MAYO 2017

El rechazo al feminismo

Una complicidad con la masculinidad hegemónica, el estereotipo negativo del feminismo, y las violencias contra las mujeres, entre ellas la lesbofobia y los feminicidios, son algunas razones por las que Adiel Martínez Hernández considera que se da esta postura.

Recientemente me han comunicado una expresión que me entristeció sobremanera. A la letra dice así: "Yo no soy feminista y espero nunca serlo". Me la dijo una mujer a quien le admiro su inteligencia y de quien esperaba cierta empatía con su género ante las condiciones de desigualdad que están viviendo las mujeres. Entiendo que no puedes forzar a nadie a que piense como tú quieres y que la apropiación de una perspectiva de género o feminista no se produce por una simple conversación de sobremesa. Pero, ¿qué lleva a ciertas mujeres a rechazar la visión feminista o la perspectiva de género?

En primer lugar, considero que el tan arraigado discurso patriarcal ha obnubilado la condición de sometimiento y subordinación de las mujeres, por las propias mujeres. Existe una complicidad entre la masculinidad hegemónica y una feminidad que saca ventaja en las dinámicas de género. Pero además, este sometimiento está tan incorporado que muchas mujeres ven inalcanzable la transformación en las relaciones de género y el logro de la igualdad. Para las primeras, el feminismo es una amenaza a los privilegios que han obtenido de la complicidad con los hombres; para las segundas, la lucha feminista es una lucha estéril y sin sentido.

En segundo lugar, la comunicación mediatizada que se divulga sobre todo ahora por las redes sociales, ha generado un estereotipo negativo del feminismo y de las mujeres que lo representan. Mediante el término feminazi, estigmatizan a aquellas mujeres que buscan visibilizar la condición de opresión y sometimiento de muchas mujeres a lo largo y ancho del orbe, presentándolas como violentas, irracionales y corruptoras del orden. Al mismo tiempo, los medios están generando una versión light del feminismo al concederle el espacio sólo a aquellas mujeres bellas y simpáticas que no aparentan una amenaza.

Como tercer aspecto está la identificación del extremo poder de violencia que todavía ejercen los hombres sobre las mujeres. Sobre todo en el aspecto sexual y en la discriminación de la diversidad. Son cuantiosos los casos de mujeres lesbianas que han sido sometidas a violaciones "correctivas". Hechos que sirven como advertencia para las mujeres que no se quieran adscribir a los roles sexuales tradicionales.

Además de la violencia sexual está la amenaza latente de los feminicidios a partir de la continua difusión de crímenes cometidos por hombres sobre las mujeres y que, según el relato mediático, han quedado en la total impunidad. Me parece que esta es una estrategia discursiva que hace que ciertas mujeres vean como peligroso para su integridad el apoyar o sumarse al feminismo.

En una conversación posterior con dicha compañera, me dijo que ella cabía en la categoría de las mujeres cómplices del patriarcado. Pues nunca se había visto en una condición de desventaja ante los hombres y no entendía cómo es que había mujeres que se oponían a la reproducción de una dinámica de género tan arraigada y tan difícil de cambiar.

Ciertamente, una manera de pensar tan incorporada hace que se viva y se actúe de una forma que no represente ninguna dificultad para las personas. Pero entiendo que el patriarcado sí requiere transformarse para que los beneficios sean para todos y todas. Termino parafraseando una consigna feminista en la que creo firmemente; la de que la revolución forzosamente tiene que ser feminista porque de otra manera es imposible el cambio de sistema.