2018 Adiel Martínez Hernández Columnas Edición Noviembre'18 

El lamento masculino

Por Adiel Martínez Hernández


¿Qué hay detrás de los MGTOW y su convocatoria a hombres que han sido ‘víctimas’ del empoderamiento femenino? El autor nos acerca a este reciente movimiento masculino.



Entre los múltiples movimientos masculinos que han surgido en los recientes años, y que gracias a las redes sociales han conseguido permear con su pensamiento en una significativa comunidad de hombres, se encuentra el llamado MGTOW (men going to own way) que se traduce como los hombres que toman su propio camino. Dicho movimiento se distingue por convocar a aquellos hombres que han sido “víctimas” del empoderamiento femenino y advertir a los demás de la posibilidad de  sufrir el abuso de poder de parte de las mujeres.

Los miembros del MGTOW sostienen que su ideario o pensamiento tiene justificación por tres aspectos sociales que varios hombres han experimentado en su relacionamiento con las mujeres de los cuales han salido perjudicados. Uno es la disparidad legal, el otro la misandria mediática y el tercero la experiencia emocional individual. A los dos primeros le llaman el pilar objetivo y al último el pilar subjetivo.

En el aspecto legal, los hombres acusan a los legisladores de haber otorgado a las mujeres derechos de los cuales ellas toman ventaja por ejemplo, en la presunción de inocencia. Sostienen que cuando una mujer acusa a un hombre de algún delito éste, por su condición de género, es inmediatamente culpable. Sobre todo en los casos de violencia física y sexual. Por otro lado, para los casos de divorcio y custodia de los hijos, los MGTOW denuncian que en varios países occidentales las leyes han movido la balanza a favor de las mujeres, quedando en ambos casos en desventaja.

La misandria mediática la entienden como un desprestigio social que hacen los medios de comunicación hacia todo lo masculino. Sobrevalorando las características femeninas por sobre las masculinas. Haciendo una condena social a las conductas masculinas que ellos consideran esenciales para la construcción de la identidad de los hombres, como la fuerza física por ejemplo. También acusan a los medios, en especial a los noticieros, de invisibilizar los problemas masculinos, como la de los altos índices de mortandad masculina y los casos de hombres que sufren violencia de parte de las mujeres.

En cuanto a las experiencias personales, los MGTOW dicen que el empoderamiento femenino ha llevado a que las mujeres ya no asuman el mismo compromiso emocional que ellos expresan. Las mujeres se han vuelto más liberales y ya no reproducen los roles tradicionales en las relaciones sentimentales. En el ámbito sexual, las mujeres ya no aceptan el rol activo y de dominación de los hombres y si éstos lo manifiestan ellas pueden muy fácilmente acusarlos de abuso sexual o violación. Y por la disparidad legal y la misandria mediática ellos salen perdiendo.

Los MGTOW piden que no se les confunda con un movimiento político que luche por los derechos masculinos, pues ellos sólo piden el espacio público para manifestar sus experiencias como víctimas del feminismo. Su llamado es para que los hombres se den cuenta que las condiciones de género han cambiado y que son las mujeres las que gozan de una ventaja por dichos cambios. Así, el camino que les queda es el alejamiento, la huida de relaciones con mujeres empoderadas que suelen abusar de ese poder.

De los movimientos masculinos que he mencionado en esta columna, el del MGTOW es el que más me ha sorprendido. Ya que no sé cómo tomar su discurso, si como una ironía que intenta cuestionar la manera en que cierto feminismo ha exagerado su denuncia de los abusos del patriarcado, o como una vuelta de tuerca del machismo para poder seguir ejerciendo su control legal, social y emocional en las mujeres. Por la manera en que despotrican en contra de éstas en las redes sociales, estoy convencido que la segunda opción es la más posible.

Y es que lo que hace el MGTOW al creer que los hombres ahora son las víctimas de las mujeres es vestirse con piel de oveja, refugiándose en el lamento de que las cosas ya no son como antes, de aquellos tiempos en que su hegemonía masculina no se cuestionaba. Niegan por completo que en muchas regiones del mundo se siguen cometiendo abusos en contra del género femenino y que esto supera en mucho los casos en que los hombres han salido “perdiendo” en la batalla del género. Sobre todo en el tema de la violencia entre uno y otro.

Lo cierto es que si los MGTOW formaran grupos experienciales que les inculcaran, con perspectiva de género, nuevas estrategias para vincularse social, emocional y sexualmente con las mujeres aceptando las nuevas dinámicas sociales, dejarían a un lado la falsa victimización. Abandonarían esa romántica idea de que la mujer es la causante de todas sus desgracias y que su único camino es la eterna queja. Situación que dicha desde el discurso machista no es propia de los hombres.


 

 

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