2018 Artículos Edición Noviembre'18 María del Socorro Martínez Cervantes María Esther Espinosa Calderón 

La pugna que no cesa: 25 de Noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Foto: Dulce Miranda/MujeresNet

Por María Esther Espinosa Calderón y María del Socorro Martínez Cervantes

 


La violencia de género, con dimensiones ya de una pandemia, es visibilizada a nivel mundial cada 25 de noviembre, explican las autoras. Esta fecha es el punto de partida además, de los 16 días de activismo. Este año la campaña es ‘Pinta el mundo de naranja: #EscúchameTambién’.



El 25 de noviembre se conmemora por vigésima quinta ocasión, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, instaurado hace apenas un cuarto de siglo por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el propósito de resaltar la existencia universal de dicha problemática que a todas luces lacera los derechos humanos del segmento mayoritario de la población del mundo: las mujeres.

La violencia no es específicamente de una región o país, sino de muchas, si es que no lo es de todas las naciones del mundo, ya que al parecer, desde las más pobres y rezagadas, hasta las más potentes del primer mundo, ninguna escapa a este agravio de género, aunque las causas sean distintas y multifactoriales.

El propósito de instaurar estas conmemoraciones, como lo revelan las resoluciones de la Asamblea General de este organismo internacional, es sensibilizar y concientizar, como si no bastara el dolor humano de siglos de humillación y sometimiento -seguramente más brutal y acallado cuanto más remotos hayan sido los tiempos-  desde que el menosprecio hacia las mujeres ha pasado de la normalización e indiferencia generalizada a la queja e inconformidad aislada y a las rebeliones insospechadas de algunas en busca de una mejor condición para las mujeres.

¿A quiénes pretende concientizar esta fecha conmemorativa de la ONU? ¿A los hombres, a las instituciones, a sus gobernantes o a toda la policromía social, incluyendo a las propias mujeres?

Al parecer, sí, a la humanidad entera y el llamado es para todas y todos los actores sociales que son parte actuante del problema, cuya médula hay que desmenuzar para entender, analizar y discutir a fin de presionar a los gobiernos y estados para que tomen medidas para su atención y solución en los diversos continentes y por supuesto, en nuestro país y todas las entidades que lo conforman.

Una tarea nada fácil que comenzó quizá desde el mismo surgimiento de la humanidad en una confrontación de fuerzas, de poder y de control, pero que al mismo tiempo, hoy en día, en pleno siglo XXI, se asoma como una tímida y frágil puberta que proclama la erradicación de cualquiera de las formas de violencia que se ejercen contra las mujeres, entiéndase física, verbal, psicológica; acoso, trata, explotación o cualquier otra.

Y es que la inequidad en cualquier ámbito es una forma de violencia. Mientras no se erradique una, seguirá existiendo la otra y viceversa.

Visto por una parte, los diversos tratados, leyes, decretos y conmemoraciones como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, parecen apenas modestas incursiones en la jovencísima lucha social para la erradicación de la violencia contra las mujeres; pero desde otra perspectiva y con todo el dolor de lo que eso ha costado a las mujeres de la Tierra, es hoy por hoy, también un recorrido titánico y al mismo tiempo, de logros en ciernes a los que les falta mucho camino para madurar y robustecerse en la perspectiva y acción transformadora de lo que esbozamos como la defensa, protección y garantía de los derechos igualitarios para mujeres y hombres, sin condiciones raciales, territoriales, socioeconómicas y políticas, ni restricciones de edad, educación, cultura, estado civil, y un sinfín de etcéteras que puedan coexistir sin visos de violencia. Y es que la inequidad en cualquier ámbito es una forma de violencia. Mientras no se erradique una, seguirá existiendo la otra y viceversa.

Así pues, la tarea de erradicar la violencia, vista ontológicamente, está comenzando y no hay que aflojar el paso. La historia y los antepasados nos dicen que las transformaciones cualitativas y cuantitativas son paulatinas y a veces imperceptibles hasta que se produce el cambio tras una larga y anhelada espera, pero nunca, aguardando pasivamente, sino resistiendo e insistiendo.

La instauración de estas celebraciones a nivel mundial -dice la ONU- son una manera de empujar a la opinión pública a que realice sistemáticamente acciones en torno a ello y mantenga viva la exigencia de combatir dicho mal en las sociedades, puntualizando los aspectos que más preocupan del problema en cuestión, lo cual, sin duda es muy loable en tanto da visibilidad al problema y hace patente la urgencia de su resolución en medio de feminicidios, explotación sexual, acoso laboral, trata de personas y  secuestros. “A nivel mundial se calcula que tres de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia basada en género, es decir, cuya razón y forma se encuentran en el hecho de ser mujeres. En México, este número asciende a siete de cada 10 y cada día se registran siete feminicidios.”[1]

“Esta expresión máxima de violencia continúa a pesar de que existen leyes  en la materia, esto se debe a la impunidad y la falta de aplicación efectiva de estas. A Irinea Buendía le tomó seis años hacer justicia por el asesinato de su hija, pero su lucha sentó un precedente histórico para la persecución del feminicidio en México”.[2]

En el país, “se tienen registradas más de 8 mil 500 mujeres desaparecidas. Algunas madres y padres las buscan igual en fosas clandestinas que en bares en la frontera por temor a que estén siendo víctimas de trata de personas. Las cifras normalmente no reflejan casos de mujeres y niñas jornaleras agrícolas, víctimas ignoradas de delitos como tráfico y explotación de personas.”[3]

…da visibilidad al problema y hace patente la urgencia de su resolución en medio de feminicidios, explotación sexual, acoso laboral, trata de personas y  secuestros.

Ser mujer en México se ha vuelto peligroso para su seguridad y su vida, pero si es niña el riesgo aumenta; el 13 de noviembre fue encontrado el cuerpo de una menor dentro de una maleta abandonada en la unidad Tlatelolco, agentes de la Procuraduría capitalina confirmaron que se trata de Ingrid Alison de 14 años, una adolescente que desapareció la noche anterior, quien salió de su casa a la papelería y ya no regresó.

Sin embrago, Alison no ha sido la única menor en los últimos días que desaparece y luego la encuentran muerta. O Cómo Ángela, nombre que le dieron a la pequeña, también abandonada en una maleta y de quien nunca reclamaron su cuerpo, o Lupita, la niña llamada calcetitas rojas, antes de saber quién era, cuyo cuerpecito golpeado y violado fue tirado en el Bordo de Xochiaca y que gracias a la periodista Verónica Villalvazo, mejor conocida como Frida Guerrera, se conoció su nombre y a sus feminicidas.

Desde 2009 y como parte de las acciones  de esta conmemoración, ONU Mujeres lanzó la campaña “Di NO. ÚNETE”, designando el 25 de cada mes como Día Naranja, para referirse a una iniciativa destinada a movilizar a la sociedad civil, activistas, gobiernos y junto con el Sistema de la ONU ampliar el impacto de la campaña del Secretario General, “ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres”. En las acciones realizadas se anima a las y los participantes a que lleven puesto algo de color naranja para mostrar solidaridad con la campaña, ya que el color simboliza un futuro mejor y un mundo libre de violencia contra mujeres y niñas.

El tema previsto para la campaña 2018 es “Pinta el mundo de naranja: #EscúchameTambién”, y como ha sucedido en ediciones anteriores, el 25 de noviembre marca el lanzamiento de los 16 días de activismo, que concluirán el 10 de diciembre 2018 coincidiendo con la observación del Día de los Derechos Humanos.

Se sabe que habrá múltiples actividades alrededor de esta campaña, entre las cuales se teñirán de naranja los edificios y monumentos más emblemáticos alrededor del mundo para recordar la necesidad de crear un futuro sin violencia de género, según dice el portal de la ONU.

El reto es mayúsculo para México, pues con avances y resistencias no se puede ocultar que el tema mismo de la violencia de género actualmente se reconoce que tiene dimensiones de una pandemia.

Fuentes:

[1] https://www.forbes.com.mx/feminicicios-y-el-monstruo-del-estado-mexicano/  Consultado el 13 de noviembre 2018.

[2] http://mexico.unwomen.org/es/noticias-y-eventos/articulos/2017/11/feature-prosecuting-femicide-in-mexico Consultado el 13 de noviembre 2018.

[3] https://www.forbes.com.mx/feminicicios-y-el-monstruo-del-estado-mexicano/ Consultado el 13 de noviembre 2018.

 



 

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