FEBRERO 2016

Cien años de feminismo en México

Guadalupe López García reseña lo acontecido en el conversatorio '100 años de feminismo en México: la historia de organización y los desafíos actuales' y sostiene que no hay una sola historia del feminismo, sino que cada una tiene su propia versión, por eso llama a escribir el propio testimonio y refrenda su compromiso para continuar trabajando de manera colectiva.

"¿Cuáles son los medios sociales que deben emplearse para manumitir a la mujer del yugo de las tradiciones?"[1] El Diccionario de la Lengua Española dice que manumitir significa "dar libertad a un esclavo". [2] Esta fue una de las cuatro preguntas que constituyeron el eje de discusión del Primer Congreso Feminista de Yucatán, celebrado del 13 al 16 de enero de 1916.

El teatro José Peón Contreras, de la ciudad de Mérida, albergó a 620 [3] señoras y señoritas -la mayoría profesoras y de clase media- que poseían "cuando menos conocimientos de educación primaria". Así lo indicaba la convocatoria emitida por el gobierno revolucionario del Estado que presidía el general Salvador Alvarado.

El modelo ideal de las mujeres de ese entonces -y que aún perdura- era el de esposa, madre y ángel del hogar. Para poder ser más independientes, algunas elegían la profesión del magisterio. Pero la soltería era lo peor que les podía pasar. De ahí el famoso comentario que se emitió en la sede: " ¡Las profesoras no se casan!".[4]

El debate no fue terso. Las posturas fueron encontradas: entre conservadoras, moderadas y radicales, de acuerdo con la historiadora Piedad Peniche [5], nieta y bisnieta de dos de las congresistas. El tema central fue la educación: "Que se eduque a la mujer intelectualmente para que puedan, el hombre y la mujer completarse en cualquier dificultad y el hombre encuentre siempre en la mujer un ser igual a él", [6] señaló uno de los resolutivos.

No se incluyeron las voces de todas ni se consideraron otros aspectos, como el voto, ya que conservadoras y moderadas consideraban que aún no estaban preparadas para ese derecho. Fue en el Segundo Congreso Feministas de Yucatán -cuenta Aurora Cortina- que las radicales dominaron la reunión y, ahora sí, el principal reclamo fue el sufragio.

En enero de este año se llevaron a cabo diversas actividades -principalmente en Mérida- para conmemorar el primer centenario del Congreso, el cual se ha tomado como un referente central de la historia del feminismo en México. No quiere decir que no hayan existido expresiones feministas antes, pero a la distancia se ha revalorado la importancia de este ejercicio de organización, tanto por los temas expuestos, sus resolutivos, las participantes, como por su significado y su repercusión en la vida política y social de las mujeres.

El 29 de enero pasado, en la Ciudad de México, feministas de 20 entidades del país efectuaron el Conversatorio "100 años de feminismo en México: la historia de organización y los desafíos actuales", con la participación de Ana Lau Jaiven, Teresa Pérez Vázquez, Irma Estela Aguirre, Friné López y Alma Margarita Oceguera.

Nuestra compañera de MujeresNet, Emma Blancas, da cuenta de este debate en el que se presentaron distintas etapas por las que este movimiento político ha transitado, los puntos de vista, las posturas, las demandas, las estrategias, los objetivos, los sujetos, los logros, los retrocesos, los conflictos, los retos.

De las revisiones y análisis sobre el Primer Congreso y el feminismo en México, que se dieron en ese mes, me llamó la atención la similitud que encontré en los ataques a las ideas y el miedo a las propuestas feministas desarrolladas a lo largo de la historia -claro está, según los contextos- y en los discursos que se confunden entre una y otra época.

A principios de siglo, las feministas radicales eran las que pedían el voto; después, las que buscaban el control natal, luego el uso de anticonceptivos y más tarde el aborto. El discurso de la liberación de la mujer no es de la década de los años 70 sino de finales del siglo XIX. El de la igualdad no es de este siglo sino de los anteriores, y resulta que ahora es más criticado, tanto por hombres como por mujeres.

"Es un error social educar a la mujer para una sociedad que ya no existe"[7], se dijo, pero no estamos hablando del México actual sino del revolucionario. Otras ideas de los siglos XIX y XX defendían la naturaleza de la mujer, pensamiento que se sostiene en el XXI desde el feminismo de la diferencia o en el ecofeminismo.

En cuanto al feminismo en sí, el hombre tiene un concepto equivocado al considerar que la mujer quiere colocarse arriba de él y dar órdenes; pero el feminismo significa "mujeres fuertes, con educación, iguales al hombre en inteligencia, con el cual podrán formar uniones en el mismo plano de igualdad moral e intelectual".

A la pregunta "¿Qué quieren las feministas?", la respuesta es que "queremos, como primera concesión, la igualdad política; la mujer sin tener los derechos y prerrogativas que el hombre, es contribuyente como él, para todos los casos".

No son argumentos de ahora. La primera aclaración es de la congresista moderada Consuelo Zavala, en una entrevista en el marco del Primer Congreso; [8] la segunda, es la respuesta de Elena Torres, enviada de Hermila Galindo al Segundo Congreso Feminista, a un reportero. [9]

Existen nuevos análisis y debates; hay una crítica al feminismo en general, los escenarios sociales y políticos son más complejos y los sujetos políticos se han transformado. Sin embargo, muchas feministas reivindicamos esa historia y reconocemos que el feminismo es una apuesta ética y política, necesaria para la construcción de un mundo más justo e igualitario, como lo estableció la Declaratoria emitida por el Comité Conmemorativo del 1er. Congreso Feminista 1916-2016. [10]

Hacer el recuento de un siglo no es fácil. De la reflexión colectiva que se dio en el conversatorio, llegué a la conclusión de que no se puede hablar de una historia única. Cada quien tiene una versión de los hechos, desde dónde, cómo y cuándo la han vivido.

Por eso debemos escribir nuestro testimonio, para aquellas que reescribirán la historia y para quienes se asumen feministas, quienes lo niegan, lo desconocen, lo consideran obsoleto, sectario o una amenaza para los hombres y las mismas mujeres.

Desde estas líneas, me sumo a la Declaratoria mencionada: Hoy, a cien años, refrendo mi compromiso por continuar trabajando de manera colectiva en la lucha por una sociedad justa, sin discriminación y con igualdad de trato, oportunidades y derechos para mujeres y hombres. Hoy refrendo que sigue valiendo la alegría de ser feminista.

Notas:
[1] "El Primer Congreso Feminista de Yucatán", en Fem, Vol. VIII, No. 30, octubre-noviembre 1983.
[2] http://dle.rae.es/?id=OIOMdiZ . Consulta: 1 de febrero de 2016.
[3] Cortina G. Quijano Aurora (1998), "Los congresos feministas de Yucatán en 1916 y su influencia en la legislación local y federal", en Universidad Nacional Autónoma de México, Anuario Mexicano de Historia del Derecho, X-1998 . La cifra no coincide con diversas fuentes, pero al menos acudieron casi 700 mujeres.
[4] Cortina (1998).
[5] Sonido en https://soundcloud.com/confem2016/el-primer-congreso-feminista-en-yucatan-1916-cien-anos-despues
[6] "El Primer Congreso Feminista de Yucatán", Idem.
[7] Convocatoria del congreso. "El Primer Congreso Feminista de Yucatán", Idem.
[8] Cortina (1998:175 y176).
[9] Valles Ruiz, Rosa María (2012), "Segundo Congreso Feminista en México: una historia olvidada". Disponible en http://www.uaeh.edu.mx/investigacion/productos/4925/segundo_congreso_feminista.pdf .
[10] La Declaratoria se puede consultar en http://www.equidad.org.mx/index.php/es/2014-11-21-23-07-10/2-uncategorised/590-declaratoria-del-primer-congreso-feminista-1976-2016 .