OCTUBRE-NOVIEMBRE 2016

Prostitución mercantiliza cuerpos con argumento del libre consentimiento: Ana de Miguel

Foto: Emma Blancas/MujeresNet

Las estructuras de poder patriarcal y neoliberal enfocan la atención en otros temas, pero no el de la prostitución bajo el argumento de que hay una elección de las mujeres para prostituirse.

Ciudad de México /MujeresNet.- En tiempos de la igualdad formal, en el tema de la prostitución los jóvenes hombres aprenden una doble verdad: que una mujer es una igual, pero también que por dinero pueden acceder a su cuerpo para su placer, y esto corrompe la idea de igualdad, afirmó la doctora en filosofía Ana de Miguel en la conferencia "Neoliberalismo sexual", ofrecida en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM, el 21 de octubre de 2016.

La feminista explicó que para definir el fenómeno no se debe falsear la realidad, recomendó conceptualizarla de forma óptima ya que también se politiza: la prostitución se considera un trabajo, un intercambio de dinero por un servicio sexual, sin embargo, el neoliberalismo se ha encargado de convencernos de que se puede comprar y vender sexo, y que en la prostitución hay consentimiento.

La definición que Ana de Miguel propuso para analizarla es "tomarla como una institución legitimada por la que la sociedad ofrece los cuerpos de las mujeres a los hombres a un precio variable". Una práctica normativizada en cualquier parte del mundo y a lo largo de la historia, que tiene una creencia básica que la legitima de forma importante: "Los hombres tienen derecho a satisfacer su deseo sexual en el momento que quieran", afirmó.

Definición basada en la teoría del "mal menor", donde la Iglesia no la prohíbe porque remedia un mal peor: no recomienda a los hombres comprar sexo, pero considera peor si no acceden al cuerpo de una mujer para tener satisfacción sexual, comentó.

La profesora de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid dijo que incluso algunos feminismos validan la prostitución, sin embargo, llamó al análisis de las contradicciones y de las estructuras de poder patriarcales y no de las decisiones y preferencias individuales como el neoliberalismo ha hecho creer: "Tenemos que negarnos a que el neoliberalismo se refuerce como creencia en el interior de las personas. Nos quiere convencer de que somos libres e iguales".

Aclaró que su postura no es puritana, sino que analiza los mecanismos que el imperialismo y el patriarcado realizan: al final van a exportar chicas y chicos jóvenes. Vamos a fomentar el proxenetismo, que digamos que la prostitución es un trabajo como cualquier otro. Por unas mujeres que digan que lo eligen, puede aplicarse a otras, como las inmigrantes o de clases bajas, que tendrán que ejercerlo al no tener empleo, describió.

"La mujer no se convierte en prostituta por una decisión personal, sino por el hecho de que haya un hombre que pague. Es el dinero del hombre lo que la prostituye. No hay empoderamiento, ni consentimiento ni agencia de las mujeres". En este sentido, llamó a cuestionar el papel de la sexualidad masculina: ¿Cómo su placer se relaciona con el cuerpo de otra persona? ¿Qué les dice la industria del sexo a ellos? "No pienses en ellas, piensa en tu deseo y si tienes dinero, nosotros te lo garantizamos. Es una relación profundamente desigualitaria", argumentó la feminista.

La autora del libro Neoliberalismo sexual explicó que los tiempos de la igualdad no permiten analizar las estructuras de poder patriarcal y neoliberal porque enfocan la atención en otros temas menos en la prostitución, bajo el argumento de que hay una elección de las mujeres.

Griselda Gutiérrez, doctora en filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, explicó que en la prostitución hay una tesis que se observa: "Prevalece la no reciprocidad entre hombres y mujeres: ellos obtienen de manera sistemática una plusvalía de dignidad genérica en cada interacción con las mujeres".

Reconoció la importancia de este tema en la agenda política de la Ciudad de México pero también de los feminismos: llamó a reflexionar política y éticamente para comprenderlo mejor y tomar una posición en el debate serio y no retórico. "Nos tendríamos que preguntar como personas convencidas en hacer estudios de género si nos toca a las feministas justificar la prostitución y en qué términos", finalizó.