Si bien este mes pasará otro 14 de febrero, que oscila entre el consumismo y la rutina celebración, yo celebro el amor, pero me gusta más celebrar la amistad, ese reto de compartir con alguien secretos y fatalidades, esa aventura de charlar hasta tarde para conocernos mejor, esa contradicción de sentirse aliadas y censoras por nuestro bien, esa sabor agridulce cuando coincidimos y cuando nos reconocemos como diferentes pero bien queridas. Uno de mis libros favoritos es "Agridulce, la amistad entre mujeres", y entre sus testimonios y reflexiones, hubo una frase que subrayé cien veces y memoricé por siempre: "Una mujer sin una mejor amiga es una mujer sola". Por suerte, llevo toda la vida muy bien acompañada, y me enternece espiar a mis amigas para reconocer sus verdades y hasta sus mentiras, aspirar su aroma de sororidad eterna, palpar su respeto a mi corazón desordenado, reafirmar que una mejor amiga está contigo contra viento y marea. Por eso, sin delatar a nadie, clasifiqué a los tipos de amigas que siguen en mi corazón y por la eternidad, mientras dure, nada más.

AMIGAS FEMINISTAS. Nos reunimos para planear conferencias y mesas redondas. Entre pizzas y cervezas decidimos hacerle un homenaje a la revista Fem o recuperar la presencia femenina en la lucha por la Independencia o el movimiento revolucionario. Sin gafetes de identificación, una reserva el auditorio, otra consigue a las expertas, una más es moderadora, la más osada pega carteles para difundir el evento, la más sencilla ofrece una ponencia inolvidable y todas nos abrazamos porque con mucho o poco público nuestros ideales feministas se compartieron. De inmediato planeamos la otra actividad, aunque estamos felizmente agotadas.

AMIGAS CON SORORIDAD. Lloran contigo cuando comprobamos que todos los hombres son iguales. Creen en el amor y reconocen las virtudes de tu atormentado consorte. Respetan tu enamoramiento y te señalan los "peros" de tu adorado consorte. Presumen con orgullo que te leyeron y muy en corto se ríen de tus muletillas. Reconocen tus aportaciones y te retan a escribir algo más provocador, más sugerente, más inolvidable. No ven el reloj aunque te tardes horas en decidir qué vestido comprar. Comparten una habitación contigo y juran que no te oyeron roncar. Te piropean en público y en privado te aconsejan a no vestir tan exótica o que algún día ellas te copiarán el estilo. No se miden contigo ni te traicionan por comodidad, están contigo porque creen en ti como tú en ellas.

AMIGAS VIAJERAS. Lloran emocionadas a los pies de la Torre Eiffel. Huyen como niñas ingenuas de los galanes turcos. Se contagian de las calles alegres de Madrid. Se compran un jersey a rayas en Venecia. Brindan con mezcal en Oaxaca. Se atreven a bailar un Danzón en Veracruz. Enloquecen por el calor de Monterrey. Les dio dolor del alma por culpa de las momias de Guanajuato. Y cantaron con marichi en el corazón de Tlaquepaque.

Gracias Regina, Martha, Teresa, Guadalupe, Elizabeth, Susana, Laura, Marissa, Rebeca, Josefina, Maribel, Isabel, Lourdes, Francisca, Layla, Elsa, Gloria, Noemí, Luisa, Silvia, Martha Guadalupe, Gaby, Sandra... Y las que han pasado, las que estarán por siempre y las que me faltan.