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Frases Feministas
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Solteros y maduros





Por Adiel Martínez Hernández
Maestro en Comunicación y Antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México. Docente e investigador de temas de semiótica, género y masculinidad, e identidades y cambios culturales.

El columnista nos habla cómo es percibida la soltería en mujeres y hombres, ya que existe una cierta discriminación al considerarlos fuera de las normas conyugales que la sociedad dicta; sin embargo, con la modernidad ser soltero es un lujo que puede traer beneficios.

El sistema de género que construyen las culturas propone una serie de roles que los sujetos como miembros activos deciden reproducir fielmente o recrear según las condiciones sociales que el contexto les proporciona. Como ha quedado establecido, las relaciones de género ocurren en los planos reproductivo, productivo y afectivo, a partir de una serie de significados culturales asignados a las potencialidades del cuerpo.

La reproducción sexual es la manera que tienen las comunidades para mantener su existencia como sistema social y continuar manifestando sus componentes culturales (valores, costumbres, rituales). Para hacerlo, las culturas han establecido las relaciones conyugales como la vía para que mujeres y hombres formalicen sus vínculos afectivos y constituyan un nuevo núcleo de la sociedad. A través de las distintas épocas históricas de la cultura occidental las relaciones de pareja entre mujeres y hombres han adquirido diversos matices. La constante ha sido la obligatoriedad de formar una pareja para con ello perpetuar los roles del sistema de género. No hacerlo implica ir contra las ordenanzas de la cultura; ir en contrasentido.

La soltería es la condición de vida que un individuo asume ante las exigencias sociales de establecer una relación conyugal. En muchas ocasiones, la soltería no es una elección propia del sujeto; las circunstancias obligan a muchas personas a asumir la soltería como un estilo de vida. Por ejemplo, la viudez de una mujer o un hombre (según la cultura) obliga a que éstos se mantengan solteros por el resto de su vida. El celibato religioso también exige a hombres y a mujeres mantenerse solteros ya que se entiende que su vínculo es de carácter metafísico con la deidad o con la institución religiosa.

Finalmente vemos cómo hay una variedad de expresiones de la soltería que dependen de su contexto cultural. Para algunos, ser soltero y célibe se verá como positivo; mientras que para otros la soltería y la actividad sexual se verán como una combinación incorrecta en la vida de las personas. Aquí es donde el sistema de género asigna valores distintos para mujeres y para hombres en condición de soltería. Parece ser que un hombre tiene más permiso de mantenerse soltero, mientras prueba fortuna y encuentra a la mujer idónea; mientras que una mujer, debe apresurarse a conseguir un "buen partido".

Las condiciones económicas actuales han transformado las relaciones de género. Hoy es más difícil tanto para un hombre como para una mujer tomar la decisión de formar una pareja y posteriormente una familia. Aunque sigue habiendo recriminaciones por parte de la cultura para aquellos y aquellas que deciden vivir en soltería permanente, prolongarla o volver a ella después de haber vivido una relación conyugal.

La cultura colombiana tiene un refrán que dice: "Soltero y maduro, maricón seguro". En éste vemos cómo asocian la soltería con una especie de perversión de la sexualidad. Otro refrán mexicano dice: "Hermana saltada, hermana quedada", que se usa para acusar de poco inteligente a aquella mujer que permitió que la hermana menor se casara primero que ella. Vemos nuevamente cómo las culturas elaboran significados peyorativos y discriminatorios para los sujetos que decidieron contravenir las normas que obligan a establecer relaciones de pareja.

Actualmente, puede verse a la soltería más como una elección, que toman tanto hombres como mujeres, que como un infortunio que el destino les depara. Muchos de estos solteros tienen que hacer frente a las críticas y a las discriminaciones de los otros miembros de la cultura. Los estereotipos del soltero empedernido (hombre) o la soltera mojigata (mujer) están transformándose para adaptarse a una nueva representación social del soltero.

La modernidad, con sus continuos cambios socioeconómicos y tecnológicos, está haciendo ventajosa la condición del soltero; convirtiendo la soltería en un estilo de vida envidiable para muchos. Esta condición también está transformando las relaciones de género en lo reproductivo, lo productivo y lo afectivo.







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