JULIO 2016

Configuraciones de la memoria*

Lucía Rivadeneyra reseña este libro de la poeta y actriz chiapaneca Marlene Villatoro, cuyos versos en esta obra hablan de los elementos como la tierra, el fuego o el agua, pero también de estados como el silencio o el 'nunca'. La columnista invita a leer a esta poeta pues 'altera la cotidianidad con sus palabras'.

Memoria es la primera palabra que pronuncio al iniciar una de las asignaturas que imparto en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM porque creo que eso somos; digamos que memoria y cuerpo, en ese orden. A veces ya no hay cuerpo o lo que queda de él es una broma de mal gusto, pero mientras exista la memoria estamos, vivimos de verdad. Quizá por eso desde que leí el nombre de este poemario, me sedujo: Configuraciones de la memoria.

Ante "las voraces heridas de los tiempos", nos queda la memoria. Estas dos palabras: memoria y tiempo, se provocan. Y así se van los días. No obstante, ante todo, lo que sobrevive es la palabra que es una forma de memoria y estas Configuraciones de la memoria de Marlene Villatoro dan testimonio de que algo o mucho se puede hace contra el tiempo. Pasan los siglos y seguimos repitiendo "en el principio fue el Verbo".

Dicen que en Chiapas todo el mundo es poeta y que los que no son poetas son hijos de poetas. Y dicen, también, que todos tenemos alguna amiga o amigo poeta chiapaneco. A lo mejor alguien puede dudar respecto a estas afirmaciones, pero nadie puede dudar que Chiapas es poesía. Esa es una de mis certezas. Amo a Chiapas en su calor y en su humedad, en su comida y en sus afectos.

Marlene Villatoro es poeta y nació en Venustiano Carranza, Chiapas. Nos conocemos hace años. Nuestro primer intercambio de miradas y palabras fue en un Encuentro de poetas y me queda claro que siempre nos da mucho gusto coincidir. Ahora estoy, como dice una amiga muy querida, "llena de contentura" por tener su poemario, el cual me ha permitido estar aquí.

También hay quien dice que las presentaciones de libros y los Encuentros de poetas no sirven para nada. Yo creo que sí sirven y mucho porque justamente en ellos, valga la redundancia, se encuentran amistades, personas magníficas y, lo que es muy importante, poetas de gran valía. Cabe aclarar que también sirven para el desencuentro, lo cual a veces no deja de ser bueno. En algunas de estas actividades poco a poco ella y yo nos hemos ido encontrando y he descubierto que Marlene ha obtenido premios por su quehacer poético; que también es narradora, tiene dos libros de cuentos, y es actriz.

Configuraciones de la memoria está dividido en cuatro cantos: "Escancia y reconcentra", "Arrecife en el corazón de los años", "Azuza intocable" y "La sombra deslumbrante". Aunque es en realidad un poema de largo aliento, cada canto vibra con la sensación extraña que da enfrentarse a las palabras que desde siempre y para siempre están en la memoria de los que ya se fueron y de los que nos quedamos, para dar testimonio de los otros. Por fortuna, tenemos claro que algún día ya no estaremos.

El poemario poco a poco va desgranando palabras que tienen que ver con el origen de todo: fuego, roca, océano, arrecife, tierra, aire, silencio, agua. Habla la poeta y nos recuerda que está "La piedra en los ojos del mundo", que "nunca duerme la raíz de la hierba", que "violenta la embriaguez del silencio", que "Ningún latido es tan grande que pueda cobijar / el amanecer de los silencios" y que "En el lugar donde se trenza la costumbre de los días..." estamos todos.

La chiapaneca Marlene Villatoro me invitó a celebrar esta noche de palabras y me ha obsequiado una sorpresa: el placer de golpe que, a veces, da una primera lectura. Además, me he enfrentado a una serie de palabras que me acomodan en la tierra porque el libro está lleno de cadencias, de sentidos, de constantes. No puedo dejar de caer en la tentación de citar uno de los poemas que me dieron la contraparte del siempre, es decir, el nunca:

¿Quién sintió la advertencia del nunca?
tal vez la obscuridad que se desviste
en el interior estruendoso del silencio
o las horas errantes atizando fuegos
huyendo a través de memorias y laberintos mudos.

Quizá la alegría que duele
pronunciar atrozmente las palabras
o recoger la mueca que se pudre
Y el caer
caer en el absurdo desbordado de sí mismo
que se ahoga de tanta luz profética

¿Esperar es nunca?
esperar el día preciso
que sólo ve de tarde a tarde y no llega

Esperar el nacimiento de la lluvia
en la hora sagrada de los frutos

2...

que caen sin más razón
          en su madurez deleitosa
sin más pregunta
          que el aturdimiento de la tierra.

Ante estos versos, sabemos que una poeta -una vez más- nos altera la cotidianidad con sus palabras. Gracias, Marlene, por recordarnos que aquí está la vida, porque en la memoria está la vida y la vida sin palabras no existe.

Villatoro, Marlene. Configuraciones de la memoria. Las alas del sueño. Biblioteca Chiapas no. 56. CONECULTA, 2015. 85 pp.

 

* Texto leído en la presentación del libro. Sala Adamo Boari, Palacio de Bellas Artes, mayo, 2016.