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Paridad: mujeres y hombres como iguales
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Foto: Brenda Ayala/MujeresNet
Por Gabriela Revueltas Valle
Jefa de departamento del Instituto Federal Electoral(IFE)
La autora nos presenta una propuesta que implicaría el empoderamiento de las mujeres y la igualdad en la participación política entre hombres y mujeres; no se trata de cubrir la cuota, se llama paridad.
La paridad de género en las cámaras legislativas es una oportunidad para demostrar que construir el poder en México a partir de otro criterio es posible y en cierto modo urgente. La vía electoral es un terreno que necesita reajustes en las reglas y, probablemente, nos permita alcanzar la paridad en los tres niveles de gobierno y en la administración pública.
En nuestro país, el poder está construido bajo principios de relación entre hombres con códigos informales sobre cuestiones familiares, amistades consolidadas y vínculos que a lo largo de las carreras políticas se consolidan para los acuerdos tácitos que resguardan lealtades. En todos los partidos políticos sobreviven grupos, masculinizados a la hora de las candidaturas y, por supuesto, de los equipos para formar trabajo parlamentario o hacer equipo para gobernar. A todo esto hay que agregar los prejuicios basados en el género y los estereotipos sobre las capacidades y los roles que viven las mujeres en la política.
En los procesos electorales las variables que intervienen en el momento en que una candidatura gana son diversas, no podemos afirmar que se prefiere a una mujer o a un hombre, porque el peso de los hábitos, la presión o compra del voto, sobre las tendencias partidistas, tanto como la falta de alternativas que hacen repetir la elección a partir de un partido político. De aplicarse la paridad en el próximo proceso electoral, la ciudadanía se encuentra en posibilidad de elegir entre nuevos liderazgos de mujeres y hombres, con la riqueza de una diversidad más alta y susceptible de fortalecer criterios y discusiones con proyectos políticos, no sólo a partir de personalidades.
Paridad significa que no existe el sujeto abstracto o neutro e implica incluir al sexo en toda base conceptual para lo legal o legaloide a fin de hacernos entender en el acceso a los cargos públicos y de representación popular. Va contra el universalismo con el cual siempre se borró a las mujeres de toda constitución del siglo XX y significa estar a favor de la igualdad frente a los derechos, como en este caso, con respecto a los derechos políticos. Así, la paridad es un término que revierte la masculinización de los cargos para la toma de decisiones; podemos pensar que no es una nueva cuota, es el uso de un criterio para construir una clase política con mujeres y hombres.
A la fecha, en nuestro país, en la Cámara de Diputadas/os, en la LXII legislatura tenemos que de 500 curules, 184 representantes son mujeres (37%) y de 128 cargos en el Senado 42 mujeres representan el 33%. Nuestro padrón electoral tiene 48% de hombres inscritos y el resto, 52% son mujeres. Es decir, la representación en el nivel federal no demuestra la participación de toda la sociedad y, por lo tanto, de todos los intereses, pudiéramos pensar esto último como exagerado, pero si reflexionamos sobre la forma en la cual nuestra sociedad sigue dividiendo el trabajo podemos entender la necesidad de organizar la distribución de la riqueza y del poder entre mujeres y hombres de manera más justa entre todos los grupos de la población, incluidos los permanentemente excluidos.
De acuerdo con Joan Scott, la discusión sobre la paridad empieza en los noventa con algunos grupos de feministas francesas y registró una buena cantidad de opositores y de críticas. En este momento, nos puede significar en nuestro país, "jalar el hilo" para un cambio estructural: no sólo los hombres tienen el derecho a dirigir al estado ni a tomar todas las decisiones. El hecho de que más mujeres participen en la toma de decisiones tampoco sabemos si puede dar mejores resultados, sin embargo sí podemos asegurar que puede cambiar las relaciones frente al ingreso y a su vida cotidiana, además de proponer una oportunidad para el empoderamiento de más mujeres.
La paridad, entonces es una opción para la representación femenina y masculina, desde la enunciación, significa comprender que es la mitad y la mitad. En 2011 se quedó sin presentar una iniciativa para la paridad en el Senado, dicha iniciativa contó con el trabajo de senadoras comprometidas con la igualdad sustantiva y con la red de Mujeres en Plural, es necesario reflexionar sobre los nuevos roles en nuestra relación con el poder político, ya que me parece, la paridad también significara empoderamiento.
Ahora en 2013, se cumplen 60 años del voto de las mujeres, recordemos que también tenemos derecho a ser representadas, a participar en la construcción y toma de decisiones y a agruparnos en organizaciones de presencia política. 60 años y nuestras condiciones de vida son atroces frente a una violencia simbólica y explícita creciente, creo que en los años veinte del siglo pasado, las feministas nunca imaginaron verse en la necesidad de legislar sobre feminicidio o a presionar a las autoridades frente a crímenes, secuestro, trata, violaciones sexuales de militares y de todo tipo o a buscar a sus hijas desaparecidas. Sin embargo, a pesar de no imaginarse estas condiciones sabían perfecto que solamente en voz de nosotras mismas se pueden plantear las demandas y las soluciones frente a la misoginia, nadie más lo va a hacer porque éticamente no es posible. Existe una grave diferencia entre solicitar, pedir, demandar a resolver y decidir por los propios medios y eso lo sabe cualquier mujer u hombre desde temprana edad.
Referencias:
-Joan W. Soctt, Parité. Equidad de género y la crisis del universalismo francés. Fondo de Cultura Económica, México, 2012.
-La iniciativa completa por la paridad realizada en 2011, se puede consultar en la sección de "acervo para la igualdad": http://genero.ife.org.mx/docs_acervo.html