Suscribete Newsletter Twitter Facebook Album Flickr You Tube www.MujeresNet.info

Directora y Editora: Elsa Gpe. Lever Montoya                                                                                                     México,

Frases Feministas
Unete a MujeresNet en FACEBOOK
MujeresNet on Facebook
SÍGUENOS EN TWITTER


Columnas de Opinión

Bibliotecas y libreri­as virtuales, en li­nea
Bibliotecas en Linea
Navega y documén-
tate
E-books, bibliotecas, librerías en línea


Soy feminista
Somos feministas
¿Te reconoces y defines como tal?
Escribe cómo vives el feminismo y qué importancia tiene para ti.


Escuelas, cursos, estudios en genero y feminismo
Formación en Género y Feminismo
¿Dónde, cuándo?
Diplomados, seminarios, talleres, escuelas, cursos, maestrías, doctorados...



Foro de discusion
Foro de discusión
¿A favor o en contra?
Opina, debate, argumenta...

Lenguaje no sexista
Lenguaje no sexista
¿Qué es? ¿Para qué?
Definiciones y manuales para un lenguaje y un periodismo libres de sexismo.


Tienda on line
Tienda Virtual
De todo un poco
Libros, artí­culos, carteles, postales y mucho más


Herramientas legales
Herramientas Legales
¿Cómo y por qué?
Leyes y lineamientos jurídicos para la defensa de los derechos de las mujeres...



         


Lo que Felipe Calderón expropió del cuerpo de las mujeres y las niñas





Por Raquel Ramírez Salgado
Feminista, con Maestrí en Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM

La autora nos invita a conocer la situación que vivieron las mujeres durante el gobierno del ahora ex presidente, al no respetar sus derechos, hacer caso omiso y ser cómplice de situaciones de violencia y explotación. Hacer el recuento de lo anterior es con el fin de no olvidar lo ocurrido y exigir justicia.

Es común que al finalizar un sexenio se haga una reflexión sobre el recuento de los daños o, en su defecto, de los “retos” o expectativas del gobierno entrante; sin embargo, lo que casi nunca se hace, a menos de que se trate de la perseverante labor de periodistas, activistas y académicas feministas, es hacer el recuento de la violencia de género contra las mujeres, de sus consecuencias y del nombre e historias de horror vividas por las víctimas, por lo que a continuación, trataré de visibilizar que el Estado mexicano encabezado por Felipe Calderón fue un Estado fallido, indiferente y cómplice del sufrimiento de millones de mujeres en este país; concretamente, hablaré sobre la “herencia” que nos dejó Felipe Calderón a las “ciudadanas” cuya humanidad ha sido negada.

Primero empezaré con una reflexión maravillosa resultado del diálogo entre dos grandes maestras feministas: Teresita de Barbieri y Marcela Lagarde. Durante un encuentro académico en 2010 en la UNAM , Lagarde recordó que de Barbieri explicó, de manera elocuente alguna vez en una conferencia, que el patriarcado expropia todo lo que emana del cuerpo de las mujeres, desde sus ideas, el placer, a sus hijas y a sus hijos, su trabajo, su talento, el cuerpo mismo, y considero que esta idea describe espléndidamente el contexto doloroso e injusto en México, de los “daños colaterales de la lucha contra el crimen organizado”. Puntualizaré ahora a qué me refiero con la expropiación que hizo Calderón del cuerpo de las mujeres y las niñas mexicanas.

¿Por qué fue expropiado el placer del cuerpo de las mujeres?

Porque durante el sexenio de Felipe Calderón se incrementó el número de víctimas de explotación sexual, quienes son en su gran mayoría, aproximadamente 90 por ciento, mujeres y niñas. Porque gracias a la indiferencia y omisiones de las autoridades, incluido por supuesto el ex mandatario, los cárteles operan con impunidad absoluta, y ahora no sólo trafican con drogas, sino que se han estructurado como “eficientes” redes de explotación sexual de mujeres y niñas, con vínculos internacionales, tal como ha sido evidenciado por valientes activistas como Teresa Ulloa y Lydia Cacho.

Porque durante el sexenio calderonista se aprobó la Ley General de Trata, documento incompleto e insensible con las víctimas y en la que se propicia la legalización del proxenetismo, en la que se castiga a quien organiza turismo sexual infantil, pero no al turista sexual, y en la que se supone que puede contratarse a alguien “lícitamente” para realizar “servicios sexuales”. Porque, además, siendo candidato a la presidencia en 2006, Felipe Calderón pidió juicio político para Mario Marín, el otrora gobernador de Puebla que junto a Camel Nacif orquestó la detención y tortura de la periodista Lydia Cacho, luego de que ella evidenciara la presencia de una mega red de explotación sexual infantil en Cancún, pero con el que se reunió plácidamente en un evento público en enero de 2007, ya sin sancionar al tristemente célebre Góber precioso , aliándose con la cúpula empresarial y política de Puebla, buscando legitimidad luego de una desastrosa y sucia elección presidencial.

Al ser cómplice de la explotación sexual de las mujeres y las niñas, Felipe Calderón deificó que somos objetos al servicio del placer machista y misógino, sin importar que sea mediante mecanismos de dolor, humillación, miedo e impunidad. La explotación sexual es la punta del iceberg de la violencia patriarcal que dicta que las mujeres no somos dueñas de nuestro cuerpo y, por lo tanto, no tenemos derecho a experimentar el placer y el goce.

De las ideas, talento y trabajo de las mujeres expropiados

Con base en el Informe sobre indicadores de igualdad de género en el mundo 2011 ( The Global Gender Gap Report ), realizado por el Banco Mundial, de 135 países del mundo, México se ubicó en el lugar 89, por debajo de países africanos con índices de desarrollo humano menor, como Zimbawe, Angola, Botswana o Malawi. Con relación a América Latina y El Caribe, de 26 países, México se ubica en el puesto 22. El índice de igualdad de género concentra el acceso a la educación, la salud, la seguridad, y la participación política y económica (acceso a trabajo remunerado) de las mujeres en el mundo. El vergonzoso lugar que ocupó nuestro país es producto de una serie de preocupantes e indignantes omisiones del Estado.

Según la Primera Encuesta Nacional de Discriminación, Exclusión, Intolerancia y Violencia en Escuelas Públicas de Educación Media Superior (2008) y el Informe Nacional sobre Violencia de Género en la Educación Básica en México (2009), las niñas sufren violencia de género tanto en los hogares como en los centros educativos, y siguen desempeñando actividades mediadas por los roles de género (trabajo doméstico y de cuidado) y principalmente son quienes, ante crisis familiares y económicas, abandonan la escuela, ya que prevalece la idea de que su destino incuestionable es el de ser madresposas.

Las niñas también presentan deserción escolar a causa de embarazos en la adolescencia, producto de la violencia sexual, de las relaciones de poder inequitativas entre mujeres y hombres, de la pobreza y la marginación. Pero a pesar de que el embarazo de mujeres menores de 20 años es un problema de salud pública y justicia social, Felipe Calderón jamás impulsó políticas públicas pensadas realmente a partir de la perspectiva feminista de género, al contrario, legitimó con sus omisiones la criminalización del derecho humano de las mujeres a decidir sobre su maternidad y jamás se pronunció a favor de las ciudadanas que fueron encarceladas o que enfrentan grotescos procesos legales por abortar, incluso por haber tenido abortos espontáneos (en Guanajuato, Hidalgo, Baja California, Guerrero, Querétaro, Veracruz, Michoacán, San Luis Potosí, Puebla y Aguascalientes).

En medio de la violencia, la indiferencia y la exclusión, ¿cómo pueden las mujeres y niñas acceder al inalienable derecho a la educación? ¿Cómo, entonces, pueden desarrollar sus talentos, ideas y proyectos? Y el futuro no ofrece mejores alternativas, ya que al insertarse al mercado laboral, las mujeres continuamos enfrentando la misma violencia patriarcal. Al respecto, Calderón promovió y asintió una reforma laboral que coloca a las mujeres en condiciones de explotación e inestabilidad laboral mayores: seguridad social nula, falta de flexibilidad de horarios, vulnerabilidad ante el despido libre y ninguna política pública efectiva que nos proteja de la violencia sexual en el ámbito laboral.

Y qué decir de la arbitraria desaparición de Luz y Fuerza: si los trabajadores padecen la ilegalidad y negligencia, las trabajadoras experimentan eso y más, es decir, tienen que sostener la huelga siendo proveedoras de cuidado y atención para los miembros del sindicato y para sus esposos, hijas e hijos en casa.

Por eso, Calderón fue el presidente que legitimó la expropiación del talento, las ideas y el trabajo de las mujeres.

De las hijas y los hijos que se arrebataron, de los cuerpos expropiados

Hasta hoy, no existen cifras exactas para contabilizar el horror: oportunamente, la periodista y codirectora del semanario Zeta , Adela Navarro Bello, detalló a Carmen Aristegui en la emisión del programa MVS Noticias del 27 de noviembre de 2012, que mientras el Sistema Nacional de Información reconocía 64 mil 786 muertes relacionadas con la lucha contra el crimen organizado, el trabajo periodístico revela 83 mil ejecuciones. [1]

Y más difícil de estimar es el número de feminicidios vinculados con la militarización que Felipe Calderón se empecinó en promover y llevar a cabo en el país. A través de argucias patriarcales, se justificada la tortura y asesinato de mujeres, como, por ejemplo, estar vinculadas sentimentalmente a delincuentes o andar por las calles a “altas horas de la noche”, usando ropa “provocativa”. Lo cierto es que Calderón se va sin acatar la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos con relación al caso Campo Algodonero , se va dando la espalda a las lágrimas y lamentos de las madres dolientes, a las que su absurda guerra les expropió sus hijas e hijos, asesinándoles despiadadamente; Felipe Calderón se retira como un feminicida.

Calderón se va, huye a Estados Unidos para dar, según fuentes periodísticas, cátedra universitaria en Harvard; tal vez su curso debería llevar por título “Cómo ignorar magistralmente a la violencia feminicida” y debería inaugurarlo explicando la manera en la que un primer mandatario es cómplice de la violación y asesinato de una mujer indígena de 70 años en la sierra de Zongolica, en Veracruz, y podría dar consejos para perfeccionar la técnica del engaño y del cinismo, de desarrollar una sangre tan fría para ser capaz de decir que Ernestina Ascencio murió a causa de una gastritis, a pesar de que los primeros servicios forenses determinaron que su vagina y ano habían sido desgarrados en una brutal violación.

La pesadilla llamada sexenio calderonista terminó, aunque no estoy tan segura de que la pesadilla en sí haya acabado. ¿Por qué hacer recuento de todo lo anterior ahora? Para tratar de que no se olvide y con la esperanza de que algún día se haga justicia y Calderón sea castigado penalmente. Este fue apenas un boceto de lo que Felipe Calderón expropió del cuerpo de las mujeres y las niñas, faltan los nombres, los rostros y experiencias de las víctimas y de las personas dolientes, ávidas de justicia y paz.

[1] El reportaje completo, El Presidente de las 83 mil ejecuciones , fue publicado por el semanario Zeta , escrito por Enrique Mendoza Hernández y Rosario Mosso Castro, disponible en: http://www.zetatijuana.com/ZETA/reportajez/el-presidente-de-las-83-mil-ejecuciones/









Artículo al Azar



Escucha y piensa

Canciones para Reflexionar

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. Copyright © 2006-2009, México MujeresNet.Info, Información con Perspectivas de Género y Feminista
| Diseño: Elsa Lever M. | RSS | ATOM | NINGUN TEXTO PUEDE SER REPRODUCIDO SIN PERMISO EXPRESO DE MUJERESNET.INFO | ecoestadistica.com
| Aviso Legal | Política de Privacidad | Mapa del Sitio | Su publicidad | PageRank Checking Icon