JUNIO 2016

Exigen en tribunal simbólico trato humanitario para frenar violencia obstétrica y muerte materna

Foto: Emma Blancas/MujeresNet

Familiares y mujeres pidieron al Estado que no se obstaculice su derecho a la justicia. La jurista y escritora feminista Alda Facio reconoció la valentía de los testimonios, pues de esta manera se cambiarán las prácticas.

Ciudad de México /MujeresNet.- "Estuve nueve horas con mi hija muerta en mi vientre"; "Las enfermeras apostaban sobre dónde íbamos a parir. Si paría en la camilla, la enfermera daría pan y chocolate"; "Me obligaron a firmar unos papeles en los que decía que era muerte natural", estos son tres de los 27 testimonios de mujeres y familiares que vivieron violencia obstétrica o muerte materna, expuestos en el Tribunal Simbólico que se realizó el 9 de mayo de 2016 en el Polyforum Siqueiros.

Ante seis expertas internacionales, mujeres y familiares provenientes de 10 estados de la república denunciaron sus casos de violaciones a sus derechos humanos, 17 de los cuales fueron por violencia obstétrica y 10 por muerte materna.

El estado que presentó más casos ante este Tribunal fue Chiapas con 5, le siguen Durango, Oaxaca, Sinaloa y Quintana Roo con 3; Hidalgo, Guanajuato, Ciudad de México y Zacatecas con 2; Yucatán y uno anónimo con 1.

Maltrato físico y psicológico, negación de información, procedimientos médicos sin el consentimiento de las mujeres, empleo de técnicas para inducir el parto e inadecuada atención en emergencias obstétricas, fueron algunas de las violaciones a los derechos humanos de las mujeres embarazadas que vivieron en instituciones públicas como el Seguro Social local y federal con 14 casos; 11 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); y 1 del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

Tanto familiares como mujeres afectadas piden al gobierno que no se obstaculice su derecho a la justicia y que implemente medidas para no repetir casos como los suyos, pues argumentan que la modernización no sólo tiene que ser en infraestructura sino en la capacitación del personal médico, que respete los derechos humanos de las mujeres y sus hijas/os: "Que la muerte de mi esposa tenga un significado y no le pase a otras personas"; "No sólo se trata de infraestructura, sino de capacitación y humanidad hacia las mujeres. Seguiremos la lucha para que no se repita"; "A pesar de la inversión en los hospitales, la atención no ha mejorado"; "Siguen muriendo mujeres y las autoridades no hacen nada".

En la intervención de las expertas internacionales que conformaron este Tribunal Simbólico, la jurista y escritora feminista Alda Facio reconoció la valentía de los testimonios al denunciar, pues de esta manera se cambiarán las prácticas y se evitarán más muertes maternas y que demuestran que este tipo de muertes no son naturales.

La violencia obstétrica es una violación a los derechos humanos de las mujeres y es una falta de empatía y solidaridad tanto con ellas como hacia sus familiares, declaró.

Al escuchar el caso de "Amelia", una mujer con VIH que fue operada para no tener más hijos/as sin su consentimiento, la también integrante del Grupo de Trabajo sobre la cuestión de la discriminación contra la mujer del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sostuvo que la violencia obstétrica no sólo se refiere a los maltratos físico y/o psicológico o la negligencia médica, sino también la esterilización forzada es una forma de tortura. Expresó que estos casos merecen un cambio cultural: "No se trata de criminalizar a los médicos sino de cambiar la cultura que no valora la vida de las mujeres".

Por su parte, Alicia Yamín, profesora de Leyes y Salud Global de la Escuela T.H. Chan de Salud Pública, dijo que los familiares y las mujeres sobrevivientes de violencia obstétrica hacen hincapié en las enfermedades que padecieron, sin embargo, éstas no fueron la causa de la muerte de la madre o del/a hijo/a, sino la expresión de la violación a sus derechos que se agrava no sólo por el género, sino también por la raza y la clase, al referirse a seis de los casos escuchados en el Tribunal de mujeres de origen indígena. "La mortalidad materna es una radiografía de los patrones de discriminación y del funcionamiento del sistema de salud", manifestó.

Declaró que en una década se ha avanzado en las normas tanto nacionales como internacionales sobre la violencia obstétrica y la mortalidad materna, sin embargo, lamentó que eso no se reflejara en las prácticas cotidianas.

Es responsabilidad del Estado la denigración que sufren tanto las mujeres como sus familiares, por lo que debe reparar el daño. Ante ese panorama, es necesario regular tanto el sistema público y privado de salud, así como aterrizar la legislatura internacional con la de México, recomendó Catalina Martínez, directora regional para América Latina y el Caribe del Centro de Derechos Reproductivos.

Gladys Acosta, experta independiente del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la mujer de la ONU, aseguró que el sistema de salud no sólo de México sino de toda la región tiene políticas equivocadas que no piensan en las personas sino en el dinero y en bajar los costos. "Tiene una mirada neoliberal: Si quieres un servicio, tienes que pagarlo. La maternidad es un acto de amor riesgoso y más riesgoso cuando hay pobreza, discriminación y no hay justicia". Entre sus recomendaciones se encuentran retomar el conocimiento de las parteras para volver a humanizar las políticas públicas del sector y dar pautas a los gobiernos para que las apliquen de manera inmediata.

La reparación no es sólo el dinero porque nada devuelve aquello perdido; es la oportunidad para reconocer la dignidad de las personas afectadas por esta violencia, ya que hay secuelas tanto de familias como de las propias mujeres. En esta lucha no están solas, en esa lucha las acompañamos, dijo Julissa Mantilla, profesora de la Maestría de Derechos Humanos y de la de Género de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Sandra Oyarzo, profesora asistente en el Departamento de Promoción de la Salud de la Mujer y el Recién Nacido y Escuela de Obstetricia en la Universidad de Chile, expresó su deseo de que las mujeres tengan acceso a las parteras y que se fortalezcan la atención a nivel local, y las animó a tejer alianzas para combatir este fenómeno, pues aseguró que no se puede seguir permitiendo más muertes de mujeres, de niños y niñas. Además de fomentar el trato humanitario en las facultades de medicina, hacer un vínculo con la sociedad civil y con otras disciplinas para tener un enfoque integral.

Las expertas coincidieron que este fenómeno es histórico y estructural por lo que urge poner en marcha soluciones, como la cultura del trato digno, que salven las vidas tanto de las mujeres embarazadas como de sus hijas/os y agradecieron la valentía de las personas que participaron en el Tribunal para exponer su caso, ya que sus testimonios son agentes de cambio.