NOVIEMBRE 2015

Embarazo en adolescentes

Foto: Brenda Ayala/MujeresNet

Georgina Rodríguez Gallardo analiza la creciente cifra de embarazos en adolescentes y los programas encaminados a este tema, y considera que éstos se deben enfocar en la prevención, en la maternidad y paternidad responsables, y en apoyar a que consoliden un proyecto de vida, ya que sin una preparación académica enfrentan desventajas que repercuten de múltiples formas en su vida.

Debemos preguntarnos ¿qué es lo que está propiciando el incremento de los embarazos en adolescentes? Si bien es un tema presente en las instituciones competentes de los diferentes niveles de gobierno donde los esfuerzos se han enfocado a la prevención del embarazo en adolescentes, éste dejó de dar resultado, y el incremento se ha mantenido de forma importante. De esta manera, el fenómeno del embarazo en menores es un tema de agenda pública no exclusivo de nuestro país, sino de cualquier nación, ello se debe no sólo al incremento de casos, sino y sobre todo, al impacto en los niveles de bienestar de las mujeres jóvenes y primordialmente de sus hijos/as que ven mermadas sus aspiraciones de vida.

El punto fundamental en este tema es el inicio de la vida sexual a temprana edad, lo que en México se está dando en edades cada vez más anticipadas. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) a nivel nacional la edad de inicio de la actividad sexual es de 12 a 19 años (20.5 por ciento, ENSANUT, 2012, Resultados Nacionales). De estas menores el 51.9 por ciento alguna vez ha quedado embarazada, y 10.7 por ciento se encontraba en estado de gravidez al ser entrevistada.

"La tasa de fecundidad en 2011 de las mujeres de 12 a 19 años fue de 37.0 nacimientos por cada 1,000
mujeres, superior a la observada en 2005 para la ENSANUT 2006 de 30.0 nacimientos por cada 1,000
mujeres. Este incremento resalta la relevancia de acciones de promoción de la salud sexual entre los adolescentes, en particular en lo que se refiere a las relaciones sexuales protegidas. Es importante
señalar que ante la caída de la fecundidad general, el aporte relativo que hacen las adolescentes a la
fecundidad total es cada vez mayor y este fenómeno adquiere, por tanto, mayor importancia".
(ENSANUT, 2012,83)

Analicemos las cifras, las mujeres de 12 a 19 años que han iniciado actividad sexual, en los resultados de ENSANUT 2006 fue de 14 por ciento, para el 2012 fue del 20.5 por ciento, esto representa un incremento de 46 puntos porcentuales. Por su parte los jóvenes del mismo corte de edad en 2006 representaban el 17 por ciento; en 2012 fue del 25.5 por ciento, ello significa un incremento de 50 puntos porcentuales. Estos datos indican, que para 2012 prácticamente la cuarta parte de los y las jóvenes en el país llevan una vida sexual activa, con la consecuente responsabilidad y riesgos que ello representa, tengan o no conocimiento de métodos de embarazo y prevención de enfermedades o estén preparados/as para enfrentar los escenarios que tendrán en puerta no solo poniendo en riesgo su salud (enfermedades de transmisión sexual) y la posibilidad de embarazo, sino el efecto en su desarrollo personal (emocional, educativo, formativo, físico) que afectará el resto de su vida.

Ciertamente el embarazo en jóvenes (menores de 19 años de edad) impacta en la vida de la mujer y ello ha propiciado que se generen algunos supuestos como el que las mujeres jóvenes corren riesgo de morir ellas o su hijo/a, en las diferentes etapas del embarazo; consecuencias negativas en los hijos/as; el abandono de los estudios y por tanto la afectación de ello en su hijo/a; el estigma de madre soltera que repercute en su hijo/a (CRIM-UNAM,2010).

En realidad el riesgo de mortalidad materna e infantil se encuentra ligado a los niveles de pobreza y principalmente a la atención que recibe en los centros de salud así como al cuidado médico a lo largo de su embarazo. Por tanto la mortalidad materna e infantil en estas circunstancias, depende de los niveles de marginación y de acceso a servicios médicos de calidad, no a la edad de la paciente. En cuanto a la estigmatización o señalamiento como madres solteras, según estudios de Welti (2000 y 2006) y de Ehrenfeld (2008), citados en Chávez Galindo (2010), las jóvenes se casan después del embarazo, en muchas de las ocasiones obligadas; lo que resulta un atentado a su libertad de elección pero que deriva en que al momento del parto ellas se encuentren en su mayoría casadas.

Todo esto puede ser verdad o no, pero carece de importancia. Ya que el impacto real y significativo está en su calidad de vida y nivel de aspiraciones del o la menor. Este/a menor se verá afectado/a por factores de exclusión y de desigualdad de oportunidades, por las condiciones desventajosas que vive la madre, y el padre según sea el caso.

"Sin embargo, parecen convivir patrones marcadamente distintos de la edad de inicio a la vida sexual que se relacionan con la heterogeneidad sociocultural e inequidad económica imperante. Variables tales como el área de residencia, la educación, la condición de pobreza y el grupo étnico, delimitan pautas reproductivas en adolescentes claramente diferenciadas" (CRIM-UNAM, 2010:42).

En cuanto a las políticas públicas se ha optado por una ardua labor de prevención de embarazo y de enfermedades de transmisión sexual, resta señalar que esto no ha rendido los frutos esperados, al contrario, se ha incrementado de manera notable el embarazo con todo y que los y las jóvenes reportan tener conocimiento de los métodos anticonceptivos (90 por ciento, ENSANUT 2012). En cuanto a las enfermedades de transmisión sexual se tiene otro panorama, el resultado buscado se logra ya que sólo en 2.3 por ciento (ENSANUT, 2012:83) de los y las adolescentes activos/as sexualmente han recibido atención médica en este tema. ¿Por qué los programas de prevención han funcionado para una cosa y no para los dos problemas atendidos? La respuesta puede estar en que los y las adolescentes ciertamente no quieren adquirir una enfermedad, pero sí pretenden embarazarse.

En un último comunicado del Consejo Nacional de Población, Conapo, se señala: " Los datos disponibles revelan que 4 de cada 10 adolescentes embarazadas aseguraron que no habían planeado o   deseado el embarazo, a pesar de que 97 por ciento de este grupo dijo conocer al menos un   método anticonceptivo   y 61.5 por ciento de ellas   no se protegió en su primera relación sexual" ( http://www.aztecanoticias.com.mx/notas/mexico/160863/4-de-10-embarazos-adolescentes-no-son-planeados ). Este dato significa que 6 de cada 10 adolescentes sí planearon su embarazo, si esta lectura es correcta el enfoque de la prevención debe darse en el tema de la maternidad y paternidad responsable, así como el consolidar un proyecto de vida de los y las jóvenes. A lo que se suma la importancia de que el y la adolescente continúe sus estudios, con o sin embarazo. Según resultados de diversos estudios ambos, mujeres y hombres, tienen plena conciencia de la trascendencia de continuar sus estudios, sin embargo la situación de responsabilidad de ser madres y padres, las más de las veces les obliga a abandonarlos e integrarse a la vida productiva sin experiencia, sin preparación y en las condiciones más desventajosas.

Los efectos del embarazo temprano se manifiestan en una diversidad de problemas como es el: conformar un proyecto de vida; las consecuencias psicológicas; los conflictos familiares; la deserción escolar; el rechazo social; el abandono y la falta de ingreso (SEP, 2012:17). Estas condiciones afectarán su calidad de vida y bienestar del cual difícilmente se podrán recuperar, afectando no solo a la mujer, a la pareja (en caso de estar casada), sino a los hijos e hijas que vivirán estás condiciones desventajosas que llegan a ser tales que no logran recuperarse impactando también en el nivel de aspiraciones del o la menor en su vida futura y presente.

Bibliografía:
Chávez Galindo, Ana María, 2010, Estudio de Diagnóstico Nacional sobre el Rezago Educativo que Presentan las Madres Jóvenes y las Jóvenes Embarazadas en Relación con la Educación Básica , CRIM-UNAM.

Consejo Nacional de Población, Comunicado de Conapo, 2015 en el marco del Día Mundial de la Población consultado el 9 de noviembre del 2015. http://www.aztecanoticias.com.mx/notas/mexico/160863/4-de-10-embarazos-adolescentes-no-son-planeados

ENSANUT, Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, Resultados Nacionales, 2006, Instituto Nacional de Salud Pública, Secretaría de Salud

ENSANUT, Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, Resultados Nacionales, 2012, Instituto Nacional de Salud Pública, Secretaría de Salud.

Secretaría de Educación Pública, 2012, Embarazo adolescente y madres jóvenes en México: una visión desde el Promajoven, México