Con una fuerza a la que no doblega ninguna coerción; con una terquedad a la que no convence ningún alegato; con una persistencia que no disminuye ante ningún fracaso, la mujer rompe los modelos que la sociedad le propone e impone para alcanzar su imagen auténtica y consumarse -y consumirse- en ella.
Rosario Castellanos

Un día más, un año más, un 8 de marzo más para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y la desigualdad de género persiste, no obstante se han logrado transformaciones que durante siglos parecieron inamovibles. El mundo no es igual que en 1911, a 103 años se han logrado conquistas invaluables para la vida de las mujeres y de la sociedad, pero todavía queda un largo camino por andar para combatir el abuso, la discriminación, la injusticia, la arbitrariedad, el machismo, la sumisión, el sometimiento e ignorancia de mujeres y hombres, que padecen y al mismo tiempo reproducen y que son tan difíciles de erradicar.

La sociedad y las instituciones no han sido capaces de entender, asumir y aplicar la igualdad de género en la salud pública, en la educación, la política, economía, el empleo, la jurisprudencia, los derechos humanos, la cultura y hasta el esparcimiento tan contaminado hoy en día de misoginia y desprecio.

Las conquistas logradas en todos los terrenos tienen sus antecedentes en tiempos muy lejanos, los frutos apenas se empiezan a cosechar, sin embargo muchos esfuerzos se agotan dando la batalla sin recibir el producto esperado, pero es histórico que la siembra de hoy será la cosecha de mañana y con ese aliciente seguimos y seguiremos en pie de lucha por la igualdad y equidad de derechos y oportunidades.

Las mujeres constituyen dos tercios de la población analfabeta del mundo, continúan soportando la doble y a veces triple jornada de trabajo; ganan menos que los hombres, se les relega a labores de bajos salarios y categorías, son excluidas de la toma de decisiones, incluso de las que afectan su propio cuerpo; miles de ellas viven presas de la violencia familiar o conyugal.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México 51.2 por ciento son mujeres y 48.8 por ciento son hombres. A pesar de que el país ha tenido importantes avances en cuanto a la condición social de las mujeres y la institucionalización de políticas en pro de la igualdad de género. "En materia legislativa, se aprobaron en 2007 la Ley General de Igualdad entre Mujeres y Hombres y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. No obstante, persisten enormes desigualdades entre hombres y mujeres y diversas formas de discriminaciones". [1]

La brecha que hay entre hombre y mujeres que enfrentan disparidades en el acceso a la educación se ha reducido mediante legislaciones y programas, pero de facto existen innumerables obstáculos y al mismo tiempo, nuevos retos para lograr la plena equidad de género y autonomía de las mujeres. En México hay más mujeres que hombres que viven en condiciones de pobreza. "En zonas urbanas, solamente 51 por ciento de las mujeres en edad de laborar están trabajando en el mercado remunerado comparado con 81 por ciento de los hombres". [2] El 41.8 por ciento de las mexicanas mayores de 14 años son económicamente activas y su salario es, en promedio, entre 4 y 12 por ciento menor al que perciben los hombres.

Según el Observatorio Nacional del Feminicidio de 2010 a junio de 2012 hubo casi cuatro mil mujeres desaparecidas, el 51 por ciento de esas desaparecidas tenían entre 11 y 20 años, muchas son víctimas de trata de personas y explotación sexual. "Cada año, 1.39 millones de personas en todo el mundo, en su gran mayoría mujeres y niñas, son sometidas a la esclavitud sexual. Son compradas, vendidas y revendidas como materia prima de una industria, como residuos sociales, trofeos y ofrendas". [3] Cifra que se eleva, si se toma en cuenta los casos que no se denuncian.

Según datos del INEGI, 63 de cada cien mexicanas mayores de 15 años ha padecido algún incidente de violencia, ya sea por parte de su pareja o de cualquier otra u otras personas; 47 de cada 100 mujeres de 15 años o más que han tenido al menos una relación de pareja, matrimonio o noviazgo, han sido agredidas por su actual o última pareja a lo largo de su relación. El estudio del INEGI estima que 1.2 millones de mujeres actual o anteriormente casadas o unidas enfrentaron violencia física muy grave o extrema. [4]

Por primera vez, en la historia de nuestro país, en la 62 Legislatura la participación política de las mujeres aumentó significativamente al rebasar la meta de 30 por ciento en ambas cámaras. [5] Sin embargo, aún queda mucho por hacer. En San Lázaro, 36.8 por ciento (184 de 500) de los legisladores son mujeres y en el Senado, 33 por ciento (42 de 128).

A pesar de que las cifras no son alentadoras las mujeres poco a poco han ido ocupando espacios. Actualmente no hay necesidad de vestirse de hombre para ir a la universidad. Están presentes en todos los oficios y profesiones: luchadora, boxeadora, karateca, albañil, arquitecta, política, mandataria, empresaria, ejecutiva, periodista, obrera, secretaria de Estado, hasta autodefensa en Michoacán. No ha habido lugar al cual no haya llegado, con problemas, pero ahí está picando piedra para las otras generaciones que le siguen, como lo hicieron sus antepasadas.

En los últimos años "las mujeres hemos cruzado varias fronteras, de la marginalidad al poder, de la sociedad al Estado, de la protesta a la propuesta; nos hemos hecho visibles, además de llamar la atención sobre nuestros deseos, transformar la manera de ver al mundo. Hemos conseguido que tecnócratas, sacerdotes, presidentes y burócratas se conviertan en aliados y respetuosos adversarios". [6]

Las neuronas no tienen sexo, y las mujeres continuamos abriendo brecha en política, cultura, empresas, sociedad y en todos los ámbitos a dónde quiere llegar. Nuestro paso a veces lento, otras desesperado, pero siempre firme y seguro, avanza un poco más a prisa que en los años o siglos pasados. La esperanza para el futuro, al igual que en el triunfo del pasado, radica en la complementariedad de los dos géneros, en la equidad de derechos y oportunidades que la humanidad seamos capaces de defender.

Notas

[1] http://www.unfpa.org.mx/situacion%20en%20mexico.php
[2] http://www.unicef.org/mexico/spanish/unicefenmexico.html
[3] Cacho, Lydia, Esclavas del poder, Grijalbo; México, 2010, pág. 15
[4] http://www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/Contenidos/estadisticas/2013/violencia0.
[5] www.cimacnoticias.com.mx/node/61176
[6] Montaño Virreira, Sonia. "¿Abrimos la puerta a los suegros del feminismo?" En María Esther Espinosa, "Dejar de ser el segundo sexo", en http://www.etcetera.com.mx/1999/353