"...vas descociendo mis piernas del suelo,
tejiendo redes de consuelo en el cielo..."
Valeria Ponzanelli

La música es su debilidad, su amor y su pasión, así lo demostraron en sus audiciones las/os 19 alumnas/os de la Escuela de Música Rock a la Palabra, el 3 de julio en su graduación; cada estudiante puso a prueba sus conocimientos interpretando tres canciones de su autoría. Al día siguiente 4 de julio, los/as que continuaran con sus estudios presentaron adaptaciones de temas conocidos, así como de su propia inspiración.

Las chicas/os son talentosas/os, su propósito es crecer en la parte creativa, que compongan, que improvisen y adapten también temas de músicos consagrados, señala el músico Guillermo Briseño, director de la escuela. Con orgullo comenta, que algunas/os estudiantes ya han realizado sus primeras grabaciones.

La Escuela Rock a la Palabra cumple siete años de su creación, depende de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, en ella se ofrecen las especialidades de composición, guitarra eléctrica, bajo, batería, voz expresiva, piano y armónica. Durante ocho semestres las/os estudiantes adquieren las herramientas musicales, literarias, teóricas y técnicas, que les ayuden a comprender los lenguajes del rock, el blues y el jazz. Así como, a improvisar en su instrumento y componer sus propios temas.

Para Guillermo Briseño en la escuela se entiende el rock no como un producto industrial de consumo inmediato, sino como un impulso creativo, como parte de la cultura de nuestro tiempo. Es la única institución educativa del país en donde se imparte este género de manera gratuita. Cuenta actualmente con una matrícula de 160 alumnas/os.

El 4 de julio, les tocó el turno a las/os estudiantes que seguirán con su formación. Ellas/os también dieron una muestra de sus habilidades y capacidades. Hay talento, tocan, cantan, componen.

Doce grupos integrado por chicos y chicas viven, sienten, transmiten su sensibilidad en cada nota musical de los "covers" de grupos internacionales o las canciones de su propia autoría como: "Quiero decirte" de Valeria Ponzanelli, o "El llanto del Jaguar "de Oscar Valencia, o "Esperanza" de Nayeli Stanfield.

A los alumnas/os se les veía nerviosas/os, pero contentas/os. Para algunas/os era su primera presentación en público. Estaban preparadas/os, habían ensayado una y otra vez. Sabían que después vendrían los comentarios de sus profesores/as, su crítica, su consejo y su elogio.

Como sucede en muchos oficios, carreras y profesiones en la escuela de Rock a la Palabra son pocas las mujeres que cursan sus estudios de música. Su participación fue valiosa en los ensambles: en la guitarra, en el teclado, el bajo, la batería, el piano, en la voz, los coros y los temas compuestos por ellas.

Para el coordinador de la escuela, Alejandro González, las chicas toman su formación de una forma integral, se concentran más en el papel que desarrollan como artistas, instrumentalistas y/o como productoras.

Cada interpretación tenía un toque particular, ellos/as hicieron los arreglos del tema musical que les correspondía. A Guillermo Briseño se le veía feliz, comentaba, aconsejaba, criticaba, aplaudía, era el resultado de su esfuerzo, de su trabajo y el de todos los maestros/as que colaboran con él.

Betsy Pecanins escuchaba con atención a Maria Veras interpretando "Evil Gal" blues de Aretha Franklin, o la composición de Valeria Ponzanelli, "Quiero decirte" o a Montserrat Figueroa con "Pride and Joy" de Stevie Ray Vaughan, o a Nayeli Stanfield cantando "Esperanza", compuesta por ella y con el acompañamiento musical de sus compañeras/os. Sus voces privilegiadas entonaban el blues con sentimiento, en una forma original sin imitar a nadie.

Las/os maestros comentaban al final los aciertos y errores relacionados con su especialidad. Para Briseño el músico de rock debe ser culto, para que sus letras tengan contenido y sentido, deben de estar bien escritas, además de tener habilidad para tocar el instrumento musical que más le apasione.

Se escucharon doce canciones con los arreglos musicales de los estudiantes. Abrió la mañana de ensambles "Midnight Assassin "de Colective, le siguió" Hold the line", de Toto, "Don´t Stop me now" de Queen, sin faltar "Live and let die" de Paul McCartney, entre otros, para cerrar "Renegade" de Styx, el grupo integrado por Rodrigo Sánchez, en el bajo, Víctor Barragán y Felipe Souza, en las guitarras, Pascual Meza, en la voz, Oscar Yépez, en la batería y Lizette Chiu, en el teclado, quienes se llevaron una gran ovación, como todos los grupos.

En la Escuela de Música Rock a la Palabra se estudia la carrera de Técnico Instrumentista, la edad mínima para entrar es de 14 años y no hay edad máxima. Los cursos que se dan son: voz expresiva impartida por Betsy Pecanins y Gabrielle Guzmán; guitarra por Felipe Souza, Juan Carlos Márquez y Alfredo López; bajo por Alfonso Rosas y Christian Rodríguez; batería por Juan Carlos Novelo y Alejandro Echenique, armónica Federico Luna, Aproximación a la palabra escrita por Jesús Antonio Rodríguez, teoría musical por Estela Miller y armonía y composición por Jorge Ritter. Guillermo Briseño da el taller "Variaciones sobre la inteligencia".

La Escuela de Música Rock a la Palabra, funciona con poco presupuesto, en instalaciones pequeñas, pero con la gran dedicación y vocación de los maestros/as, a quienes se les ve contentos/as cada año al terminar un ciclo escolar más y ver el producto de su esfuerzo. La demanda supera la oferta. Pero como siempre la cultura queda al margen de los presupuestos gubernamentales. En Rock a la Palabra hay talento y mucho, pero lamentablemente año con año gran parte de éste no logra quedarse en esta magnífica escuela y no es por falta de dotes ni aptitud, sino por cupo, al tiempo que otra parte de ese talento canalizado tampoco encuentra opciones a su alcance para continuar su formación profesional en este México que tiene tanto y a la vez, tan poco.