|
Algunas notas sobre la violación de mujeres
Tweet COMENTARIOS
Foto: CNN México
Por Francisco Javier Valdivieso Alonso
Comunicólogo, Antropólogo social y estudiante de Psicoanálisis.
"El poder está en la punta del falo": feministas de mayo de 1968.
¿Qué puede explicar la violación de niñas, adolescentes o mujeres de cualquier edad, nivel económico, escolaridad, consumo cultural, estrato social, membresía política, origen étnico, racial o territorial, ocupación, adscripción religiosa u otro rasgo identitario, desde tiempos remotos hasta la actualidad, desde las regiones más recónditas o cosmopolitas y sociedades "primitivas" hasta las más "civilizadas"?
La misoginia en una de sus expresiones más crueles y en magnitud avasalladora podría ser la respuesta más inmediata. Pero una mirada más atenta nos arrojaría como contestación la desigualdad estructural, subyacente y perpetua en el uso del poder por parte de los hombres; la utilización del pene como arma criminal; la apropiación, explotación y desecho de los cuerpos femeninos como mecanismo de dominación, tortura, iniquidad, ofensa y deshonra; la invalidación de las mujeres como ciudadanas de las naciones y sujetas de derechos.
Para la comprensión de lo aquí se expone es necesario partir de un mismo lenguaje. Comenzaré recuperando qué implica la violencia sexual y brindaré una propuesta para su definición con la intención de aterrizar propiamente en el tema de la violación de niñas y mujeres por parte de los varones. Soslayando los casos de violación de mujeres y niñas llevados a cabo por otras mujeres que también es una realidad cotidiana y deplorable.
De acuerdo con Estela Serret:
"A lo largo de la historia, en todas las sociedades conocidas, las mujeres han enfrentado, como colectivo, la discriminación social y sus consecuencias. [...] Las consecuencias que esta subordinación discriminatoria ha traído consigo son muchas y muy graves: las mujeres han sido y son las más pobres entre los pobres, las que cargan con las más graves consecuencias del analfabetismo y la educación trunca y/o deficiente. Como colectivo, padecen graves efectos de violencia social por ser mujeres: enfrentan la agresión sexual bajo las formas de acoso, violación y abusos diversos; en un alto porcentaje son sometidas desde niñas a la prostitución, la pornografía o la esclavitud sexual." (Serret, 2008: 7)
Siguiendo la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (de México) en el Título I, Capítulo Primero, De las Disposiciones Generales, artículo 5º se entiende por:
IV) Violencia contra las Mujeres: cualquier acción u omisión, basada en su género, que les cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte, tanto en el ámbito privado como en el público;
VI) Víctima: la mujer de cualquier edad a la que se le inflige cualquier tipo de violencia;
VII) Agresor: la persona que inflige cualquier tipo de violencia contra las mujeres.
El Artículo 6 de la misma Ley asienta que de los tipos de Violencia contra las Mujeres:
V) [ La ] Violencia Sexual. Es cualquier acto que degrada o daña el cuerpo y/o la sexualidad de la Víctima y que por tanto atenta contra su libertad, dignidad e integridad física. Es una expresión de abuso de poder que implica la supremacía masculina sobre la mujer, al denigrarla y concebirla como objeto.
Mi definición de violencia sexual es :
Todo acto que tenga o pueda tener como resultado ocasionar daño, castigo, perjuicio, desvalorización, sufrimiento o cualquier tipo de lesión del cuerpo, la sexualidad o en la vida psíquica libidinal de una persona o grupo de personas, mismo que coarta sus posibilidades de decisión, que atenta contra su libertad, seguridad, desarrollo e integridad física, erótica, sexual, psicológica, moral y comunitaria, así como la vida misma de las personas, y que incluye:
La violación por personas extrañas y/o conocidas, en todas sus formas.
El abuso sexual infantil: el referido a la masturbación o tocamientos sexuales en zona genital o en cualquier parte del cuerpo perpetrados contra las personas menores de edad por parte de personas adultas que abusan de su poder, fuerza física, amenaza, presión o engaño.
La corrupción de menores de edad y el estupro, ésta última considerada como una violación "menor".
Los ataques sexuales cometidos por menores de edad contra otros, es decir, el abuso sexual entre menores de edad.
Las relaciones sexuales no consentidas (obligadas) en el noviazgo, el matrimonio o cualquier otro tipo de relación íntima. Tradicionalmente conocidas como date rape.
Los rozamientos, caricias, la exposición de los genitales, manoseos a las partes sexuales o al cuerpo en general en transporte y/o lugares públicos.
El acoso sexual laboral, escolar, institucional y comunitario.
El hostigamiento sexual en espacios laborales, centros educativos, en situación de cárcel o de detención; en el ingreso, atención o tránsito por otras instituciones o en conflictos armados y en movimientos sociopolíticos.
La promoción de la hipersexualización en el ámbito familiar, laboral, institucional o comunitario.
La promoción de la educación estereotipada para los varones de “irrefrenabilidad sexual”.
La propagación por desconocimiento de las infecciones de transmisión sexual.
La infección intencionada y copiosa del VIH (Virus de Inmunodeficiencia Adquirida), VPH (Virus del Papiloma Humano) y otras infecciones de transmisión sexual o la exposición a las mismas.
La tortura y sometimiento sexual.
La esclavitud sexual.
Las prácticas sexuales de riesgo, tales como la petición de no usar protección (preservativos y contraceptivos) en las relaciones sexuales.
La prostitución forzada de personas adultas.
Las relaciones sexuales remuneradas entre personas adultas y menores de edad, erróneamente denominada prostitución infantil.
La utilización de niñas, niños y adolescentes en la producción de material pornográfico en video, fotografía o cualquier otro material impreso, visual, digital o auditivo y su consecuente reproducción, distribución, venta y consumo.
La trata de personas con fines de explotación sexual.
Las imágenes o actos sexuales cosificadores que atenten contra la identidad y subjetividad de las personas [1];
El sexting, es decir, el envío de contenidos eróticos o pornográficos a través de mensajes de celular, generalmente sin el consentimiento de una de las partes involucradas en las imágenes o vídeos. Es distinta al envío de pornografía masiva.
La imposición a la realización de actos, perforaciones, tatuajes, incrustación o introducción de objetos para el placer sexual por parte de las parejas o de otras personas.
La obligación al intercambio sexual por parte de los traficantes de personas, autoridades migratorias o compañeros de tránsito con los y las migrantes en situación irregular; [2]
La castración o mutilación genital (ablación del clítoris) [3].
Los abortos inducidos y/u obligados por terceras personas.
La heterosexualidad obligada por la norma social.
La imposición de las relaciones sexuales lésbicas u homosexuales.
La revictimización de las víctimas de cualquiera de las formas de violencia sexual por parte de operadores (as) de instituciones encargadas de la procuración y administración de justicia o de los servicios sanitarios.
La complicidad de cualquiera de las formas antes mencionadas que permiten la perpetuación de la violencia sexual.[4]
Por otra parte, contemplo los asesinatos que llevan una huella de violencia sexual:
El asesinato con connotación de orden sexual tales como el denominado crimen pasional, por celotipia, etc.
El asesinato de personas que se encuentran en narcotráfico y que al momento de ser ejecutadas son dejadas en espacios transgresores, desnudas o en posiciones humillantes, o cuando le son castrados o mutilados los genitales.
El asesinato de personas que son arrojadas o abandonadas en espacios transgresores como lotes baldíos, lugares públicos como calles, canchas, parques, etc., exponiendo su desnudez o cuyos cuerpos son manipulados y dejados en posiciones humillantes, la ausencia de su ropa interior, o la mutilación de sus genitales o caracteres sexuales secundarios.
El feminicidio por ocupación estigmatizada [5] (asesinato de mujeres en prostitución).
Algunos datos en torno a la violencia sexual desde una perspectiva global son referidos en el Estudio a fondo sobre todas las formas de violencia contra la mujer. Informe del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (2006).
El feminicidio tiene características distintas al asesinato de hombres y suela llevar implícita la violencia sexual. Centenares de mujeres fueron secuestradas, violadas y asesinadas en Ciudad Juárez o sus alrededores, en México, en un período de diez años.
La violencia de género en los conflictos armados suele manifestarse también en la violencia sexual. Durante el genocidio de 1994 en Ruanda, entre 250 mil y 500 mil mujeres fueron violadas; en los primeros años noventa [ del siglo XX ] , entre 20 mil y 50 mil mujeres fueron violadas durante el conflicto en Bosnia.
La violencia en el hogar y la violación representan en 5 por ciento del total de problemas de salud entre las mujeres de 15 a 44 años de edad en países en desarrollo y 19 por ciento en países desarrollados.
La depresión es una de las consecuencias más comunes de la violencia sexual y física contra la mujer. Hay muchas más probabilidades de que las mujeres objeto de violencia hagan uso indebido del alcohol y las drogas e informen de disfunción sexual, intentos de suicidio, estrés postraumático y trastornos del sistema nervioso central.
VIOLACIÓN DE MUJERES Y NIÑAS
A mi entender, la violación consiste en la penetración del pene en vía oral, vaginal, anal; y/o en la penetración digital o de otros objetos en boca, ano o vagina sin consentimiento por parte de la persona penetrada, a la que denominamos víctima de violación. [6] Sin embargo, también se extiende a otros eventos, entre ellos, la relación sexual previamente consentida y posteriormente negada por parte de la persona penetrada, empleando la coerción, el abuso de poder, la manipulación, la posición ventajosa u otras estrategias de imposición y control a manos de la persona victimaria.
Para Marcela Lagarde "uno de los mecanismos de apropiación y de disciplina del cuerpo de todas las mujeres, es la violencia. Éste es, precisamente, el ámbito de la violación. Algunos elementos constitutivos de la concepción sobre la violencia erótica a las mujeres, en particular sobre la violación [7], es decir del daño erótico violento, conforman parte del fenómeno ideológico de la falsa conciencia sobre el erotismo. La fuerza física superior de los hombres ha sido la explicación por antonomasia de la violación a las mujeres (así como su preponderancia sobre masculina), y ha sido considerada uno de los requisitos indispensables para que ocurra" (Lagarde, [ 1990 ] 2003: 260).
Y agrega: "la utilización de la violencia, ponderada como fuerza física, se debe también, a la necesidad de reproducir un estereotipo de violador y de violación. Mediante la reproducción en acto de uno de los atributos del género masculino, la violación, contribuye a la reproducción cultural del género en su conjunto y de las relaciones patriarcales hombre-mujer" (Lagarde, [ 1990 ] 2003: 261).
El Feminismo como movimiento social y político, filosofía (epistemología, ontología) y academia se ha pronunciado en contra de este fenómeno desde sus orígenes. Puntualmente, la Segunda Ola del Feminismo en Estados Unidos tuvo un activismo descomunal: se organizaron movilizaciones contra la prohibición del aborto y la legislación vigente de la década de los '60 sobre la violación en ese país. Las posiciones políticas de las feministas Ti-Grace Atkinson y Robin Morgan no se hicieron esperar y manifestaron que:
"El amor es la reacción de la víctima a una violación": Ti-Grace Atkinson.
"La pornografía constituye la teoría; la violación, la práctica": Robin Morgan.
El pronunciamiento de Ti-Grace Atkinson es una muestra de la radicalidad feminista de la época, el cual al intentar explicar la idealización del amor romántico no tiene la pretensión de desvelar o desmantelar las estructuras de poder de la misoginia romántica sino equiparar el amor con la esclavitud doméstica, el sometimiento sexual, la violación y la subordinación sentimental, que no en todos los casos es un hecho. Aunque el romanticismo y la sentimentalidad construida por y para las mujeres, generalmente, operen en ese sentido.
En el caso de la sentencia de Morgan, alego concisa y contundentemente, que la pornografía no es origen de conductas criminales o un medio ponderado para la satisfacción de desviados sexuales. Insisto en que el consumo de pornografía no necesariamente antecede a la demanda de la prostitución y el consecuente acto de desecho de los cuerpos femeninos. Tampoco se trata de una invitación al rapto y asalto sexual de mujeres.
Ambas citas, de una u otra manera, legitimarían la Teoría de la atracción a la violencia sexual, que constituye una explicación a la conducta del violador. Esta teoría sostiene que la violación se origina por la excitación que produce la violencia de carácter sexual en los violadores de facto y en los violadores potenciales. Teoría que rechazo, como expondré a continuación, al coincidir con Brownmiller.
Susan Brownmiller en 1975 afirmó en su obra Against Our Will. Men, Women and Rape (Contra nuestra Voluntad. Hombres, Mujeres y Violación) que la violación no era un crimen sexual, sino político, aun cuando el violador utiliza un cuchillo para amenazar, su verdadera arma es el objeto contundente que se alza entre sus piernas. [...] La capacidad del hombre para penetrar el cuerpo de una mujer, en contra de su voluntad, se transformó en "la prueba fundamental de su fuerza superior, el triunfo de su hombría». Y aún lo es. «El descubrimiento del hombre de que sus genitales podrían servir como arma, se clasifica como uno de los descubrimientos más importantes de la prehistoria, junto con el uso del fuego y la primera hacha de piedra", conjeturaba Brownmiller.
El violador no es un baboso monomaniaco sexual, expresó. No se le puede distinguir de cualquier otro hombre, al igual que su víctima. Ella puede ser joven o vieja, atractiva o no. A un violador le da lo mismo, porque su acto no es sobre sexo, es sobre control. "Desde tiempos prehistóricos hasta el presente, la violación ha desempeñado una función crítica. Es [...] un proceso consciente de intimidación mediante el cual todos los hombres mantienen a todas las mujeres en un estado de temor" (Brownmiller citada en Friedman, 2010: 240-241).
Gilles Lipovetsky en su libro La tercera mujer registra que:
"En Estados Unidos, casi una de cada dos mujeres habría sido violada o víctima de un intento de violación; el 40% son objeto de acoso sexual; [...] los crímenes sexuales se incrementaron en un 160% entre 1976 y 1984; las violaciones declaradas progresan cuatro veces más deprisa que la tasa de criminalidad global. Datos todos ellos que autorizan a las ultrafeministas a hablar, sin prestar demasiada atención a los matices, de 'guerra contra las mujeres'" (Lipovetsky, 1999: 63).
Sin embargo, en esa misma obra el autor provoca la cólera del movimiento y academia feminista al aseverar:
"La cuestión de la violación ilustra de manera ejemplar el complejo victimista contemporáneo. [...] Los malos tratos y las agresiones sexuales son innegables. Las estadísticas aterradoras que enarbolan las feministas no lo son tanto. La neutralidad de las cifras no debe llamar a engaño; tras su objetividad aparente se esconde una empresa ideológica de reescritura de lo real. En mucho mayor grado que la ola de violencias masculinas, es la extensión abusiva de la noción de agresión sexual y la reformulación de los criterios de normalidad y criminalidad lo que explica la espiral que experimenta la violación" (Lipovetsky, 1999: 63-64).
Lo que traducido supone que las violaciones sexuales cometidas contra las mujeres son producto de la histeria; la hipertrofia victimista; las falsas o exageradas acusaciones contra los hombres; que el reconocimiento de la violencia sexual es producto de creencias imaginarias y simulada o inexistente conciencia feminista, que implica la coartación de las voces de las mujeres que denuncian los agravios cometidos hacia sus cuerpos y sexualidad (es).
Violación, Guerra y Trata de personas con fines militares y de explotación sexual.
En los conflictos belicosos, la violación de mujeres y niñas es una razón alternativa para la destrucción de los grupos enemigos, de los Otros -generalmente considerados otros minúsculos- que interpelan la identidad propia. Se trata de una forma de genocidio.
La Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio (1948), en cuyo artículo 2º se define que el genocidio es un acto o conjunto de actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como:
a) Matanza de miembros del grupo.
b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo.
c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial.
d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo.
e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.
Las violaciones efectuadas en situación de guerra suponen los incisos b, c y d, establecidos en la Convención ya referida. Resulta obvio subrayar el por qué, pero más adelante serán retomados.
Para algunos estudiosos la violación, en caso de conflicto beligerante, debe considerarse un delito de guerra movido por el odio, el fanatismo y la venganza. Durante la Segunda Guerra Mundial se calcula que fueron violadas más de tres millones de mujeres en distintos países como Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Rusia, Bulgaria, Checoslovaquia, Polonia, Hungría, Yugoslavia, entre otros. Soldados norteamericanos en la intervención de Vietnam (1958-1975) violaron a incontables mujeres.
En los años noventa del siglo pasado, entre 20 mil y 50 mil violaciones de mujeres y niñas fueron perpetradas por los serbios en la guerra de Croacia y Bosnia-Herzegovina, lo que ilustra la violación como mecanismo de ofensa, deshonra y la utilización del pene como arma criminal. Asimismo es un ejemplo vivo del inexistente acceso a la justicia para las mujeres violadas, debido a que los raptores no recibieron sanciones por sus delitos. En el genocidio de Ruanda en 1994 se empleó la violación sistemática de mujeres como una vía punitiva e institución del terror contra la población civil mujeril. En el genocidio, la esencia de violar mujeres es que éstas sean rechazadas por sus grupos al haber sido "conocidas" por otros hombres, lo que provoca la deshonra de los hombres y del colectivo, impidiendo la reproducción del grupo, orillando a reducir el número de nacimientos y la análoga desaparición del mismo grupo. Sin olvidar, por supuesto, las indelebles heridas emocionales o físicas de las víctimas (y de la comunidad).
La violación en países musulmanes merece ser considerada en un texto especial. Lo mismo para el hecho de las mujeres que han sido violadas en las colonias menonitas, casos denunciados en Bolivia, principalmente.
Save The Children ha documentado el papel de la niñez en las guerras: "son utilizados en labores de espionaje, como mensajeros, guardianes, bestias de carga, sirvientes, esclavos sexuales y zapadores". Por su parte, UNICEF ha denunciado que Afganistán, Angola, Burundi, Costa de Marfil, Liberia, Uganda, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Timor, Nigeria, República Democrática del Congo, Tailandia, Nepal, Pakistán, Sri Lanka, Myanmar, Colombia, entre muchos otros, utilizan niños como soldados en las guerras. Es pertinente mencionar que ésta actividad (la utilización de niños y niñas en conflictos armados) es considerada como un mecanismo de la trata de personas con fines militares. Ambas organizaciones han señalado los medios de reclutamiento, la oscilación de las edades de la niñez enrolada o secuestrada para estos fines, los discursos empleados en el enganche, el papel de los gobiernos, y puntualmente, la división sexual de las ocupaciones, que en el caso de las chicas incluye las tareas realizadas por los varones adicionando servir, atender y complacer los caprichos demandados por los coroneles, generales o cualquiera de los jefes. Además de ser sus esclavas sexuales. Cuando son heridas, se enferman por contagios sexuales o se embarazan son abandonadas o lanzadas a fosos, en el mejor de los casos; en el peor, son aniquiladas.
Para los ejércitos regulares como para las fuerzas o movimientos armados irregulares es fácil suplantar a los niños militares y niñas soldadas/esclavas sexuales: son víctimas de secuestro en sus aldeas o campos de refugio; en algunos casos, destruyen sus comunidades, violan a las mujeres y niñas, de esta manera, serán repudiadas por sus grupos (los que tienen una organización religiosa musulmana, especialmente) y no tendrán otra elección que enrolarse e, invariablemente, tornarse en soldadas y esclavas sexuales; en el caso de asesinato de sus familias, al no contar con redes de protección y afecto ni lugares de resguardo encuentran en esos grupos su "espacio vital", que posteriormente les consumirá la vida.
El Feminismo y el debate sobre la Violación.
Para el Feminismo el estudio, análisis y debate sobre la violencia sexual ha requerido un replanteamiento para su comprensión. Esto se ha llevado a cabo en distintos escenarios para su discusión y reflexión, que van desde los programas académicos, fundamentalmente de estudio de posgrado y educación continua, la investigación periodística y los espacios feministas o Congresos de Sexología y Psicología -que no necesariamente abordan la problemática desde una perspectiva feminista- así como jornadas, diplomados, seminarios, talleres, cursos, etc. Por nombrar un ejemplo cito los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe (EFLAC):
En el I Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (EFLAC) efectuado en julio de 1981 en Bogotá, Colombia, se organizó una comisión de trabajo sobre la violación.
En el II EFLAC realizado en Lima, Perú en 1983, en los talleres dedicados a la relación entre el Patriarcado, la subjetividad y el cuerpo se argumentó en torno a la violencia sexual como “un instrumento indispensable para que el Patriarcado fomentase una educación para el miedo y la pervivencia de los valores hegemónicos”.
III EFLAC llevado a cabo en Bertioga, Brasil en el verano de 1985. Se efectuaron talleres relacionados con la temática: violencia; nuestros cuerpos, nuestros deseos; prostitución.
IV EFLAC Taxco, México octubre de 1987. Taller sobre violencia sexual.
X EFLAC. Sierra Negra, Brasil. 2005 cuyo tema central del Encuentro fue "Feminismo y democracia" en el que "la discusión de la noción de democracia evidenció una contradicción fundamental a la luz de fenómenos que afectan directamente a las mujeres: feminicidio, abuso sexual y violación, feminización de la pobreza, racismo, sexismo, discriminación, xenofobia, lesbofobia, tráfico de personas, control de los cuerpos de las mujeres por parte de la Iglesia y el Estado, limitantes de facto en la participación política, incongruencia entre nivel de educación y cargos en el mundo laboral, entre otros." (Restrepo & Bustamante, 2009: 19, 22, 24, 53-54).
Lo que quiere decir que, por lo menos, en treinta años no se han logrado avances en la materia ni la difusión de estos estudios. Sin olvidar el posicionamiento ético-político y activo del movimiento feminista que ha condenado, demandado y propuesto distintas perspectivas, estudios y reformas integrales legales para su sanción, atención, represión y combate, en las últimas cinco décadas.
Conclusión
Actualmente en muchos estados de la República Mexicana, el aborto solamente es permitido en caso de violación. Sin embargo, a las mujeres no se les brindan mecanismos de seguridad, medios de prevención y atención integral ni en los casos de aborto legal por violación ni en la violación misma. Los hombres continúan acentuando las brechas sexuales y son incitados por los patrones culturales a cosificar, explotar, violar y desechar los cuerpos femeninos. Generalmente, este delito no se persigue ni se sanciona duramente. Las niñas y mujeres en muchas latitudes tienden a normalizar la violencia sexual en sus vidas. A pesar que la violación es considerada un delito grave y que requiere de prisión preventiva, no se inician adecuadamente los procesos de averiguación previa, investigación y jamás se consigna a los violadores. Tampoco se cuentan con registros estadísticos formales y serios, ya sea por la escasez de denuncias, independientemente del motivo que sea que se decida o no denunciar sino por el pánico moral que despierta este fenómeno, permitiendo la subsistencia del abuso sexual y la violación sistemática las cuales son reiterativas, lo que las orilla a vivir en estado de indefensión y de agravio. No cuentan con redes de apoyo: en muchos casos, las mismas familias o parejas les piden silenciar el hecho por temor a ser estigmatizados ellos sin considerar a las víctimas o incluso hay quienes ponen en duda la credibilidad de los testimonios.
Las mujeres y las niñas no acceden a la justicia, la justicia restaurativa se les niega. Son revictimizadas por las autoridades que las deberían atender y defender. Todas las pruebas recaen sobre ellas, poniendo en duda su testimonio y depositando en ellas el delito: qué hace una mujer tan tarde o tan temprano fuera de su casa. Como si en las unidades domésticas no se cometieran violaciones sexuales, a manos de familiares, conocidos, pero también de extraños. Si se logra la captura del depredador sexual aún así las víctimas no acceden a la justicia. La impronta de la violación marca sus vidas, aunque asistan a terapia psicológica o tengan otra clase de acompañamiento, es un hecho imborrable que distorsiona la percepción de las relaciones humanas y de género, de la sexualidad y de la vida misma. Las víctimas de violación se ven afectadas en su identidad y subjetividad personal, como lo demuestra el siguiente testimonio de una mujer de 26 años, víctima de violación, oriunda del estado de Oaxaca, relatado en el mes de octubre (2011):
"Mi idea fue, de eso, que él quería lo que yo traía, pues el dinero y el teléfono y lo demás y no fue así, sí agarró el teléfono pero él no se quedó conforme nada más con el teléfono, él abusó de mí. Después... él me agarró ahí, él traía un cuchillo grande, entonces yo por miedo de que él no me llegara a lastimar con el cuchillo, él me dijo que yo no gritara, en esa calle donde le digo que llegan los pinos hay una partecita oscura, entonces en esa partecita hay un terreno baldío, entonces ahí fue donde él me metió, entonces en ese momento que él estaba encima de mí, tenía un olor muy feo, feo, apestoso, entonces yo no sé, supuestamente dicen que una violación dura cinco minutos, ¿no? Y entonces él no duró cinco minutos, y entonces, al menos, él duró una media hora. Él se llevó nada más mi teléfono, yo salí de ahí corriendo, me amenazó todavía, salí corriendo y me fui, lo primero que tuve que hacer es bañarme. Al otro día, pues, tuve que irme a mi trabajo, yo me sentía bien mal, yo no quería ir a trabajar, pero de hecho dije no, si me encierro va a ser peor. Entonces lo que hice fue ir a trabajar. [...] De hecho fui una vez en terapia pero al recordar lo mismo o decir lo mismo, no pude esa vez, yo no podía y a veces esa psicóloga del Ministerio Público tiene una forma de que te pregunta de qué abusó, entonces le dice uno así como: abusó sexualmente de uno, entonces yo de hecho de ahí ya no seguía yendo. Yo le dije: abusó de mí, pero abusó de qué me dijo, porque hay muchas formas de abuso ¿no? entonces ella quería que dijera o expresara más las cosas pero yo la verdad no podía, por más, trataba de que yo hablara pero yo no podía. [...] A veces siento miedo y ahora hace poco que me dijeron que lo agarraron, de hecho yo no he ido a verlo. De hecho eran tres los que me hablaron por teléfono y me dijeron que si podían hablar conmigo, yo les dije que sí, que los esperaba en el centro, entonces me dijeron que lo agarraron, de hecho que él había dicho que sí, que él era el que abusaba de las mujeres, que abusó de ocho mujeres y que de esas ocho, yo estaba incluida ahí y que se acuerda muy bien de mí…" (Víctima de violación del estado de Oaxaca. agosto de 2011).
NOTAS:
[1] Aunque pareciera una contradicción, considero que no todos los materiales pornográficos atentan contra las imágenes de las mujeres, si bien es cierto, que la inmensa mayoría de dichos materiales muestran retratos o representaciones de subordinación femenina. Como ya lo había señalado en Esclavitud sexual y pánico moral en la ciudad de Oaxaca , véase: www.mujeresnet.info/2011/09/esclavitud-sexual-panico-moral.html . “La pornografía, en la mayoría de los casos, antecede a la demanda de la prostitución. Es en los cuerpos de las prostitutas donde se materializan las fantasías abstraídas de las imágenes pornográficas. [ … ] Debemos considerar que en reservados casos, cuando hay reflexión crítica en el consumo de la pornografía, ésta puede considerarse un vehículo de educación sexual no nocivo para las imágenes, identidades y subjetividades de las mujeres.” Por mi parte, el debate de la pornografía continúa en construcción, aunque, anticipadamente me pronuncio en contra de la realización y de producción de actos o material pornográficos no decididos voluntariamente, habrá que someter a juicio que la cuestión del ejercicio de las actrices y actores de la industria del porno tienen como precedente un entrenamiento sexual, la mayoría de las veces, obligado o inducido sutilmente. Asimismo, coincido con muchas feministas en que la “elección u opción” de dedicarse al comercio sexual tiene orígenes estructurales en la pobreza y la ignorancia, las cuales limitan la verdadera elección o disposición para dedicarse y consagrarse a estas actividades. También podríamos incluir las representaciones sociales (imaginarias) de los “cuerpos pecaminosos” construidas a partir del origen étnico/racial que endosan, mayoritariamente, a las personas no caucásicas (de origen negroide o latinoamericano) hipersexualidad, exotismo, tentación, promiscuidad y pecado, con la reserva pertinente de caer en un juicio moralino, racial-anticientífico.
[2] Este tipo de violencia sexual representa una forma relativamente advertida de violación, debido a que las personas migrantes en sus comunidades de origen están previamente avisadas, informadas, se les indican los riesgos de violación que pueden sufrir en su tránsito o destino y toman las medidas precautorias para evitar embarazos, fundamentalmente. Esta consideración alude a la obligación o imposición de las relaciones sexuales por parte de los polleros o pasadores, compañeros transmigrantes y autoridades migratorias a cambio de supuesta protección y como medio de corrupción. Por supuesto, esto no quiere decir que estén de acuerdo en ser violadas. Esto implicaría considerar a las mujeres o a cualquier persona como provocadoras intencionales del deseo sexual y de la supuesta necesidad biológica de la satisfacción sexual de los violadores, de la invitación a ser sometidas sexualmente, etc.
[3] Excluyo la circuncisión por motivos de salud. Pero la escisión del prepucio con fines rituales continúo sometiéndola a debate.
[4] Dejo fuera algunos actos que tradicionalmente se establecen como violencia sexual por la violación u omisión de los derechos sexuales y reproductivos, a propósito de la unión simbólica, real e indefectible de la sexualidad con la reproducción.
[5] De acuerdo con Julia Monárrez, en su tipología de feminicidios y asesinatos de mujeres, en ésta clase de crimen las mujeres no sólo son asesinadas por ser mujeres sino por ser mujeres en prostitución y trabajar en los lugares estigmatizados. Monárrez expresa que generalmente se dice, entre los elementos de análisis del feminicidio, que la violencia sexual tiene que ver para las mujeres solamente con la penetración, con actos sexualmente penetrativos. “Las autoridades dicen: no, es que como no fue violada, no fue un feminicidio, solamente las mujeres que son violadas son un feminicidio. Las otras no.” Conferencia: El feminicidio. 17 noviembre de 2010, dictada en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. Oaxaca, Oax. México.
[6] La violación perpetrada por las mujeres posee como única característica diferente que al no ostentar pene emplean otros medios como la penetración digital o de otros objetos o todas las demás formas de abuso del cuerpo de las víctimas.
[7] Lagarde en su obra incluye la siguiente nota al pie de página: “La concepción feminista sobre la violación constituye una aproximación veraz a los hechos: el problema se centra en el poder, en el abuso, y en la irrupción erótica (mal llamada sexual), violenta, atentatoria de la integridad (no física, no sexual, erótica: total) de la persona. Por lo demás, se plantea la violación como un grado mayor de la violencia patriarcal generalizada a las mujeres. Por ejemplo, Sau (1981: 233-234. Un diccionario ideológico feminista. Icaria, Barcelona) considera que [ … ] “el violador, actúa sobre la mujer víctima elegida para ejercer sobre ella, por medio de la fuerza física o de la coerción, el poder sexista que el resto de los hombres tiene extendido, además de al cuerpo físico de la mujer, a todas las áreas de la actividad humana femenina… El violador no intenta ni pretende justificar su violencia sobre la mujer como suelen hacer los demás hombres en la permanente violación de los derechos humanos femeninos de que la hace víctima en la sociedad masculina”. Sólo indico que, en efecto, la mayoría de los violadores son hombres, pero no la totalidad. Hay violencia erótica (patriarcal) perpetrada por mujeres en diversas situaciones; por ejemplo, por aquellas que tienen bajo su custodia a otras mujeres en instituciones totales: hospitales, cárceles, asilos.”
Bibliografía:
Estudio a fondo sobre todas las formas de violencia contra la mujer. Informe del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, Nueva York, 2006 , en: http://www.un.org/womenwatch/daw/vaw/publications/Spanish%20study.pdf
Friedman, David M. Una historia cultural del Pene . Editorial Océano. México, 2010.
Greer, Germaine. La femme eunuque . Laffont. París, 1970. (Cita de Ti-Grace Atkinson, p. 218).
Lagarde, Marcela. Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas . Universidad Nacional Autónoma de México. Colección Posgrado. México, [ 1990 ] 2003.
Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Comisión de Equidad y Género. H. Cámara de Diputados LX Legislatura. México, 2009.
Lipovetsky, Gilles. La tercera mujer . Anagrama. Colección Argumentos. Barcelona, 1999.
Morgan, Robin. Theory and Practice: Pornography and Rape en Going Too Far: the Personal Chronicle of a Feminist.
Restrepo, Alejandra y Ximena Bustamante. 10 Encuentros feministas latinoamericanos y del Caribe. Apuntes para una historia en movimiento . Comité Impulsor XI Encuentro Feminista. México, 2009.
Serret, Estela. Discriminación de género. Las inconsecuencias de la democracia . Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. Serie Cuadernos de la Igualdad No. 6. México, 2008.
http://www.buenastareas.com/ensayos/Teoria-De-La-Atraccion-a-La/2804906.html