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Frases Feministas
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Lo de Cuauhtémoc: una conducta personal. Entre lo público y lo privado





Por Guadalupe López García
Periodista con Maestría en Estudios de la Mujer por la UAM y especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Trabajó en el Centro Integral de Apoyo a la Mujer "Esperanza Brito de Martí" en el DF y fue coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Inmujeres-DF. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF.


Tras las acusaciones por una presunta red de prostitución pagada con recursos públicos por parte de Cuauhtémoc Gutiérrez, expresidente del PRI, la columnista nos plantea cómo el PRI se ha deslindado de responsabilidades ante la problemática al expresar que es 'una conducta personal'.

Los delitos cometidos por Cuauhtémoc Gutiérrez no son del PRI: es una conducta personal, afirmó el dirigente nacional del partido en el poder, César Camacho [1]. No es la única vez que se utiliza ese argumento para deslindarse de cualquier escándalo que cometen funcionarios, escritores, legisladores, dirigentes, intelectuales, artistas o luchadores sociales. El PRI no es el único, el PRD y los demás partidos también lo han hecho.

"Es un caso aislado", "actuó en solitario", son otros argumentos cuando se descubren actos de corrupción, otros delitos u homicidios y feminicidios. Es como si los seres humanos o un grupo de personas hayan crecido de manera aislada, sin estar en contacto con la cultura, la sociedad, la familia; o en su caso, como si el origen de los seres humanos (como se ha hablado de la familia y oficio de Cuauhtémoc) fueran los que predestinaran y guiaran nuestra actuación a lo largo de la vida.

Por otro lado, ante cualquier acto que afecte a las personas (para mal) se arguye: "no es personal"; o, en su defecto: "es un asunto del ámbito privado". También se pide respeto a la vida privada cuando se dan a conocer los affaires - escándalos sexuales, infidelidades-, los/as hijas/os fuera del matrimonio, cuando se habla de la orientación sexual (conocida u oculta) o cuando se dan a conocer actos de violencia familiar de políticos/as, intelectuales y demás.

También se alude al físico. Por el de Cuauhtémoc, una persona obesa, morena y fea -por el referente de la belleza eurocentrista-, no podía ser más que un psicópata o un "enfermo sexual", como su padre. Como si las personas guapas, amables, con doctorados o educación en escuelas extranjeras, con una profesión y de respeto, estuvieran exentas de perversidades.

Los actos como el de Cuauhtémoc Gutiérrez, quien prostituía a mujeres con recursos públicos al ser dirigente del Partido Revolucionario (PRI) en el Distrito Federal; de Rubén Escamilla, ex jefe delegacional de Tláhuac, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), o de Mario Marín, ex gobernador de Puebla, del PRI, entre cientos de ellos, quedarán impunes por varios motivos. Comento dos que nos interesan -por supuesto que no son los únicos- desde el feminismo y que muchos/as analistas políticos dejan de lado.

El primero de ellos es que ante la separación de la vida pública y vida privada, el mensaje que siempre se ha dado a la sociedad es: sí se pueden vivir dos (o más) vidas y tener una doble (o triple) moral y ética. Por ello, el discurso de que no hay congruencia en lo que se dice y en lo que se hace, cuando se alude a las conductas de ese tipo o a los actos de corrupción, no tiene efecto. Para este tipo de personas, todo es normal. Por ello, no hay lo que se pudiera llamar remordimientos de conciencia.

Por más que repetimos que lo personal es político, una de las principales banderas feministas, se insiste en preservar lo público y lo privado como representaciones de la sociedad que han acompañado el desarrollo del capitalismo y el proceso más global de la modernidad. Así lo señaló hace más de dos décadas Teresita de Barbieri. [2]

Con estos dos ámbitos -dice la especialista- se produjeron discursos, estereotipos, ficciones jurídicas, identidades y principios morales para legitimar la exclusión. Además de asignar a la esfera pública la exclusividad de la política, naturalizó y despolitizó las relaciones sociales que tienen lugar en la esfera privada. De hecho, afirma, nunca hubo una división tajante, ya que siempre ha subsistido una relación e interdependencia entre lo privado-doméstico y lo público.

Segundo motivo. Al decir este tipo de personas, me refiero no a quienes con psico o sociopatologías -asunto que no es mi rubro analizar- se desarrollan en la política o en otros ámbitos sino a aquellos que son producto de un sistema político patriarcal. Son los necesarios para darle vida y los sacrificables para que perdure.

De ahí el deslinde: no es un asunto de partidos, no es un asunto de instituciones, no es un asunto de las Iglesias, no es un asunto de Estado. Es personal, es privado. Esto también funciona para preservar el poder. No quiero decir que el Estado se meta hasta nuestra cama (bueno, en realidad sí lo ha hecho, también las religiones, las familias), sino de desmontar las estructuras de fondo.

De Barbieri señala que la dominación y la hegemonía social y política siguen siendo masculinas y los varones adultos siguen controlando nuestros cuerpos; mientras las prácticas y las representaciones no cambien radicalmente, persistirá la subordinación de las mujeres y solo se lograrán transformaciones no sustantivas. Sus palabras siguen vigentes.

Por último, esta columna, consternada por la información puntual de Carmen Aristegui y su equipo, y dada a retomar información vieja -en este caso, no tanto-, sugiere preguntar a la Procuraduría General de la República (PGR) qué pasó con el registro de acosadores, hostigadores y agresores sexuales en la familia, el ámbito laboral, la escuela, en las instituciones y en el transporte público que iban a integrar al Banco Nacional de Datos e Información sobre Casos de Violencia contra las Mujeres (Banavim), la creación de unidades especiales para atender la violencia de género en cada entidad, el impulso que daría para el otorgamiento de órdenes de protección y el registro nacional para mujeres víctimas de la violencia de género, como parte del Programa Nacional de Procuración de Justicia 2013-2018 [3].

Notas:
[1] http://www.milenio.com/politica/conducta-Cuauhtemoc_Gutierrez_de_la_Torre-PRI-DF-senalado-contratar-mujeres-prostitutas-afectar-partido-Cesar_Camacho_0_274772848.html
[2] De Barbieri, María Teresita "Los ámbitos de acción de las mujeres", En: Revista Mexicana de Sociología , Vol. 53 No. 1, Ene-Mar, 1991.
[3] "Creará la PGR registro de agresores sexuales, acosadores y hostigadores", La Jornada, 18 de diciembre de 2013.






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