MARZO 2017

Articulación feminista ante la reacción patriarcal

Por sobre los conflictos que surgen al interior de un movimiento feminista heterogéneo y plural, las alianzas son mecanismos políticos para hacer frente a la reacción patriarcal, explica Guadalupe López García. Por ello nace el Frente Feminista Nacional, como un nuevo espacio de vinculación de objetivos y estrategias.

La articulación feminista, a través de frentes, redes, asambleas, coordinaciones, colectivos, alianzas o coaliciones, ha sido un proceso permanente que responde a la importancia de establecer pactos políticos entre organizaciones y activistas en varios espacios, ya sea por una problemática, demanda, un derecho o proyecto específico, o agrupadas de acuerdo con la etnia, la edad, la situación social, económica, cultural o las identidades genéricas.

En distintos momentos históricos del país han surgido alianzas fuertes y sólidas de grupos feministas; la mayoría ha respondido a coyunturas políticas y sociales. Pese a que el problema permanezca o el objetivo por el que fueron creadas no se haya abarcado, las uniones llegan a desaparecer con el tiempo. Otras permanecen por un proyecto a largo plazo, pero se van transformando poco a poco. Unas más se reducen a un grupo compacto, presentan conflictos y rupturas, se desvanecen por nuevas coyunturas o se unen a movimientos con demandas generales.

Esta situación provoca desencanto, cansancio o desánimo, pero no necesariamente responde a que las feministas no podemos o no sabemos organizarnos o que estamos desunidas, como constantemente se oye en reuniones y encuentros feministas. (Estos argumentos responden a la cultura patriarcal que maneja la culpa como arma política para el control de las mujeres).

Se debe reconocer, en principio, que el feminismo no es homogéneo. Las visiones y concepciones sobre él trascienden las teorías, la filosofía y la epistemología, pues se mezcla con la experiencia feminista individual y colectiva, atravesada por la edad, la etnia, lo social o lo cultural, lo que repercute en la conformación de alianzas. Si bien existen posturas irreconciliables, problemas no resueltos y conflictos de grupos y activistas, los diversos análisis sobre los pactos feministas plantean un escenario complejo y hostil para la permanencia de los movimientos.

Lo que interesa resaltar en este texto es que, pese a esos conflictos -y otros más-, se deben reconocer las alianzas feministas, permanentes o temporales, como mecanismos políticos para hacer frente a la reacción patriarcal, como lo indica Rosa Cobo, y los pactos para poder avanzar, como señalan Marta Lamas y Marcela Lagarde. Cobo destaca "la necesidad de construir una cultura política feminista de pactos, para poder neutralizar los movimientos impredecibles de un patriarcado que, al perder legitimidad ideológica y capacidad de dominio sobre sectores importantes de mujeres, desarrolla nuevas formas de violencia y provoca también nuevas formas de servidumbre en las mujeres". [1]

Por su parte, Carmen Castro indica: "A más articulación política, mejores resultados obtenemos. Hay que pactar con nuestras diferencias, con nuestras agendas específicas, con nuestra adscripción ideológica: el pacto es la base de la política". [2]

En este escenario, surge en México la propuesta del Frente Feminista Nacional (FFN) a raíz de los trabajos de seguimiento del Informe Nacional Alterno Beijing+20, elaborado por 140 organizaciones e instituciones académicas de 18 estados de la república, en el marco de los 20 años de la Plataforma de Acción de la IV Conferencia Internacional de la Mujer.

En el 59 período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en marzo de 2015, se entregó un documento ejecutivo del informe. Fue un camino colectivo inédito, puesto que para integrarlo, se efectuaron reuniones, foros y mesas de trabajo tanto a nivel nacional como en las entidades participantes, las cuales también prepararon sus informes.

El reporte se presentó en el Senado de la República junto con una declaración política, se gestionó la publicación de los documentos, se efectuaron reuniones en el Instituto Nacional de las Mujeres y con legisladoras para empujar las propuestas feministas y se efectuaron sesiones de seguimiento, capacitación y conversatorios. Todo durante aquel año.

A principios de 2016, como continuación de los trabajos, Leonor Aída Concha, quien cumplió recientemente 83 años, y otras feministas propusieron integrar una fuerza política de articulación nacional ante la persistente discriminación, violencia y desigualdad social de las mujeres y la amenaza de los grupos conservadores y de derecha que buscan revertir los avances en materia de derechos humanos de las mujeres.

Este esfuerzo fue tomando forma y a mediados de 2016, se empezó a diseñar la estructura del FFN. En este largo recorrido han participado feministas de Baja California Sur, Chiapas, Chihuahua, Estado de México, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Puebla, Querétaro, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Zacatecas, así como de la Ciudad de México.

Los debates para conformar el FFN han estado atravesados por diversas tensiones como las brechas generacionales de feministas, la participación individual o como grupo, las prioridades en las agendas feministas, la militancia de feministas en partidos políticos, la relación con otras redes de mujeres y movimientos sociales y las fuentes de los recursos económicos. La construcción de sus objetivos, principios, líneas de acción y los términos para adherirse al frente y conformar sus comisiones también ha sido una larga tarea.

Sin embargo, una de las fortalezas que tiene el frente es que ha logrado aglutinar distintas expresiones feministas desde las entidades -aunque se reconozcan las divisiones entre los grupos y las feministas- y ha promovido los debates a nivel local, lo que implica hacer un balance de sus agendas y sus estrategias.

El 31 de marzo, 1 y 2 de abril se llevará a cabo la primera reunión del FFN, en la ciudad de Querétaro, en la que se dará a conocer su objetivo, sus principios y estrategias, además de buscar integrar a más feministas. En la reunión, se otorgará el reconocimiento Juana Belén Gutiérrez de Mendoza a feministas por su destacada trayectoria, tanto a nivel nacional como en las entidades y se abrirán conversatorios para los debates intergeneracionales y por regiones.

El FFN no es la única articulación; no puede ser la única. Por otro lado se está organizando el Encuentro Nacional Feminista que se llevará a cabo en noviembre de este año en la ciudad de Puebla, como un espacio más para debatir desde el feminismo. Por ahora, las convocantes efectuaron una reunión preparatoria en el puerto de Acapulco y en mayo harán la segunda en la ciudad de Querétaro.

Existen otras coaliciones a nivel local, como el caso de Las Constituyentes, que están en el proceso de integrar el Grupo de Trabajo para el Seguimiento y Armonización Legislativa de la Constitución de la Ciudad de México, además de los observatorios sobre violencia y feminicidio o para la observancia de la paridad electoral, entre otro tipo de redes. Esto habla no de fracturas sino de un movimiento feminista heterogéneo, plural. Sobre la marcha nos encontramos.

Notas:
[1] Reseña del libro de Rosa Cobo (2011), Hacia una nueva política sexual. Las mujeres ante la reacción patriarcal, por Ma. Candelaria Quispe En: Eunomía Nº 2, marzo-agosto 2012.
[2] "Pactos políticos entre feministas". Disponible en: http://singenerodedudas.com/blog/pactos-politicos-entre-feministas/