Si queremos hablar de poder, lo que se dice de veras poder, para perpetuar los papeles de género, hablemos de dos colores: rosa y azul; los cuales no solo se asocian a la ropa que debe usar cada sexo -ya ni siquiera como opción-, sino a la vida cotidiana de mujeres y hombres.

El rosa y el azul, más que representar una identidad femenina y una masculina, son el símbolo y la marca de género por excelencia, incluyendo la heterosexualidad. Es una construcción social y cultural a la que también se le ha querido dar una explicación biológica: las mujeres -por su "sensibilidad"- se inclinan más por los tonos "suaves", "claros", "cálidos" y "pasteles"; los hombres -por su "carácter"- prefieren los colores "fuertes", "oscuros" y "fríos", como el negro y el gris.

En la etapa adulta, las mujeres tenemos más opciones para vestirnos, pero en el caso de los hombres, más allá de las camisas o playeras rosas, están casi prohibidos los calzones, sacos o pantalones rosas, prendas identificadas para la población homosexual o para fiestas carnavalescas.

Pero más allá de la ropa o los juguetes, el rosa-mujer y azul-hombre está en todo, como en los zapatos. Cuando los artículos calificados como unisex - computadoras, celulares y accesorios, cuadernos, lápices o mochilas escolares, rastrillos para vello y barbas, cepillo de dientes o peines- se les aplica el rosa o azul, también se les imprime la marca de género.

Hay madres y padres que se niegan a comprar alguno de esos productos a sus hijas o hijos solo por el color: " ¿No ves que es para niña (o niño)?" Esa característica, además de determinar una identidad femenina o masculina, fija el sexo y la orientación sexual.

Incluso, el arco iris, como símbolo de la diversidad sexual, está identificado con la población LGBTTTI (lésbico, gay, bisexual, transexual, travesti, transgénero e intersexual), en donde pareciera que las personas heterosexuales no están incluidas. A lo mejor por eso las personas homofóbicas son oscurantistas.

El rosa, además, tiene la función de "feminizar" las actividades que tradicionalmente están asociadas al ámbito público y por ende a los hombres. Los cronistas deportivos -todos hombres en el boxeo (en el caso de México)- bautizaron la práctica de las mujeres como "boxeo rosa"; claro está, los guantes también fueron rosas.

En el 2011, Ford de México reportó que el 45% de los Mustang que produjo un año antes, fueron comprados por mujeres. "Aunque el Mustang sea un auto para hombres, cada vez más chicas desean sentir la adrenalina y el control de un vehículo de este tipo. En este canal de autos estamos felices por estos datos, por ello te dejamos la fotogalería: Mustangs Rosas". [*]

En los medios de comunicación, ¡ni se diga! La influencia de esos colores es arrolladora. Recuerdo hace tiempo un programa que veía en la tele con mi hijo: Las pistas de Blue. Despistada y estereotipada de mí, pensé que era un perro (macho). Mi hijo me sacó del error: " ¡Es perra, mamá!"

Pese a que se han instrumentado programas gubernamentales para erradicar esos estereotipos, las instancias de aplicar dichas acciones siguen reproduciendo los mismos esquemas. Un ejemplo son los "taxis rosas" y los autobuses del transporte público "Atenea" que son solo para mujeres con el fin de prevenir el acoso sexual.

Desconozco cómo surgió la moda de usar un listón de diferente color como símbolo para hacer conciencia sobre un problema o para promover una acción. A nivel internacional, el utilizado para prevenir el cáncer de mama es rosa. Para que no quede duda, ya se agarró la costumbre de que en el mes de octubre se iluminen los edificios o monumentos con luz, claro está, rosa.

Hasta en los carteles para conmemorar el Día Internacional de la Mujer , el rosa está presente. El mes se ha pintado de rosa, aumentando con ello la distorsión del significado del 8 de marzo y como para disfrazar una fecha eminentemente feminista, cuyo color simbólico es el morado (como clarito).

Pero el mundo de mujeres y de hombres no ha sido bicolor. Es importante diferenciar las épocas, las culturas, las edades o la etnia. En la llamada "psicodelia", corriente cultural de la década de los 60, la ropa y todo lo demás -hasta los autos- para mujeres y hombres eran multicolor.

En los países caribeños o con playas, el color de la ropa es variado para ambos sexos, aunque cuando se habla de "ropa formal", en la de los hombres predominan los colores "serios" o "neutros". En los países musulmanes no sobresale el rosa para mujeres y el azul para los hombres; No obstante, en el proceso de "occidentalización" las mujeres usan prendas rosas (bueno, además de otros colores).

En general, creo que la cultura, aparte de prohibir a los hombres llorar o ser sensibles, también los ha despojado del derecho a colorear su vida. O mejor dicho, lo ha encasillado en una corbata o una gorra. A pesar de que las mujeres tengamos ese privilegio, no garantiza que la calidad de vida sea mejor o más alegre; sin embargo, esta columna policroma cree que los hombres necesitan darle más color a su vida.

[*] http://autos.prodigy.msn.com/Miauto/article.aspx?cp-documentid=22255991