NOVIEMBRE 2017

Desapariciones e incertidumbre

De acuerdo con las reflexiones de Adiel Martínez, el trato que el Estado y los medios de comunicación dan a los casos de jóvenes desaparecidas apunta a la imposición de valores patriarcales para frenar la participación de las mujeres en distintos ámbitos sociales.

Si usted camina por las calles de los barrios de la Ciudad de México y del Área Metropolitana podrá observar, tanto en bardas como en postes, un incremento en la publicación de los boletines de búsqueda que emite la dependencia encargada de atender las situaciones de personas extraviadas y desaparecidas. Lamentablemente el número de mujeres es mayor en proporción al de los varones. Al mismo tiempo el número de adolescentes es mayor al de mujeres adultas y adultas mayores.

En las redes sociales es posible difundir la misma información, asumiendo que el alcance de estas es mayor al de los boletines impresos y colocados en las localidades donde se extraviaron las personas. En algunas ocasiones se emiten comunicados que avisan de la localización de las desaparecidas. Pero las más de las veces se deja en suspenso la situación de las extraviadas. Solo cuando se localizó a la mujer muerta víctima de un delito es que hacen su aparición los medios y crean toda una serie de notas informativas llenas de dramatismo y manipulación.

¿Cuál es la finalidad de emitir por un lado una información tan escueta y por el otro llevar solo el desenlace fatal de las mujeres al dramatismo y la manipulación? Considero que la intención es crear un dispositivo discursivo de control para regular las conductas femeninas y mantener el dominio masculino en auge. Es actualizar el relato de la Caperucita Roja adaptándolo a las condiciones de modernidad de las comunidades actuales.

Si usted recuerda el cuento infantil e interpreta las metáforas que contiene entenderá que la función reguladora que cumplía era mantener a las infantes resguardadas en el espacio doméstico, con su moral intacta y su conciencia limpia. Pero las realidades de la modernidad han rebasado el poder de la ficción literaria. Las incursiones de las mujeres a los distintos campos sociales y culturales les han permitido derrumbar dichas mitificaciones y crear unas nuevas que les otorgan mayor libertad y equidad en su representación.

¿Qué hace el sistema patriarcal ante esto? Pues servirse de los nuevos discursos, más impactantes y efectivos para amenazar a toda la sociedad, en especial a las mujeres, creando incertidumbre. Para ello no hay mejor recurso que la nota roja y el amarillismo periodístico. Recordemos el caso de la joven Mara desaparecida en Puebla. De cómo los medios permitieron las expresiones misóginas de algunos hombres que recalcaban que lo sucedido a la joven era consecuencia de su vida nocturna, de consumir alcohol y salir sola.

Para el caso de los boletines de búsqueda y su difusión en las redes sociales, me parece que el recurso es el de la construcción de un estereotipo de la adolescente desaparecida. Esto porque me he percatado que la mayoría de las fotos publicadas las toman precisamente de los perfiles de las redes sociales, donde las adolescentes posan, sonríen o mandan besos a la cámara. ¿No estaría implícita la idea de que por dicha conducta expresada en la foto, provocó la joven su desaparición?

La construcción de la incertidumbre también es resultado de la omisión de los resultados de las investigaciones. De focalizar en un solo punto geográfico la manifestación del fenómeno. Así como de manipular la información para convertir todos los casos con desenlace mortal en feminicidios y con ello elevar su cantidad.

Si bien es cierto que la violencia de género, las desapariciones forzadas y los feminicidios son fenómenos que deben tener toda nuestra atención para hacerlos visibles, prevenirlos y evitarlos, también es necesario identificar la posibilidad que tiene de manipularse la información con respecto a dichos fenómenos como dispositivos discursivos de control hacia las mujeres por los derechos y libertades que han ganado.