cine de Hollywood que desencadenó toda una serie de escándalos en la farándula norteamericana.

Cabe mencionar que esta práctica de denuncia de abusos sexuales y de violencia de género ya se realizaba en las redes por convocatoria de grupos feministas y organizaciones civiles de apoyo a las mujeres. Varias estudiantes, amas de casa, empleadas y deportistas valientemente recordaron eventos de abuso en la infancia o recientemente acontecidos, denunciando a sus familiares, a profesores y compañeros. Lamentablemente dichas denuncias tuvieron poco eco.

Es hasta que las personalidades de los medios de comunicación se suman al movimiento de denuncia que se hace visible este fenómeno a todo el mundo. Generando opiniones encontradas precisamente por esa diferencia de significados con respecto del abuso sexual que tienen las generaciones coexistentes en la cultura actual.

Para el caso de México es todavía más evidente el choque generacional y la diferencia de valores que tienen las personas al enterarse que las actrices mexicanas que hoy gozan de fama también fueron víctimas de abuso. Para el mexicano que no es milenial es una verdad soterrada el hecho de que exista el abuso sexual en el mundo del espectáculo y en otros espacios sociales. Hasta llegan a considerar una exageración la denuncia a posteriori de parte de la afectada.

Tal vez muchas de estas personas de las generaciones anteriores fueron víctimas o testigos de abuso sexual, pero sus valores de discrecionalidad y secreción les exigía guardar el asunto como algo privado. Por eso se asombran ante la osadía de la generación milenial.

Hoy se sabe que el abuso sexual tiene por demás efectos negativos en las personas que lo padecen y que a su vez esto repercute en la dinámica social y cultural. Al visibilizarse mediante la denuncia se pueden tomar acciones tanto preventivas como correctivas. Por eso es necesario hacer un cambio de significados en nuestro valores culturales. Asumir que las nuevas generaciones quieren un mundo más justo y transparente. Para lograrlo disponen de la tecnología y las redes sociales.