Elena Poniatowska, la Elena de todos, la Elena de los mexicanos cumplió 80 años, el 19 de marzo; con gran emoción agradeció el homenaje, que días antes (14 de marzo) le ofreciera la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) . "Me siento muy bien, muy contenta, y estoy muy agradecida de haber llegado hasta aquí a este homenaje de la UNAM y mis amigos por mis 80 años, cuando tanta gente que yo amo se ha muerto".

En la sala "Miguel Covarrubias" del Centro Cultural Universitario se dieron cita los amigos, las amigas y la familia de la escritora para celebrar sus 8 décadas de vida. El rector José Narro Robles dijo que la vida y obra de Poniatowska "son fundamentales para la comprensión de la sociedad mexicana de nuestros días".

La escritora comentó: "Soy una mujer de ochenta años, madre de tres hijos, abuela de diez nietos. Como lo escribió mi bien amado José Emilio Pacheco, en los días asoleados y azules como hoy, me recuerdo joven, junto a él, junto a Vicente Rojo, a Neus Espresate, a Carlos Monsiváis y cuando nos reunimos los que todavía estamos vivos pienso que desmentimos su poema: '(…) Ya somos todo aquello/ contra lo que luchamos/ a los veinte años'".

Periodista, escritora, la "princesa de la izquierda", así llamada por sus orígenes nobles y por sus convicciones políticas, dedicó su discurso a los jóvenes: a quienes lo eran en 1968 y cuyas historias escuchó en la cárcel, para luego darles voz en su libro La Noche de Tlatelolco. "Pensar en 1968 es rendirle tributo a un movimiento que cambió la vida de México. El régimen mostró lo peor de sí y los estudiantes lo mejor.

"De ese movimiento de los sesenta algo bueno salió, la juventud de hoy tiene más libertades que los jóvenes de ayer. Por ello es necesario tomar en cuenta siempre a las nuevas generaciones en cualquier proceso de transformación del país".

Preocupada por lo que sucede en el país, Poniatowska señaló: "Hoy en día parece que a México todo le duele, enfermo de corrupción, infectado de violencia, pero si uno escucha a su corazón escucha un latido tan enérgico, que lo hace temblar: el de sus jóvenes. Sin ellos, México estaría irremediablemente perdido, sin aliento y sin nadie por quién luchar, sin vuelo y sin futuro".

Aseguró que los jóvenes "son mi fuerza, mi inspiración y mi orgullo. Creo en ellos como en el Santo Niño de Atocha en el que confiaba Jesusa Palancares. Sin ellos no tendría sentido teclear un día sí y otro también desde el año de 1953 hasta la fecha".

Sabias, muy sabias sus palabras y la esperanza que en estos días la juventud de México nos inyecta para alzar la voz en contra de tanta farsa, corrupción y engaño que violentan todos los días nuestro derecho a conocer y frenar los abusos del poder. De eso se trata, que todos, jóvenes y ancianos, adultos, niños, mujeres y hombres alcemos la voz como ciudadanos capaces de defender a este país y contemos con plumas como la de Elena para que esa voz no se extinga.

Ella recuerda cómo hace años, cuando Juan Ramón de la Fuente era rector, acudió a su oficina con un mensaje del hoy candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador. "El doctor De la Fuente miró hacia la explanada en la que caminaban unos muchachos, veíamos su ropas y sus hombros y de pronto me dijo: 'es a ellos a quienes tengo que cuidar'. De la Fuente tenía y tiene toda la razón: es a ellos a quienes nosotros, quienes ya vivimos, tenemos que cuidar".

Es la Elena a quien Carlos Fuentes le decía "Poni", la amiga entrañable de Carlos Monsiváis, la esposa de Guillermo Haro, la hija, la madre, la abuela, la luchadora social, la de convicciones firmes, la que un día llegó de París a México para quedarse, para enriquecernos con su cultura, con su forma de escribir, con su manera de entrevistar, la que se forjó en la escuela de la vida y la que ha dejado escuela.

Poniatowska asegura "que no pasó por la universidad ni de noche". Si bien es verdad que ha recibido varios doctorados honoris causa de universidades de México y del extranjero, su educación superior fue poco tradicional. No asistió a la Universidad de La Salle, sino a la de la calle. En cambio, sus entrevistados, entre los que figuran Alfonso Reyes, Luis Buñuel, Octavio Paz, Diego Rivera, Juan Rulfo, y Rosario Castellanos se transformaron en los benévolos maestros de una joven siempre curiosa y, a veces impertinente. [1]

Elena, a quien Carlos Fuentes (qepd) le escribió sus últimas letras: " ¿Pobre princesa? ¿O princesa pobre? Nada de eso: la ciudadana Poniatowska es nuestra, es rica en afectos, rica por lo mucho que da por lo mucho que recibe. ¡Rica princesa!". En el prólogo de 'Elenísima' de Michael K. Schuessler, Fuentes la describe así: "Era una, varias antenas que apuntaban ya a las direcciones múltiples, a las dimensiones variadas de una obra que abarca el cuento, la novela, la crónica, el reportaje, la memoria... Salimos juntos, hace varios años, yo con un libro de cuentos, Los días enmascarados, ella con un singular ejercicio de inocencia infantil, Lilus Kikus" [2]. El primer libro de Poniatowska que nació en 1954.

Elena, la que se reveló dijo Carlos Fuentes como "una Alicia en el país de los testimonios". La que dejó su título nobiliario para darle voz a los que no la tienen, a los que no son escuchados, la que dice estar más orgullosa de México después de López Obrador que antes de López Obrador "porque he tenido la oportunidad de conocer a gente espléndida, gente que no aparece en los periódicos"[3] . Por su apoyo a López Obrador, durante las elecciones pasadas fue criticada, amenazada y agredida.

"Su pluma ha estado siempre al servicio de la solidaridad y su voz se ha alzado en numerosas ocasiones para hablar por los que han sido silenciados por la injusticia, la desigualdad o el miedo", aseguró el rector de la UNAM José Narro.

Sus amigos la llaman "Elenita", se inició en el periodismo en el periódico "Excélsior", cuando tenía 20 años de edad. De ahí a la fecha son innumerables sus entrevistas, sus crónicas, sus reportajes, sus ensayos. Su obra es prolífica: Lilus Kikus ,Querido Diego te abraza Quiela, Hasta no verte Jesús mío, La Noche de Tlatelolco, Fuerte es el Silencio, Nada, Nadie, las voces del temblor, La piel del cielo, Palabras cruzadas, Todo México, Tinísima, Leonora, El tren pasa primero, entre otras.

"Nadie ha hecho más preguntas que ella, nadie ha sabido fingir mejor la ingenuidad. Pregunta y así todos le decimos lo que no necesariamente queremos decir", comentó el escritor Juan Villoro. " ¿Por qué tantas entrevistas?" Se preguntó en una autoentrevista: "Por insegura. Siempre he tenido preguntas, nunca respuestas. Toda la vida he preguntado, hasta la fecha pregunto, a ver si algún día me entero de lo que se trata".[4].

Para Marta Lamas, Elena Poniatowska es "La santa patrona de las feministas", porque con su pluma rescató del olvido a las "soldaderas" de la Revolución Mexicana, le dio su apoyo a Paulina, una menor violada a quien las autoridades negaron la posibilidad de un aborto. Escribió el ensayo: Las mil y una: la herida de Paulina . "Su escritura es una indagación y a la vez una alabanza de las vidas de mujeres comunes y corrientes. También nos ha transmitido la vida de mujeres artistas que han vivido intensamente la tríada amor, arte y política: Tina Modotti, Angelina Beloff y, más recientemente, Leonora Carrington.

"Pero además, Poniatowska es una presencia importante para el feminismo, porque ha acompañado y respaldado generosamente muchas de nuestras causas, desde la lucha de las costureras afectadas por el temblor hasta el proceso de despenalización del aborto en México, pasando por el apoyo a las trabajadoras sexuales independientes que solicitaban un albergue para sus compañeras ancianas. Su compromiso con la defensa de los derechos de las mujeres es notable". [5]

Elena asegura que todavía tiene mucho que decir "ahora que cumplo los 80, espero hacer un libro por año hasta llegar a los 90" .También celebró con los acordes del mariachi y con más de 300 amigos del mundo de la cultura y su familia, hijos, hija, nietos, yerno, nueras y sobrinos en la futura ciudad de los Libros, en la Ciudadela del Centro Histórico sus ocho décadas.

En el festejo organizado por la presidenta del Consejo Nacional de las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar, el 19 de marzo, no hubo discursos, solo abrazos, felicitaciones y los mejores deseos para la singular periodista y escritora. Quién dice que el "mundo literario y periodístico mexicanos han sido mi vida, les he entregado todo lo que tengo, todo lo que puedo hacer, los años por venir. Todo lo que sé de mi país y de mí misma lo aprendí a través del periodismo y mis maestros fueron los grandes escritores y los grandes pintores que entrevisté".[6]. Felicidades y gracias por todo el legado, por lo que nos ha enseñado, por su compromiso social, por darle voz a los estudiantes, a las costureras, a los ferrocarrileros, a las mujeres, a los niños de la calle, a los necesitados; por su amor a los jóvenes, por su constante lucha, por sus crónicas, sus cuentos, sus novelas, sus ensayos. Esperamos un libro cada año para festejar sus nueve décadas.

[1] Michael K. Schuessler, Elenísima, ingenio y figura de Elena Poniatowska , pág.33

[2] K. Schuessler, op.cit, pág. 29

[3] Ibídem, pág. 13

[4] “Pregunto por insegura”, periódico Reforma , cultura, sábado 19 de marzo de 2012.

[5] Ángel Vargas, Fabiola Palapa Quijas y Merry MacMasters, en http://www.jornada.unam.mx/2012/05/13/cultura/a03n1cul , consultado el 31 de mayo de 2012

[6] K. Schuessler, ibídem, pág. 23