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Pandroginia: tecnología médica y nuevas estéticas corporales




Foto: www.genesisbreyerporridge.com


Por Matilde Margarita Domínguez Cornejo
Estudiante de Doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades en la Universidad Autónoma de México sede Cujimalpa, tiene Maestría en Estudios Culturales con el tema de tesis "Cuerpos en tránsito: la construcción del cuerpo de un grupo de transexuales en Tijuana" en El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana, B.C. Actualmente se desempeña como docente en materias como sociología y antropología. Además ha participado en congresos, coloquios y seminarios nacionales e internacionales en torno a las temáticas de género, sexualidad, identidad y trans.

La autora aborda el tema de la pandroginia, como la trasformación de cuerpos por medio de cirugías estéticas con el propósito de crear un nuevo ser.

This is what we felt was at least symbolically represented in the pandrogene: the commitment to absolute change, for the greater good and for the individual good. It's the whole thing: change the means of perception and you change the world ( Genesis Breyer P-Orridge, 2011).

De cómo surge la idea

La siguiente reflexión surge de la propuesta artística de Genesis Breyer P-Orridge y su esposa Lady Jane que consiste en transformar su cuerpo para hacerlos iguales con el fin de llegar a una comunión como pareja, es decir, a una pandroginia. Cuando vi el documental The ballad of Genesis and Lady Jane por primera vez estaba realizando trabajo de campo con personas que se asumían como transexuales en Tijuana, Baja California y exploraba las prácticas corporales a las que se sometían para modificar sus cuerpos. Recuerdo que en aquel momento, después de escuchar algunas historias sobre cómo inyectarse aceite vegetal, silicón industrial y hormonas, veía las siluetas de las mujeres trans y las comparaba con las de algunas artistas que se habían sometido a tratamientos estéticos y no me parecían diferentes. En realidad sus cuerpos, moldeados por horas de quirófano, eran casi idénticos, no existía mucha diferencia entre una persona que había cambiado de sexo/género a una mujer y se hubiese sometido a otros tratamientos estéticos.

Así que cuando vi la propuesta de Genesis Breyer P-Orridge y Lady Jane pensé en cómo influye la tecnología, entendida como un dispositivo de poder que controla, configura y crea cuerpos de acuerdo a las convenciones culturales de género y a las condiciones materiales de existencia que impone el capitalismo tardío, en la creación de nuevas figuras y estéticas corporales. Es decir, existen representaciones de cómo debe ser un cuerpo femenino y masculino de las cuales surgen un sinfín de métodos estéticos para moldear la figura de acuerdo a la imagen deseada, a la moda y al consumo. Sin embargo, el acceso a dichos tratamientos es diferenciado, desencadenando que muchas personas que no cuentan con recursos económicos acudan a gente no especializada para modificar sus cuerpos. Esto, la más de las veces, en vez de crear cuerpos estéticos de acuerdo con el ideal de belleza causan deformaciones, problemas de salud y estéticas que no concuerdan con la imagen que las personas deseaban, así, surgen una serie de cuerpos deformados, sean trans o no, que no se puede reconocer a que género pertenecen, son tan iguales entre sí, que pareciera que existe una nueva forma de corporalidad. De ahí que la presente ponencia sea una reflexión que traslapa esta idea artística a lo que sucede con la intervención de la tecnología en el cuerpo.

La era del capitalismo farmacopornográfico

En busca de comprender cómo influye la tecnología en la creación de nuevas corporalidades considero pertinente realizar un recorrido por el estado actual del sistema capitalista y los cambios que ha habido en cuanto a la producción del cuerpo en mercancía. Últimamente se habla de la revolución tecnológica como un triunfo del hombre sobre la naturaleza, las nuevas tecnologías dictan el ritmo de vida en la actualidad, sobre todo el internet que ha roto la frontera del tiempo y espacio, impactando de forma diferenciada a todos los habitantes del planeta, puesto que no todos tienen el mismo acceso a la tecnología.

Esta revolución tecnológica que se inició después de la Segunda Guerra Mundial ha ido acompañada de una revolución ideológica que gira en torno a cómo explotar los placeres del cuerpo para generar ganancias. Es decir, se empiezan a crear los artefactos tecnológicos para controlar el cuerpo, se sintetizan por primera vez las hormonas, se crean las técnicas para cambiar de sexo/género, se sintetiza el prozac, el viagra, el internet, el software, hardware y la industria pornográfica, todo esto a la par de revoluciones sociales como el feminismo, la lucha, los movimientos de las minorías sexuales y raciales (Preciado, 2008). Para Preciado (2010), de ahí, surge un nuevo capitalismo farmacopornográfico refiriéndose a "un nuevo régimen del control del cuerpo y de producción de la subjetividad que emerge tras la Segunda Guerra Mundial, con la aparición de nuevos materiales sintéticos para el consumo y la reconstrucción corporal (como los plásticos y la silicona), la comercialización farmacológica de sustancias endocrinas para separar heterosexualidad y reproducción (como la píldora anticonceptiva, inventada en 1947) y la transformación de la pornografía en la cultura de masas" (Preciado, 2010 :112-113). Este nuevo capitalismo construye subjetividades por medio de la constante modificación corporal a través de intervenciones quirúrgicas, consumo de drogas y hormonas. Así se forma una biopolítica [1] que regula el cuerpo por medio de convertirlo en mercancía dentro de la industria del consumo de masas que impone formas y estéticas de ser hombre y mujer. A estas se les llama tecnologías de género que están basadas en los discursos institucionales que tienen el poder de "controlar el campo de significación social y entonces producir, promover e 'implantar' representaciones de género" (De Lareutis, 1996: 25), además, actúan a través de técnicas como los medios de comunicación, como el internet, la televisión, revistas, cine, entre otros, para transmitir, por medio de representaciones, formas, figuras, maneras de ser hombres masculinos y mujeres femeninas generando toda una empresa para modificar cuerpos de acuerdo a los estándares hegemónicos de belleza. Pero también ha dado lugar a otros fenómenos cómo la reapropiación de la tecnología para la creación de nuevas corporalidades que escapan de las formas de control biopolítico. Una de estas formas, a la que me referiré en el siguiente apartado, es la pandroginia.

Pandroginia: la creación de un nuevo ser

Como dije, Genesis Breyer P-Orridge [2] y su esposa Lady Jane, iniciaron un proyecto artístico que denominaron pandroginia. El propósito era modificar sus cuerpos por medio de hormonas, cirugías estéticas, performance e indumentaria corporal (pelucas, maquillaje, ropa, entre otros) para crear un nuevo ser, es decir, buscaban que sus cuerpos fueran iguales para crear uno nuevo que los uniera para siempre. Según ellos la unión o unificación de dos opuestos, mujer y hombre, trascenderían las fronteras del mundo binario desestabilizando el mundo social. Para ellos el que sus cuerpos fueran iguales era la unión de dos personas convirtiéndose en uno, puesto que habían decidido no tener hijos, creían que transformando su cuerpo podría emerger otro para demostrar el amor que se profesaban.

Retomando la idea de William Burroughs y Brion Gysin en su libro The Third Mind donde proponen, mediante la técnica del cut-up [3], crear un nuevo texto no como una colaboración sino como la creación de uno nuevo. De igual forma Genesis Breyer P-Orridge y Lady Jane, cortaron, pegaron y reconstruyeron su cuerpo y crearon un tercero. Pensaron que reconstruyéndose a ellos mismos podían crear una nueva identidad, una tercera identidad que nombraron pandroginia. En este sentido buscaban crear un tercer ser que corrompiera el sistema social binario basados en la idea de que tenemos la capacidad de reconstruirnos a nosotros mismos y crear nuevos estados de percepción por medio de la tecnología (Foto 1).

Foto 1. Genesis Breyer P-Orridge y Lady Jane. Fuente: www.genesisbreyerporridge.com

 

La propuesta artística de Genesis Breyer P-Orridge y Lady Jane los llevó a modificar su cuerpo creando una nueva estética corporal que denominaron pandroginia. Sin embargo el proyecto emprendido por ambos llegó a su fin cuando Lady Jane murió en el 2007 y, aunque Genesis Breyer P-Orridge sigue con sus modificaciones corporales, el proyecto quedó inconcluso.

Cuerpos residuales

Retomando la propuesta artística de Genesis Breyer P-Orridge y Lady Jane de la padroginia quisiera referirme al fenómeno actual de las cirugías estéticas. En la actualidad cada vez más mujeres, y en gran medida hombres, recurren a tratamientos estéticos para mejorar su apariencia física y tener una figura como lo dicta la industria del design. [4] Que cada vez más propone distintos ideales de belleza reproduciendo las diferencias de género, clase social y raza, es decir, no todos los cuerpos son bellos y dignos de mirarse. En este sentido las personas que más recurren a tratamientos estéticos son las que escapan del marco de inteligibilidad de un cuerpo perfecto y de los ideales de belleza. Dichos ideales de belleza son en gran medida dictadas por características anglosajonas, la extrema delgadez, las facciones gráciles, cinturas ceñidas, busto y caderas prominentes, labios carnosos, entre otras características.

Por ello muchas personas transforman su cuerpo para tener las características físicas que son más valoradas socialmente y dan éxito en la vida. Por ejemplo, muchas mujeres dicen haberse sometido a tratamientos quirúrgicos y estéticos porque su apariencia no era la correcta para la imagen de ciertas compañías donde buscaban trabajo (Guerrero, 2010). Además de que ciertas formas del cuerpo se ponen de moda provocando que miles de personas acudan a realizarse una rinoplastia para tener una nariz como la de la artista del momento o colágeno en los labios para tenerlos carnosos. Así hay cientos de cuerpos de mujeres muy parecidos entre sí puesto que finalmente siguen un ideal de belleza que es el mismo para todas. Aunque aún es poco estudiado cuantos hombres se someten a tratamientos estéticos, es bien sabido que cada vez más someten sus cuerpos a modificaciones corporales para conseguir la figura ideal.

Cuando analizamos las figuras de algunas actrices vemos que sus rasgos y siluetas son en suma parecidos independientemente del color de piel, lo que quiero decir es que la tecnológica cosmética crea cuerpos muy parecidos entre sí, es decir, moldea cuerpos para que sean iguales, es como si creara una tipografía corporal. Que se inscribe en cuerpos de hombres, mujeres y trans para hacerlos a la medida y semejanza del capitalismo farmacopornográfico que impone formas y figuras masculinas y femeninas. Esta tipografía corporal no solo construye cuerpos sino también subjetividades, pues por medio de la transformación corporal las personas se reconstruyen a ellas mismas, de tal manera que la identidad "opera como un scrip, una narración, una ficción performativa en la que el cuerpo es al mismo tiempo el argumento y personaje principal" (Preciado, 2007:30), un ejemplo de esto, es el caso de Michael Jackson que cambió hasta su color de piel. Estos cuerpos reconstruidos por la tecnología, sobre todo el rostro, se vuelven más andróginos de tal suerte que si no fuera por el maquillaje y el vestuario no podríamos distinguir el género de las personas.

Aunado a estas tipografías corporales que construyen cuerpos iguales se encuentra las deformaciones que causan los procedimientos mal hechos o las sustancias nocivas para la salud. Pues a la par que ha crecido la industria de la cirugía plástica también han crecido los remedios mágicos para bajar de peso, los charlatanes que inyectan otras sustancias y otros tratamientos que no son propiamente médicos. Estos son especialmente usados por las personas que no tienen recursos económicos para pagar los costosos tratamientos estéticos ocasionando la mayoría de las veces malformaciones, problemas de salud o incluso la muerte. Un ejemplo de esto es la cara de Lyn May [5] que a edad temprana acudió a inyectarse botox [6] pero le suministraron aceite de cocina deformándole el rostro, como ella existen un sinfín de casos en donde las personas que buscaban la belleza terminaron totalmente desfiguradas. Esto se aprecia en distintas partes del cuerpo, por ejemplo, en los glúteos muchas veces en vez de inyectarse botox les inyectan aceite vegetal o silicón industrial provocando el endurecimiento del tejido de tal forma que se ve con bolas (Foto 2).

Foto 2. Lyn May. Fuente: Noticiahombresmujeresfotosvideos.blogspot.mx

 

Estas prácticas más que lograr cuerpos normalizados de acuerdo al dictamen de la cultura de masas, aparecen como corporalidades residuales, anómalas o aberraciones que no lograron una apariencia estética exitosa. Así, quedan flotando en los intersticios de la belleza formando nuevas estéticas corporales donde se desdibujan algunos atributos que se asocian a la feminidad y masculinidad, generando cuerpos abyectos en donde conviven características ambiguas. Lo abyecto es aquello irreconocible para los discursos hegemónicos y que sería lo no humano, pues "la marca de género aparece para que los cuerpos puedan considerarse cuerpos humanos (...) las figuras corporales que no caben en ninguno de los dos géneros caen fuera de lo humano y, de hecho, constituyen el campo de lo deshumanizado y lo abyecto contra lo cual se constituye en sí lo humano" (Butler, 2001: 142). Así lo abyecto aparece como lo otro, es decir, estos cuerpos son los cuerpos otros que reafirman el sistema cultural de la obsesión de la belleza, a la vez, que invitan a pensar la creación de un nuevo ser al más puro estilo de la pandroginia. Aunque las personas no hacen una apuesta política como Genesis Breyer P-Orridge y Lady Jane si aparecen como deformidades y errores de la tecnología y proponen una forma nueva forma de corporalidad donde se desdibujan ciertos atributos de género para formar una nueva entidad.

A manera de conclusión

Por último me gustaría apuntar en esta breve reflexión que en la actualidad vemos un desmedido interés por la modificación corporal dentro de los estándares de la belleza pero también cada vez más personas acuden a realizarse tatuajes, perforaciones y escoriaciones en busca de reconstruir su cuerpo para expresar su identidad. En este sentido, considero que ante esa obsesión por el cuerpo debemos preguntarnos ¿qué nuevas corporalidades se están formando?, ¿cómo actúa el género, la clase social, etnia y raza en la formación de nuevas corporalidades?, ¿de qué forma se reapropian de la tecnología para crear nuevas corporalidades insurrectas a los sistemas de control de género, raza y clase social? Pienso que ahora más que nunca las personas buscan de alguna manera exaltar su identidad, hacerla única y acorde a los ideales de belleza mediante la reconstrucción de sus cuerpo sin importar si en ese devenir llega la muerte o la deformación. De esta forma estamos ante un nuevo panorama de control social en donde ya no sólo se trata de someter a las personas a un régimen disciplinario sino se trata de controlar, por medio de la modificación corporal, para crear figuras idénticas originando tipografías corporales a manera de scrip. Aunque en esto se tengan que deformar cuerpos como todas aquellas personas que sus modificaciones corporales no fueron exitosas, creando una pandroginia, es decir, un nuevo tipo de corporalidad que desdibuja los binarismos de género.

 

Bibliografía

Butler, Judith, 2001, El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad, México, Paidós/ UNAM/ PUEG.
De Lauretis, Teresa, 1996, "La tecnología de Género", en María Echaniz Sans (Trad.), Diferencias, etapas de un comino a través del feminismo, España, Cuadernos inacabados-Horas y Horas, pp. 33-69
Foucault, Michel, 2009, Vigilar y castigar: el nacimiento de la prisión, México, D.F., Siglo XXI.
Guerrero Zavala María Fernanda, 2010, Experiencia plástica estética. Género y poder: tinturas que colorean los cuerpos modificados quirúrgicamente de seis mujeres mexicanas, Tesis presentada para obtener el grado de Maestra en Estudios de Género, COLMEX; México
Le Breton, David, 2007. Adiós al cuerpo. Una teoría del cuerpo en el extremo contemporáneo, Ed. La Cifra, México, pp. 17-56
Losier Marie, [documental] 2011, The ballad of Genesis and Lady Jane, Francia , Adopt Films
Preciado, Beatriz, 2007, "La invención del género, o el tecnocordero que devora a los lobos2 en Conversaciones feministas. Biopolítica , Buenos Aires, Edición dirigida por Ají de pollo, p.p. 15-38
---------------------- 2008, Testo Yonki , Madrid, Espasa Calpe.
---------------------- 2010, Pornotopía. Arquitectura y sexualidad en playboy durante la guerra fría , Barcelona, Anagrama
Rushkoff Douglas (2011) "In conversation with Genesis Breyer P-orridge" en Believer, consultada el 30 de Julio del 2013 en http://www.believermag.com/exclusives/?read=interview_p-orridge_rushkoff

Notas:

[1] Foucault define la biopolítica como el ejercicio de poder y control sobre los cuerpos de los sujetos para hacerlos útiles y obe dientes, donde ya no se tiene que ejercer un control por medio del castigo, sino por medio de la vigilancia y la interiorización de las estructuras de poder (Foucault, 2009).
[2] Genesis Breyer P-Orridge es un artista multifacético reconocido por ser creador la música industrial dentro del colectivo Throbbing Gristle y posteriormente con Psychic TV a finales de los años setentas.
[3] La técnica de cut-up es una técnica literaria creada por Brion Gysin y William Burroughs en donde aleatoriamente se corta, se pega y se reorganiza un texto creando uno nuevo.
[4] Le Breton utiliza el término en inglés design, en español diseño, para conceptualizar la industria de la moda en la sociedad occidental capitalista (Le Breton, 2007).
[5] Es una actriz, bailarina exótica y acróbata mexicana de ascendencia china que en los años setentas era una figura del cine de ficheras mexicano.
[6] La toxina botulínica es un es una neurotoxina elaborada por una bacteria denominada Clostridium botulinum y se utiliza para crear parálisis facial y desaparecer las arrugas del rostro.






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